/0/4913/coverbig.jpg?v=c79af2bc7acc22d4a6ab0c25b05ce72a)
Ella es una estudiante universitaria que intenta salvar a su hermana. Él es el prÃncipe de Estrea, que intenta salvar a su familia. Juntos, descubren el verdadero significado del amor y el sacrificio... La estudiante universitaria Ari Douglas y el explayboy y prÃncipe Grayson Pierse se descargan la misma aplicación de citas. ¿Lo que ella no sabe? Es que él busca algo de por vida. ¿Podrán dos corazones que se sacrifican por el bien de sus familias encontrar el amor en el otro? «Comprada por el prÃncipe multimillonario» es una historia creada por Theresa Oliver, autora de eGlobal Creative Publishing.
Al ver de quién se trataba, la estudiante universitaria de segundo año Ari Douglas respondió a su teléfono ni bien lo escuchó:
-¡Oye, mamá! ¿Qué pasa? ¿Quieres que te lleve algo a casa esta noche para cenar?
Ari normalmente se quedaba en su dormitorio en la Universidad de Nueva York y volvÃa a casa, a Queens, para visitar a su madre y a su hermana los fines de semana. Pero no lo habÃa hecho la última vez, asà que querÃa compensarlas.
-No te preocupes por eso ahora -respondió su madre. Su voz tenÃa un poco de filo, como cuando era niña y no querÃa preocuparla. Ari se detuvo en la acera del campus e inclinó la cabeza hacia el teléfono para escuchar.
-¿Qué pasa, mamá?
Su madre suspiró: -Ari, no es nada para preocuparse, pero Henley se desmayó hoy en la pista.
-¿Qué? -la voz de Ari subió varios tonos.
El atletismo era el deporte favorito de su hermana y, cuando no estaba en clase, se pasaba todo el tiempo practicando para las competencias. Cambió el teléfono de lugar, sacudiendo la cabeza: -¡SabÃa que un dÃa se iba a desmayar de tanto entrenar! ¿Está bien?
-Está bien -respondió su madre. Ari podÃa oÃr la sonrisa en su voz, siempre tratando de poner una fachada valiente-. La van a retener durante la noche mientras le hacen algunas pruebas, pero no hay nada de qué preocuparse.
Ari comenzó a caminar hacia su dormitorio mientras declaraba: -Ahora mismo voy. ¿En qué habitación está?
Escuchó y memorizó la información mientras aceleraba el paso, teniendo que evitar correr. Cuando entró en su dormitorio, se despidió rápidamente de su madre y se marchó. Luego, sacó su bolsa de viaje y empezó a meter cosas en ella, empacando lo suficiente para unos cuantos dÃas, por si acaso.
-¿Dónde está el incendio? -preguntó Vickie. Vickie Thompson y ella se habÃan hecho muy amigas desde que se convirtieron en compañeras de piso en su primer año. Ahora, ambas eran estudiantes de segundo año y esperaban con ansias unos pocos años más de universidad. Ari habÃa pensado en hacer un máster, pero primero querÃa terminar la carrera de Escritura Creativa.
-Henley se derrumbó en la pista hoy -comentó Ari arrojando rápidamente las cosas de su cómoda sobre la cama.
Los ojos marrones chocolate de Vickie se abrieron de par en par, contrastando fuertemente con su salvaje pelo castaño claro y su piel de caramelo.
-¿Está bien?
Ari se encogió de hombros, sin aminorar el paso.
-Está en el hospital -respondió. Cerró la cremallera del bolsón y se la echó rápidamente al hombro-. Por favor, dile a mis profesores por qué no estaré en clase mañana. Les enviaré un mensaje cuando pueda -pidió. Se recogió el pelo largo y castaño y se hizo una cola de caballo, lo que solÃa hacer cuando tenÃa prisa.
Vickie la atrajo para darle un abrazo.
-Conduce con cuidado -recomendó. Luego se apartó para mirarla a los ojos-. Y no aceleres tanto.
Ari sonrió: -SÃ, mamá. -Unos minutos después, estaba en su Volkswagen Beetle, dirigiéndose a Queens, esperando que no fuera nada grave.
***
En el hospital, vio a su madre al otro lado de la habitación. Rápidamente cerró la brecha y la atrajo para abrazarla.
-¿Cómo está? -preguntó.
Cecille se apartó y la condujo a una silla cercana en la sala de espera mientras explicaba: -Como he dicho, probablemente no sea nada, pero el médico quiere hacer algunas pruebas.
Ari no querÃa preocupar a su madre más de lo que ya lo estaba, pero los médicos no se limitan a retener a la gente y a hacerle pruebas sin una buena razón.
-¿Dónde está ahora?
Su madre inclinó la cabeza hacia la puerta: -La tienen en la parte de atrás, haciendo pruebas. Luego la pondrán en una habitación.
Ari asintió, dejando escapar un profundo suspiro y su madre le dio un suave apretón en la mano: -No te preocupes a menos que tengamos algo de qué preocuparnos.
