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Jericho, una adolescente que en su día a día tiene que luchar con la drogadicción y el alcoholismo de un familiar muy cercano, su madre. Desde pequeña ha vivido momentos que no son para nada agradables a una niña pequeña. Diversas parejas de su madre han pasado por sus vidas, pero ninguna ha sido la figura que tanto esperaba para ayudar a su madre. paterna que tanto deseaba ella. Un nuevo comienzo se desarrolla cuando decide mudarse con su padre. Un mundo envuelto en alcohol, drogas, fiestas, flechazos... envuelve a Jericho haciendo que olvide su vida pasada. Su mayor secreto es su voz, desde pequeña le gustaba cantar mientras paseaba, en la ducha, en la cocina... pero por un motivo personal decide no volver a cantar en lo que queda de su vida, pero no entraba en sus planes un chico llamado James, cantante y famoso que hace que vuelva la ilusión por lo que más le gusta hacer, que es cantar. ¿Conseguirá James desarmar los muros de Jericho y comenzar una vida junto a la música? Un accidente hace que su vida de un giro de 180 grados. ¿Quieres descubrir qué pasa con Jericho? Adéntrate en esta historia para que tus emociones sean una montaña rusa.
¿Alguna vez tuvieron la sensación de que hicieran lo que hicieran, su mente siempre dirá que está mal? Aunque todos te feliciten, te den halagos, aplausos o las enhorabuena. Dentro de mí, nunca será suficiente.
Por esa razón estoy pensando en estas cosas ahora mismo, me encontraba mirando las piedras con arena del suelo de la cima de la montaña a la que papá había querido subir, me temblaban las piernas y podía escuchar cada latido de mi corazón. No siempre he tenido este miedo a las alturas, desde que empecé a tener trastornos de ansiedad este tipo de cosas fueron comunes en mi vida cotidiana.
Papá disfrutaba las vistas como un niño chico, para no fastidiar su momento de felicidad decidí respirar hondo y levantar mi cabeza del suelo, y joder, estábamos altísimos.
Sonriendo con cara de póker papá y yo nos hicimos un par de fotos y decidimos irnos al rato, con pánico, sudores y bajadas aceleradas de la montaña suspiré tranquila al pisar terreno llano, por fin.
¿Pero, que sería de esta historia si no sabéis nada de mí?
Me llamo Jericho, Jericho Mills. Tengo 20 años y soy una bala perdida entre tantas dianas. Algunos me odiarán y otros me amarán. Me daréis juicio y sentencia, pero todo es por una razón, creedme.
Mi padre se llama George, es militar. Es la persona que más amo en todo este universo. Mi vida nunca fue fácil, lo que conlleva a que la suya fue peor todavía por culpa de una persona llamada Claire, perdona a la que me "obliga" a llamar madre.
Mi madre en cambio, nunca está ni estuvo desde que tengo memoría, estuvo escaso tiempo antes de que se volviera adicta a la droga tras la muerte de su hermana por cáncer, la cuidó hasta el último momento y le sobrepasó factura, al menos eso dice papá.
Papá y yo nos mudamos a Sausalito, una ciudad en el área de la Bahía de San Francisco, en el condado de Marin, California. Tras las no tan afortunados años viviendo con mi madre, papá decidió que lo mejor era mudarnos los dos, lejos de ella. Yo vivía con mamá en sus años... ¿Felices? Fiesta tras fiesta, personas que pasaron casa, yo era una facilidad para "comprar" droga, acabé como ella muy joven hasta que papá decidió poner remedio.
Pensando en mamá, en mi mierda de adolescencia y en sus problemas que nos ha arrastrado con ella, me encontraba viendo cegada las luces de las farolas en la oscura autovía, con Kansas de fondo me ahogaba en mis pensamientos más oscuros
-¿Quieres que cenemos fuera?
-Bueno.
-No te preocupes por lo del monte, lo has hecho muy bien -miré a papá conducir - Nos hemos hecho una foto, estoy muy orgulloso de tí.
Me emocionaba escuchar esas palabras que mamá nunca me decía, normalmente eran gritos, insultos o gemidos placenteros al inyectarse el crack
-Muchas gracias, papá -sonreí- ¿Donde vamos a cenar? Me apetece una birra.
Me miró sorprendido con esos ojos castaños y brillantes, intentando no sacar toda su risa de él
-¿Birra? ¿Que eres, un americano que va a ver a los yankees?
-Tengo mis momentos.
