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Alexander R. Harrison Wright es un hombre guapo, rico, dueño de un gran imperio que esta condenado a muerte por una enfermeda incurable. Al darse cuenta de lo vacía que es su vida y como la a desperdicia en frivolidades, decide aprovecha su último año de vida cambiando todo incluso su manera de ser. Sorprendiendo al mundo y a si mismo cuando decide casarse con un bella joven pero de humilde origen que está embarazada de otro hombre. **** **** **** Kimberly Jones es una hermosa, dulce y tierna joven de veintidós años que trabaja como recepcionista y en ocasiones masajista en el HMH "Harrison Magnus Hotel". Su vida da un giro de más doscientos mil grados, cuando descubre que está embarazada de su ex-novio el cual la abandonó por una "fea adinerada" ósea una niña rica, mimada. Sin saber que hacer con su vida ni que hacer con el bebe que está esperando. Cae en la desperacio y en un momento de debilidad le cuenta sus penas a un completo extraño que le hace una propuesta muy peculiar. Casarse con ella y reconocer al bebe que ella espera. ¿A cambio de que? Según el extraño de absolutamente ¡Nada!
Alexander Pov.
Camine por hacia la cómoda donde se encontraba mis mejores reserva de whisky, en la penumbra de la noche y soledad se escuchaba el sonido de mis zapatos contra las losetas del suelo. Tome una copa de cristal saqué mi botella de Dalmore Selena de cincuenta y ocho años de edad. Solo existen treinta botellas de este whisky en el mundo, y yo tenia una de esa treinta 18.300 € costaba me había costado esta botella. Un precio que volvería a pagar encantado pues el sabor y aroma de este whisky era único. Era una mezcla entre: Lima, mandarina y pomelo con toques de bergamota mezclada con mermelada de ciruela, añejado en jerez de Matusalem, jengibre y especias, todo ello combinado para cautivar los sentidos. Tome un sorbo de la copa pero ahora el whiskey que tanto llegué a disfrutar no me satisfacía, pero aun así no dejaba de ser lujo y glamouroso como todo en mi vida.
Me senté con la copa en mano en silla de mi despacho y rescoste la espalda. Tomé otro sorbo y esperando que el efecto del alcohol pronto surgiera efecto y me llevase al sueño. Para no continuar contemplando el vacío que me rodeaba. Pero no podía evitar que la soledad me hiciera pensar en mi vida, en la vida que había llevado siempre.
¿Quien había sido yo?, casi sonreir por la ironía. ¿Quién era yo? la pregunta está ofendida. ¡Yo era Alexander R. Harrison Wright! Un canalla, ególatra, egoísta, ambicioso cuyo dinero vale mas que mi persona. Siempre he sido un canalla y no me arrepiento de serlo. He mentido, engañado y manipulado a mi antojo sin que me importaran las consecuencias. He destruido los sueños y reputaciones de otros, he traicionado a los que me han sido leales, he provocado dolor a aquellos que quisieron ayudarme. He jugado con las esperanzas de quienes pensaron que podían cambiar lo que soy.
Pero ahora todo es diferente...todo es diferente cuando tenemos la presencia de la muerte tan cerca. Y te das cuenta que has vivido una vida llena de frivolidades y de cosas sin en el menor valor. Te das cuenta de que está completamente solo en este mundo. Y que cuando mueras en tu funeral ninguna lágrima será verdaderamente genuina.
―Solo―pronuncie, y bebí nuevamente otro sorbo del whisky―estoy completamente solo.
Esa era mi realidad. Estaba solo en este mundo, no tenia familia, no tenia amigos, no tengo novia, ni siquiera un heredero al que dejarle toda mi fortuna. Y donar todo mi dinero a obras de beneficencias para que el gobierno se lo envolver no me daba la gana. No, no y no algo haría pero no esperaría que la muerte me llevase sin haber enmendado mi vida. O me dejaría de llamar Alexander Richard Harrison Wright.
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Los nervios me tenía con estrés, y no deja de cruzar los dedos para que las famosa dos rayitas color rosa no apareciese en la prueba de embarazo. No podía tener la mala suerte de estar embarazada Dios mío no. Yo no podía tener un bebé en este momento de mi vida, mi trabajo como recepcionista en el hotel donde trabajaba pendía de un hilo, tenía muchas deudas... debía pagar mi préstamo estudiantil, debía pagarle a Gale la renta de esto últimos dos mese. Además de que el padre de mi bebe me había dejado para irse detrás de "una fea adinerada" con la que me había sido infiel por más de seis mese y yo de idiota no me habia dado cuenta.
