/0/2540/coverbig.jpg?v=20250116162915)
La vida de Coraline Frank es un desastre, desbordada en sufrimiento y una soledad amarga. Padres desinteresados dentro de una falsa realidad, y una relación violenta que la hace perderse a sí misma. Y a pesar de tener a su mejor amiga como refugio, no le basta para llenar ese vacío en su pecho. Adriel Forbes es un chico que vivió parte de su niñez en las calles, hasta ser llevado a un orfanato. Un lindo matrimonio lo adoptó, pero el destino no quiso darle mucho tiempo de una felicidad estable, y le arrebató a esas personas de su vida, dejándolo nuevamente huérfano a sus 16 años. Dos adolescentes que comparten el mismo vacío, dolor y desesperanza. Dos corazones que el único amor que conocen es un amor destructivo. ¿Podrán dos oscuridades convertirse en luz?
Fue una lluviosa tarde de mayo en la que diría que todo cambió. Cada decisión que tomamos, por más mínima que sea, desencadena una serie de eventos en nuestras vidas, e incluso, en la de los demás. Aunque, lamentablemente, la mayoría de las veces no somos prudentes, o ni siquiera nos damos cuenta de que estamos tomando una fallida decisión. Y esa misma tarde, en la que caminaba de regreso a mi casa luego de aquel fatídico episodio vivido hacía tan sólo quince minutos antes, tomaría la mía.
Recuerdo que la lluvia cubría completamente las amplias calles de aquel vecindario con charcos enormes. Mi ropa se había empapado completamente, y eso me obligaba a mover con mayor fuerza mis débiles y delgadas piernas, y mi cabello se pegaba a mi sudorosa cara, dificultándome aún más la visión. Aún siento en mi piel la horrenda sensación de que todo daba vueltas, y el peso sobre mi alma de todo lo acontecido ese día... Y la soledad, aquella sensación de estar sola en todo el mundo, y contra todo el mundo. Aquella que por años fue mi inseparable compañera, y que, a pesar de algunos eventos felices, siempre regresaba, recordándome que era parte de mí.
Todo mi cuerpo pedía a gritos un poco de calma, y un motivo por el cual seguir soportando. Ya no me quedaba nada de voluntad, ni de esperanza de poder salir de este pozo oscuro en el que me encontraba encerrada desde hacía años.
Y lo de hoy, ya era cruzar la delgada línea de cordura que me quedaba. Las imágenes me agobiaban, grabadas dentro de mis párpados. El rostro de mi novio Derek distorsionado por la ira, y cada uno de los golpes con los que se desquitó sobre mí quince minutos atrás, luego de contarle lo sucedido en el baño de la escuela... Pero, lo que más me partió en mil pedazos, fue lo que desencadenó todos aquellos sucesos desastrosos. El horrendo final de algo que ni siquiera llegué a comprender del todo que sucedía. La única chispa de esperanza que se me dio sorpresivamente, y que así de inesperado y rápido como llegó, se me fue quitado. O quizás, en realidad sí tuve la culpa, pero ya nunca lo sabré. Como bien dije, todos tomamos decisiones constantemente, minuto tras minuto; y la mayoría, al menos en mi vida, siempre fueron malas.
Jueves 16 de mayo, 2019. New Rochelle, New York, Estados Unidos.
Dolor, eso es lo único que siento en este momento. Mi cabeza palpita y retumba con los desbocados latidos de mi corazón que hacen eco en mis oídos, creando una capa de un fuerte rojo al cerrar mis ojos. Pero debo llegar a casa, a mi habitación: mi único pequeño refugio.
Al llegar a la entrada de la pintoresca cada bien arreglada, que aparenta ser el mejor hogar de la mejor familia del vecindario, noto que las luces ya están prendidas, anunciando que mis padres ‒o al menos mi madre‒, ya regresaron del trabajo. Maldiciendo, me escabullo entre los arbustos de la entrada directo al costado de la casa, que da a mi habitación en el primer piso. Ayudándome con el viejo roble junto a la ventana, trepo con dificultad y consigo pasar una pierna en la rota rama gruesa, y aferrándome al tronco empujo con la punta del pie la persiana entornada, para así impulsarme y lograr aterrizar dentro de la oscura habitación con un ruido sordo.
Mi cuerpo duele aún más, sin contar mi irregular respiración, el dolor punzante que recubre mis costillas y mi vientre un poco hinchados, y la sangre en mi labio inferior que me marea aún más con ese sabor metálico tan fuerte. En pocas palabras, me siento un saco de basura maltrecho.
Camino como puedo sosteniéndome de la pared hacia el baño, y tomo con apuro unos calmantes del botiquín, rogando para que me calme y poder aguantar lo que queda del maldito día. En la mesita de luz, el reloj que marca las ocho de la noche, seguramente en un rato estará lista la cena, por lo que debo apurarme en alistarme.