-¿Quieres que vayamos a ver a Elisa? Podemos cenar allí, hay buena comida -su expresión es tan inocente que es enternecedora
-¿Quieres ir a cenar o a verla? -subí una ceja en modo cuestionario
-No seas boba, la ensalada de allí es increíble.
-Increíblemente cara para ser lechuga -reimos en alto dejándonos inundar por el rock clásico de la cinta de mi padre
Una vez sentados en la mesa esperamos a que vinieran a atendernos con nuestra orden ya pensada y clara
-¿Nos habrá visto Elisa? -sonreí al ver su nerviosismo
-No lo sé, puede que n-
-YO CONOZCO ESA MELENA RUBIA! -saltamos de la silla del susto de su grito
-Sí, nos vio -sonrió papá. Elisa vino corriendo desde lo más lejos de la cafetería solo para dar un gran y amoroso abrazo, enterré mi cara en sus hombros y apretamos con cariño
-Pero chica, qué tipín! -se echó sus manos a la cara- es fantástico ver tu sonrisa de oreja a oreja
-¿Cómo está todo? - asentí tímida
-Ya ves -señaló al local - prácticamente vivo aquí -reí al ver el codazo que le acababa de meter a mi padre - Si no viene tu hija no vienes a verme
-He estado ocupado -se aclaró la garganta y las dos rodamos los ojos
-Misma historia de siempre -sonrió gentil y amable - ¿Que os pongo de beber?
-Una coca cola y una ensalada césar con extra de pollo para mí -papá me miró orgulloso
-Yo quiero una hamburguesa con doble de carne y patatas Deluxe con agua con gas, gracias. -con un "Marchando!" se marchó a dejar la comanda y a seguir atendiendo, Papá en cambio me miraba con una ceja encarnada
-¿Qué te pasa?
-¿Agua con gas? -burló la manera en la que lo dije
-¿Que problema hay? El agua con gas estabiliza el estómago, a parte, te ayuda con los gases.
-¿Según que fuente? Jerichoesimbecil@.com -no terminó de decir la frase cuando le había tirado una servilleta a la cara- Oye!
-No te burles de mí.
-Dices que bebes agua con gas por que sufres de gases, pero ese agua lleva gas. ¿No te darán más gases? -lo miré lo más curiosa que pude por qué si lo escuchabas bien, tenía razón
-Déjame con mi fantasía! -después unos diez minutos siendo niños pequeños nos trajeron la comida, sin darme cuenta de que nos habían puesto los platos equivocados miré a papá para decirle que me diera mi plato, sin éxito ya que él estaba atento a Elisa. Ellos dos siempre se llevaron tan bien que su química es inigualable
-Si no me das mi hamburguesa doble creo que te arrancaré la mano antes de que te des cuenta -agarré el plato con los dedos - ¿Oye!?
-¿Qué? -visualizó los platos - Dame mi ensalada acaparadora, dijiste que querías hamburguesa.
El tick en el ojo era inevitable no verlo y mi expresión facial llegaba a límites insospechados de la indignación.
Al rato ya empezamos con el postre, yo había pedido un batido de chocolate y papá de vainilla con un trozo de tarta para compartir. Elisa sonreía a papá cada vez que pasaba por nuestro lado, sonreí a la mirada tímida de ambos hasta que me topé con la de papá
-Papá, das miedo.
-¿Y eso por qué? -sus ojos volvieron a los míos
-¿Cuando van a salir en cita? Ambos lo están deseando. -papá parpadeó tanto que parecía que sus globos saldrían de sus huecos
-No, no lo sé. Quizá en un tiempo -con mis ojos en blanco y mi veneno a punto de salir como palabras presté atención a los platos rotos que estábamos oyendo, Elisa estaba con una mesa en la que habían cinco hombres, que ellos estaban riéndose mientras veían a Elisa con su rostro rojo en vergüenza recoger todo lo del suelo.