―Por favor Dios mio―rogue en voz alta―¡que salga negativa!,¡que salga negativa!―suplique mientras esperaba que pasase los cinco minutos mas eternos de mi vida.
Con miedo mire la prueba de embarazo para confirmar mis mayores temores. en la prueba había dos rayitas color rosa. Y eso solo significaba una cosa, ¡que estaba embarazada! Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos voluntariamente. ¿ahora que haría?¿cómo iba a mantener a este bebé?¿cómo saldría adelante si el canalla de su padre nos había abandonado?
―Dios mio ¿que voy hacer?―pregunte entre sollozo a la soledad―¿que voy hacer con mi vida?¿como voy a mantener a este bebé?―continúe haciéndole preguntas a la soledad sin obtener ninguna respuesta.―estoy sola―más lágrimas se deslizaban por mis mejillas―estoy completamente sola.
No sabia que hacer, me sentía perdida, confundida por esta situación que me sobrepasaba. Recurrir a Joshue seria una perdida de tiempo pues el muy canalla me había dejado para estar con una "fea adinerada" hija de papi que tenía todo el dinero del mundo. Pedirle ayuda a mi madre para que estuviese recriminando y agobiandome todo el tiempo eso nunca. Esa sería dos alternativas si decidía tener al bebé y ninguna era buena.
Entonces solo me quedaba la adopción o el aborto. Yo sabia que habia muchos niños que esperaba años que los adoptaran y pasaba muchas privaciones. Y el aborto...me daba miedo. Me daba miedo el dolor, y el castigo de Dios. Toda mi familia creía en Dios y aunque yo no era una cristiana ferviente que se gastase las rodillas rezando en un altar, si creía en Dios. Y sabía que realizarme un aborto seria lo mismo que matar a alguien y eso era pecado. pero entonces¿qué hago? ¡Ay Kimberley Jones! en que problema está metida.
―estoy sola.―dijo con un nudo en la garganta y entre lágrimas mientras continuaba contemplando la prueba de embarazo y con ella todos mis sueños destruidos―¿que hago Dios mio?¿que hago?
La última voluntad de su abuelo es una noticia inesperada para ella. Y más al comprender que para poder continuar llevando la vida llena de lujos y comodidad debe casarse con un hombre que este ha elegido sin consultarle que no conoce. ¡Un desconocido! ¿Acaso es 1800? Él es un hombre serio ante los demás, jamás espero esa decisión de parte de su padrino y mentor. Jamás espero que le regalara casi toda su fortuna y de paso que le dejara además una malcriada como prometida. La vida de dos personas muy diferentes está apunto de cambiar. Ambos tienen un interés en común. ¡La Herencia! pero para obtener lo que desean deberán cumplir con las reglas del abuelo Remington.
Dos hermanas que no se han dirigido la palabra en más de seis años. Se reencuentra solo para darse cuenta que sus vidas se están desmoronando al mismo tiempo. Genevieve huye de un ex novio violento y Julianne está atrapada en un matrimonio sin amor pero con una ventajosa posición social y económica. Ambas hermanas desean escapar de sus realidad y es cuando a Julianne se ocurre una idea que cambiará la vida de ambas para siempre Solo sería por un mes. Un intercambio de lugares. Julianne podría irse a divertirse con su amante utilizando la identidad de Genevieve, mientras su hermana se quedaba ocupando su lugar y así podría estar protegida de su ex novio. Era un intercambio muy sencillo y por un breve periodo de tiempo. Nada debía salir mal. Nadie lo sabria. Pero nada en esta vida es simple. Y siempre algo puede llegar a salir mal.