Con prisa rebusco en el estante del armario una toalla y mi bata de baño, y me encierro en el baño poniendo el pestillo por si mi madre intenta entrar como siempre hace. Abro la llave de agua caliente al máximo y espero a que el vapor invada el lugar, calentándolo para que mi cuerpo se relaje. Con mucho cuidado me desvisto evitando rozar más de lo necesario los moratones que cubren mis costillas, y antes de meterme bajo el agua la regulo para que no me queme.
Tallo con insistencia mi piel lo mejor que puedo, intentando quitar la horrenda sensación que sigo sintiendo desde hace un mes y medio. Aún no puedo olvidar que mi novio me obligara de tal forma a tener relaciones con él en aquella fiesta que sus amigos del club de futbol organizaron. Siento en la piel sus manos apretándome y su asqueroso aliento en mi nuca. Entre la cantidad de alcohol y sustancias ilegales que consumió esa noche, entiendo lo que dijo de no haber estado en sus cinco sentidos, pero aun así... No era justo para mí. Y menos la estúpida idea que se le cruzó hace unos meses, de ser padres a esta edad, y todo porque su padre es un desastre y un mal viviente. ¿Qué clase de vida cree que podríamos llevar con ese bebé? Ambos con diecisiete y dieciocho años, sin trabajo, sin el estudio completo; sin un futuro estable.
Su madre sale con narcotraficantes para tener dinero y mantener su costoso estilo de vida, mientras deja a su hijo muerto de hambre por días enteros. Él debe fingir estar bien para seguir rindiendo dentro del club de futbol, y para que sus amigos lo tengan en cuenta y lo vean como un gran deportista, con un gran futuro en el que apuestan que podrá llegar a la Segunda División si se lo propone... Pero que en realidad no le llama la atención el futbol, ni ningún deporte, ya que lo único que lo distrae sin tener que estar metiéndose drogas en el sistema, es la pintura. Millones de veces me contó su sueño de algún día ser un artista con una galería propia en Concorde, París, cerca del Museo de la Orangerie, el cual añora poder visitar y recorrer sus amplias salas cubiertas por pinturas impresionistas.
Y de mis padres, pues, son el típico matrimonio católico perfecto, padres perfectos, con profesiones, una casa y coches perfectos... Pero en realidad es sólo de la puerta para afuera, porque dentro, la realidad es que se odian y no se soportan, pasándose todos los días discutiendo. Mi padre vive llamando mujerzuela a mi madre, alegando que se viste como una prostituta y que seguramente debe de tener varios amantes fuera de casa; y mi madre, vive recriminándole a mi padre que nunca le da cariño, ni le demuestra amor, ni sale con ella, y ni siquiera la abraza o la besa. Pero los domingos, se colocan sus disfraces de marido y mujer religiosos y correctos, obligándome a asistir a las misas y a pasar un tiempo en las reuniones que se suelen celebrar semana de por medio. Allí asiste todo el grupo que colabora con la iglesia y se encarga de hacer colectas para los pobres. Un grupo de señoras ayudan al sacerdote a dar catequesis, y recuerdo haber visto de niña a mi madre participando en las clases y reuniones, en vez de pasar tiempo conmigo o de ayudarme en la escuela, pero bueno, así siempre fue ella.
Cierro los ojos con fuerza, intentando no recordar lo que hoy en la tarde, en plena clase de biología, sucedió. Ese dolor punzante en mi bajo vientre, la cara asustada de mi única amiga, las lágrimas, el pánico, la sangre que no paraba... Y la sensación de que volvía a estar sola, de que la vida volvió a quitarme lo único que me dio fuerzas otra vez. La amarga realidad de que ese bebé, esa niña con la que noches atrás había soñado, de piel rosada y largo cabello rojizo, se había ido.
Y volvía a estar sola. Como al principio.
Unos golpes en la puerta del baño me sobresaltan, y la manija de la puerta se sacude con violencia.
-Coraline. ¡Cuántas veces te dije que no trabes la puerta! Baja a comer que tu padre llegará en unos minutos -su voz es histérica y cargada de ese miedo tan normal que la envuelve cada vez que mi padre llega más tarde de su horario a casa.
-Ya bajo, mamá -y con todo el esfuerzo del mundo, salgo envolviéndome con la bata y secándome con la mayor rapidez posible, para luego colocarme el jogging y la camiseta holgada tres talles más grande, rogando a Dios, si es que existe, que no noten nada..., como siempre.