Ari le dedicó una débil sonrisa: -Sólo desearÃa que hubiera algo más que pudiera hacer.
Esperaron hasta la noche, por lo que parecieron dÃas pero sólo habÃan sido horas, cuando un médico atravesó las puertas: -¿Sra. Douglas?
-¡AquÃ! -Cecille levantó la mano.
Las cejas del médico se juntaron en señal de preocupación y sus labios formaron una lÃnea recta mientras cruzaba la habitación hacia ellas: -Vamos a la parte de atrás.
Su madre asintió, pero el corazón de Ari se hundió. No te llamaban a la parte de atrás para hablar en privado a menos que hubiera una buena razón. El médico les hizo entrar en una sala y cerró la puerta.
-¿Cómo está Henley? -preguntó Cecille, frunciendo el ceño.
El médico suspiró: -Bueno, las pruebas aún no son concluyentes, pero lo sabremos con seguridad cuando hagamos unas cuantas pruebas más.
-¿Qué creen que es? -preguntó Ari, incapaz de soportar el suspenso. Odiaba que los médicos dieran rodeos. Era mejor cuando iban directamente al grano.
-Leucemia -dijo el médico con rotundidad.
Los ojos de Cecille se abrieron de par en par: -¿Están seguros?
-No lo sabremos con seguridad hasta que se realicen las demás pruebas -repitió el médico, mirándoles con ojos apenados-. Pero, sÃ, me temo que sÃ.
Las lágrimas brotaron de los ojos de su madre, obviamente incapaz de hablar. Ari apretó la mano de su madre en señal de apoyo.
-¿Qué podemos hacer? -preguntó. El médico pasó la siguiente hora hablándoles de los tratamientos de quimioterapia y, eventualmente, de un trasplante de células madre después de que ella esté en remisión. Tanta información hizo que la cabeza de Ari diera vueltas.
Cuando el médico salió de la habitación, su madre la miró a los ojos y le dijo en voz baja: -Ari, no tengo ningún seguro médico...
Después de que su padre las abandonara seis años antes, su madre habÃa trabajado como camarera en un restaurante local. Aunque las propinas eran buenas, no habÃa beneficios adicionales. Y, por supuesto, no habÃa seguro médico.
-No te preocupes, mamá -consoló. Tiró de ella hacia su hombro-. Todo va a estar bien. Ya se nos ocurrirá algo.
Mientras las lágrimas de su madre caÃan sobre su camisa, Ari juró en silencio que harÃa lo que fuera necesario para ayudar a su hermana.
***
Ari se levantó y se estiró en medio de la noche, sin poder dormir.
-Mamá, voy a bajar a la cafeterÃa a por un café. ¿Quieres un poco?
Cecille negó con la cabeza: -No, cariño, pero gracias.
Ari levantó las cejas: -¿Estarás bien durante unos minutos?
-SÃ, por supuesto. Estaré bien -asintió su madre. Luego forzó una sonrisa-. ¡Oye! Se supone que yo debo cuidar de ti. No al revés.
Ari sonrió.
-Mamá, estamos juntas en esto -la consoló. La atrajo para darle un rápido abrazo-. Además, ya no tienes que protegerme. Ya no soy una niña.
Cecille se rió: -Cariño, hace tiempo que no eres una niña. Creo que naciste siendo una pequeña adulta.
Ari se rió y se dirigió a la cafeterÃa, preguntándose de dónde iba a sacar el dinero para los tratamientos de Henley. A falta de robar un banco, ninguno de ellos tenÃa mucho dinero. Entre las matrÃculas universitarias de ella y de Henley, no sobraba mucho. Ari hizo una nota mental para cancelar el resto de sus clases y dejar la escuela hasta que pudiera averiguar qué hacer a continuación.
Entonces empezó a pensar seriamente en robar un banco. PodÃa fingir que tenÃa una pistola y entrar. Eran los únicos que tenÃan el dinero que ella necesitaba...
Las ideas corrÃan por su mente y un plan comenzó a solidificarse mientras entraba en la cafeterÃa. Normalmente, no se le ocurrirÃa robar un banco, pero las situaciones extremas requieren medidas drásticas. Caminó por la fila de la cafeterÃa, pero todo era autoservicio a esa hora. Asà que se preparó una taza de café y se acercó a la cajera.
HabÃa unos cuantos lápices en una taza colocada delante de ella.
-¿Te importa si tomo uno prestado?
La cajera saludó y sonrió: -En absoluto.
Ari tomó una y una servilleta, y luego miró alrededor de la habitación; no habÃa nadie. Dejó escapar un suspiro de alivio, no estaba de humor para charlas ociosas. Después de pagar la cuenta, se sentó en una mesa de la esquina, fuera del camino, necesitando tiempo para pensar y planear.
Hizo una lista de todas las formas en que podÃa conseguir dinero. Robar un banco. Anotado. Pedir un préstamo. Anotado.