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
El prometido de Lindsey era el diablo encarnado. Él la engañó con su madrastra, y no solo eso, era tan desvergonzado que quería quitarle los bienes de su familia. Incluso la drogó, con la intención de entregársela a otro hombre. Incapaz de soportarlo más, Lindsey decidió buscar un hombre para colarse en su fiesta de compromiso y humillar a este tramposo. Sin embargo, nunca imaginó que pronto conocería a un extraño increíblemente atractivo que cumplía con sus requisitos. En la fiesta de compromiso, declaró audazmente que ella era su chica. Al principio, Lindsey pensó que él era simplemente un tipo pobre que quería aprovecharse de ella. Pero desde que conoció a este hombre, se dio cuenta de que la suerte siempre estuvo de su lado. Ella pensó que terminarían después de la fiesta de compromiso, pero el hombre le dijo con seriedad. "Tenemos que estar juntos, Lindsey. Recuerda, ahora soy tu prometido". "Domenic, ¿estás conmigo por mi dinero?", preguntó Lindsey, entrecerrando los ojos. Domenic se sorprendió por lo que escuchó. Como heredero de la familia Walsh y CEO de Grupo Vigor, ¿por qué codiciaba su dinero? ¡Lo que menos necesitaba era dinero, ya que controlaba la economía de la ciudad! Con el paso del tiempo, la relación entre ambos se hizo cada vez más estrecha. Un día, Lindsey finalmente descubrió que Domenic era en realidad el extraño con el que tuvo una aventura hace unos meses. ¿Este descubrimiento cambiaría su relación? ¿Sería mejor o peor?
Allison se enamoró de Ethan Iversen, el futuro alfa de la Manada Moonlight Crown. Siempre quiso que él se fijara en ella. Sin embargo, Ethan era un alfa arrogante que pensaba que una débil omega no podía ser su pareja. El primo de Ethan, Ryan Iversen, que había vuelto del extranjero y era el verdadero heredero de la manada, nunca intentó conseguir el puesto ni mostró ningún interés por él. Era todo un alfa playboy, pero cuando regresó a la manada, una cosa cautivó sus ojos y fue Allison.
La vida era un lecho de rosas para Debra, la hija del Alfa, hasta que tuvo una aventura de una noche con Caleb. Estaba segura de que él era su pareja designada por la Diosa de la Luna. Pero este hombre odioso se negó a aceptarla. Pasaron semanas antes de que Debra descubriera que estaba embarazada. Su embarazo fue una vergüenza para ella y para todos los que amaba. No sólo ella fue expulsada, sino que su padre también fue perseguido por los usurpadores. Afortunadamente, sobrevivió con la ayuda de la misteriosa Manada Espina. Pasaron cinco años y Debra no supo nada de Caleb. Un día sus caminos se volvieron a cruzar. Ambos estaban en la misma misión: llevar a cabo investigaciones secretas en el peligroso pueblo de Roz por la seguridad y la posteridad de sus respectivas manadas. Caleb todavía se mostraba frío con ella. Pero con el paso del tiempo, se enamoró perdidamente de ella. Intentó compensar el abandono de Debra, pero la chica ya no lo quería. Estaba empeñada en ocultarle que tenían una hija y también en hacer una ruptura limpia. ¿Qué les deparaba el futuro a los dos mientras viajaban por el pueblo de Roz? ¿Qué tipo de secretos encontrarían? ¿Caleb se ganaría el corazón de Debra y conocería a su adorable hija? ¡Descúbralo!
Cheryl, una huérfana ordinaria, logró casarse con el hombre más poderoso de la ciudad. Era perfecto en todos los sentidos, excepto en una cosa: no le gustaba ella. Tres años después de su matrimonio, finalmente quedó embarazada, en el mismo día en que su esposo le entregó los papeles de divorcio. Parecía que se había enamorado de otra mujer, y por alguna razón que ella desconocía, él creía que ella también se había encaprichado de otro hombre. Justo cuando ella pensaba que su relación estaba llegando a su fin, él no quería que se fuera. La mujer ya estaba dispuesta a renunciar, pero él le confesó su amor. ¿Qué iba a hacer Cheryl en esta maraña del amor y del odio, mientras estaba embarazada?
Durante siete años, Jillian estaba enamorada de Bryan con pasión inquebrantable, pero él permaneció distante, con sus emociones herméticamente selladas. Descorazonada, ella se marchó al extranjero tras graduarse de la universidad. Tres años después, Jillian, ahora una abogada de éxito, se sentó provocativamente en el regazo del hombre. Con una sonrisa juguetona, le espetó: "¿Qué te pasa, Bryan? ¿Eres impotente?". Bryan ya no podía contenerse. Con un rápido movimiento, la tomó en brazos y la arrojó sobre la cama. A la mañana siguiente, cuando él se despertó, Jillian esbozó una sonrisa traviesa. "Solo es una aventura, ¿de acuerdo?".