-No te está mal lo que acaba de pasarte, siempre estás recogiendo la mierda del suelo -bufó uno de ellos
-Este no es el momento indicado para esto, estoy trabajando - replicó Elisa ahora enojada
Papá y yo cruzamos miradas y ya sabíamos que teníamos que hacer. Habían dos opciones, ir yo y que posiblemente se haga barullo...o que vaya papá y haya pelea. Entre miradas decidí levantarme e ir a ayudar a Elisa, papá quedó tranquilo sin apartar sus enojados ojos de nosotras
-Deja que te ayude, ¿Estás bien ? -le di una pequeña sonrisa
-Damos gracias a Dios por otra más joven! -alzó uno su vaso al cielo y todos le rieron las gracias
Elisa y yo compartimos miradas cómplices, sabía que quería que me fuera del lugar cuanto antes. Aún así, seguí ayudándola a recoger
-¿Tú también vendrás a vernos después? -pude sentir el aliento del hombre en mi nuca
-Escúchame, gilipollas -me encaré dando la vuelta - creo que es hora de que te vayas y dejes el sitio libre a gente que de verdad necesite el puto aire que tú estás respirando. -su rabia subía por sus mejillas
-¿Nunca has oído hablar de los Vitale? -preguntó enfadado, MUY enfadado
-No, la verdad es que no.
-Pues yo soy Marco Vitale. Y te puedo asegurar que tú linda bocaza no va a sobrepasar más la delgada line..
Segundos tardé en visualizar su perfil arrugarse y esfumarse de vista junto al puño de papá detrás. Sus amigos se levantaron de la mesa alarmados para revisar al hombre que ahora se encontraba inconsciente en el piso. Papá jugó con los demás haciéndole señas para que se levantarán y pelearan, pero ninguno accedió. Un muchacho apareció por la puerta, llevaba una sudadera negra con la capucha puesta, sus verdosos ojos se cruzaron los míos antes de visualizar a la persona que estaban levantando del suelo ya consciente, con una mirada de terror buscó con la mirada por el local, deje de prestar atención para atender a papá
-Coged a vuestro amigo de mierda y salid de aquí cagando leches.
Con malas caras y maldiciendo hicieron caso, los hombres se llevaban a ese tal Marco y el chico de la sudadera ya no estaba. Un chico con la piel blanca como la nieve y vestido de chándal se acercó a mí lado de la barra
-No tienes ni idea de lo que has hecho. -dejó salir ese chico joven con ojos azules como el cielo y gruesos labios rosados. Pude notar un poco de temblor en sus pupilas
-Vengo del puto infierno, no me asusta un madurito con aires de diva.
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
En su borrachera, Miranda se acercó audazmente a Leland, sólo para encontrarse con su mirada fría. La inmovilizó contra la pared y le advirtió: "No me provoques. Dudo que puedas soportarlo". Poco después, su compromiso se canceló, dejándola en la indigencia. Sin otras opciones, Miranda buscó refugio con Leland. Con el tiempo, asumió el papel de madrastra, cuidando a su hijo. Llegó a comprender que la decisión de Leland de casarse con ella no se debía solo a que ella era obediente y fácilmente controlada, sino también porque se parecía a alguien que él apreciaba. Ante la solicitud de divorcio de Miranda, Leland respondió con un abrazo desesperado y una súplica para que reconsiderara su decisión. Miranda, impasible, respondió con una sonrisa de complicidad, insinuando un cambio en su dinámica. El señor Adams, que siempre fue el controlador, ahora parecía ser el atrapado.
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".
Cuando Julianne Smith decidió vengarse de su ex esposo infiel, no pensó que acabaría destrozando el coche de William Covington, un guapo y rudo desconocido de aspecto peligroso y tatuajes por doquier que le promete hacer su vida de cuadritos producto de su error. Esperando no volver a encontrarse, su pequeño hijo llega a casa con su nueva amiga de escuela, sin imaginar ni esperar que aquella niña fuese hija del mismo hombre que le había vuelto la vida un completo caos. Enfrascados en la amistad desbordante de sus hijos, William y Julianne se ven obligados a pasar más tiempo juntos, sin esperar que hubiesen más hilos conectados entre ellos de los que imaginaban, y que los llevarían poco a poco a desarrollar una intensa atracción imposible de evitar, aun cuando eran completamente diferentes.
Claire se despertó en el hospital con un dolor inmenso después de sufrir un terrible accidente automovilístico. Pensó que su esposo, casado hace tres años, vendría a verla, ¡pero se fue derecho a la sala de al lado para cuidar a otra mujer! Como si eso no fuera suficiente, ¡incluso amenazó con meterla en la cárcel por esa mujer! "Me diste 500 millones en compensación, ¿no? Ahora quiero cambiarlos por una bofetada en la cara". Claire miró fríamente a su esposo, Darren, "Divorciémonos". En ese momento, Claire lamentó haber desperdiciado tres preciosos años tratando de ganar el corazón de Darren. Era hora de poner fin a todo esto.
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.