Después de mirar la servilleta por un momento, le dio la vuelta y empezó a trazar un plan para robar un banco, cuando una voz la sacó de su ensueño.
-Siento molestarle, pero ¿está este asiento ocupado?
Levantó la vista y suspiró, palmeando la servilleta para ocultar su trabajo. Era una enfermera de urgencias. Ari sacudió la cabeza y levantó la mano hacia la silla.
-Siéntese -suspiró-. Lo siento, pero me temo que no seré buena compañÃa esta noche.
La enfermera llevaba una etiqueta que decÃa «MELISSA». Tomó un sorbo de su café.
-Espero que no le moleste que diga esto, pero escuché lo que el doctor dijo antes en la sala de espera. Lo siento mucho.
Ari inclinó la cabeza hacia un lado: -Gracias, pero aún no ha terminado.
Las cejas de Melissa se levantaron, preocupadas.
-Bueno, no hagas nada estúpido. Algo aparecerá.
Ari tomó otro sorbo de su café: -Mira. Agradezco tu preocupación, pero nadie va a ayudar a una pobre universitaria sin seguro médico.
Melissa la miró a los ojos: -Espero que no sea cierto. No es asunto mÃo, pero ¿tienes alguna idea de cómo podrÃas reunir el dinero?
Ari sonrió: -¿Aparte de robar un banco? No.
-Bueno, no hagas eso -se rió Melissa, y luego se inclinó con una mirada conspirativa-. Tengo una idea.
Lacey Taregan, una mujer lobo de la Manada de Plata, está cansada de que su familia la trate mal, a pesar de ser una princesa de pertenecer a la familia real. Es una guerrera por derecho propio y anhela ser aceptada y respetada. Julien Grey es el Alfa de la Manada de la Cosecha Lunar. No es cualquier Alfa, sino que… el más poderoso del mundo. Tras haber sido decepcionado, opta por un matrimonio arreglado, uno que reforzará su alianza con la Manada de Plata. Dio su corazón una vez y no tiene intención de volver a darlo... nunca. Pero un encuentro fortuito con unos lobos salvajes podrÃa cambiarlo todo. ¿Aprenderán a llevarse bien por la manada, o lo perderán todo a manos de los salvajes, amenazando su existencia? En un choque de orgullo y poder, ¿podrán dos criaturas fuertes bajar la guardia y abrir sus corazones? «La compañera del Alfa» es una historia creada por Theresa Oliver, autora de eGlobal Creative Publishing.
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenÃa, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su paÃs de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos dÃas después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se habÃa robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Ibiza fue invitada a un evento importante de la empresa para la que trabaja y allà se encontró con una desafortunada situación. Sin que se dieran cuenta le suministraron un fuerte afrodisiaco, el cual la hizo pasar la noche con un hombre supuestamente desconocido. Sin embargo, aquel hombre resultó ser uno de los hijos de su jefe, pero todo se tornó complicado cuando producto de esa noche ella quedó embarazada. ¿Qué sucederá cuando un padre rechace a su bebé sin haber nacido y encima de eso pretende que lo aborten? Esa es una buena pregunta si resulta que años después regresas en busca de perdón para enmendar el error que jamás debió de haber sucedido.
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentÃa vacÃo, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarÃan sus caminos para siempre: él podrÃa vivir su vida como quiera, mientras ella podrÃa dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenÃa otros planes. "Cariño mÃo, estaba equivocado. ¿PodrÃas volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le habÃa regalado y respondió frÃamente: "Es demasiado tarde".
Cheryl, una huérfana ordinaria, logró casarse con el hombre más poderoso de la ciudad. Era perfecto en todos los sentidos, excepto en una cosa: no le gustaba ella. Tres años después de su matrimonio, finalmente quedó embarazada, en el mismo dÃa en que su esposo le entregó los papeles de divorcio. ParecÃa que se habÃa enamorado de otra mujer, y por alguna razón que ella desconocÃa, él creÃa que ella también se habÃa encaprichado de otro hombre. Justo cuando ella pensaba que su relación estaba llegando a su fin, él no querÃa que se fuera. La mujer ya estaba dispuesta a renunciar, pero él le confesó su amor. ¿Qué iba a hacer Cheryl en esta maraña del amor y del odio, mientras estaba embarazada?
En opinión de todos, William se habÃa casado con Renee bajo la presión. Ahora que su verdadero amor habÃa vuelto embarazada, no podÃan esperar a que abandonara a Renee. Sorprendentemente, Renee fue sincera sobre la situación: "Para ser franca, soy yo la que pide el divorcio todos los dÃas. Lo deseo incluso más que cualquiera de ustedes". Pero ellos ignoraron su comentario como un mÃsero intento de salvar las apariencias. Hasta que William hizo una declaración: "El divorcio está fuera de discusión. Cualquiera que difunda falsos rumores se enfrentará a consecuencias legales". Renee estaba confundida. ¿Qué planeaba hacer ahora este loco?