¿Quién diría que un accidente cambiaría mi vida de blanco a negro en tan sólo un segundo? Mis sueños se destrozaron junto con aquel carro. Y un nuevo destino se revelaba con el hombre que me salvó la vida. Pero... ¿podrá ser tan cruel el destino? Eve Monroe dedicó toda su vida para alcanzar su sueño: ser una artista reconocida y presentar sus obras en una importante galería de arte moderno. Luca Huxley es un empresario, CEO en la editorial familiar Huxley, y socio de esta. Bajo la apariencia de hombre de negocios esconde un secreto y un responsabilidad mucho más importante: El peso de una herencia y un legado. La necesidad de comenzar de cero hace que Eve acepte el puesto de secretaria, sólo que no se esperaba reencontrarse con él. Dos mundos parecidos y tan diferentes al mismo tiempo, con sus destinos entrelazados desde que nacieron. Dos poderosas familias en guerra, y dos corazones que deberán volverse uno... ¿será por obligación o por amor?
Rose Campbell jamás conoció el dolor real, pero sí esa necesidad agobiante de libertad, manteniendo sus gritos y las lágrimas siempre reprimidas bajo una máscara de "hija perfecta"..., hasta que conoció a Hunter. De un día para el otro nadie puede cambiar, hay señales, emociones reprimidas y una angustia que carcome por dentro, queriendo quebrar todo a su paso y salir… Saliendo al fin, pero en una explosión caótica. Y así fue como la perfecta chica se convirtió en su mejor versión; una salvaje, pasional e impulsiva versión que buscaba a toda costa la libertad de cumplir sus sueños y vivir al máximo. Pero la felicidad nunca dura, y las decisiones de los demás también nos afectan, tomándonos muchas veces por sorpresa. Aunque… Nadie cambia de un día para el otro.
Durante su matrimonio de dos años, Brian ignoró a su esposa, Rosalynn, por completo; la consideraba una mujer fea. Él la evitó como si fuera la peste. Para colmo, su nombre adornaba las portadas de los tabloides numerosas veces por salir con diferentes mujeres. Harta de ese matrimonio que nunca había funcionado, Rosalynn pidió el divorcio y se fue con determinación. Sin embargo, todo cambió en solo unos días. Brian se interesó en una estilista que trabajaba para su compañía de forma anónima. Con un simple vistazo sabía que Cupido le había tirado la flecha y había acertado: no podía resistirse al encanto irresistible de la muchacha. Hizo todo lo posible para descubrir su verdadera identidad. Poco sabía que recibiría el mayor shock de su vida. Brian se arrepintió mucho al recordar el trato que le había dado a su exesposa.
Durante sus tres años de matrimonio con Colton, Allison ocultó su verdadera identidad y se esforzó de todo corazón para apoyarlo. Sin embargo, fue traicionada y abandonada por su esposo infiel. Desanimada, ella se propuso redescubrir su verdadero yo: una perfumista de talento, el cerebro de una famosa agencia de inteligencia y la heredera de una red secreta de hackers. Al darse cuenta de sus errores, Colton expresó su arrepentimiento: "Sé que metí la pata. Por favor, dame otra oportunidad". Sin embargo, Kellan, un magnate que se suponía que era discapacitado, se levantó de su silla de ruedas, tomó la mano de Allison y se burló desdeñosamente: "¿Quieres que te acepte de nuevo? Sigue soñando".
Todo el mundo pensaba que Lorenzo quería de verdad a Gracie, hasta el día de la operación de corazón de su hija. Para sorpresa de Gracie, Lorenzo donó el preciado órgano que necesitaba su hija a otra mujer. Desolada, Gracie optó por el divorcio. Impulsada por su necesidad de venganza, Gracie se unió al tío de Lorenzo, Waylon, y orquestó la caída de Lorenzo. Al final, este se quedó sin nada. Consumido por el remordimiento, él suplicó por una reconciliación. Gracie pensó que era libre de seguir adelante con su vida, pero Waylon la retuvo con un abrazo. "¿Pensaste que podías abandonarme?".
Durante siete años, Jillian estaba enamorada de Bryan con pasión inquebrantable, pero él permaneció distante, con sus emociones herméticamente selladas. Descorazonada, ella se marchó al extranjero tras graduarse de la universidad. Tres años después, Jillian, ahora una abogada de éxito, se sentó provocativamente en el regazo del hombre. Con una sonrisa juguetona, le espetó: "¿Qué te pasa, Bryan? ¿Eres impotente?". Bryan ya no podía contenerse. Con un rápido movimiento, la tomó en brazos y la arrojó sobre la cama. A la mañana siguiente, cuando él se despertó, Jillian esbozó una sonrisa traviesa. "Solo es una aventura, ¿de acuerdo?".
Riven Adams es fuerte, confiado, amoroso y feroz. Todo lo que una Luna debería ser. Zaden King es fuerte, peligroso y despiadado. Todo lo que un Alfa debería ser. "No juegues con fuego mi amor. Seguro que te quemas". Sabía que sus palabras pretendían ser amenazantes, pero lo tomé como un desafío. Me di la vuelta y pasé mis dedos por su suave cabello, lo jalé hasta el nivel de mis ojos, nuestras caras estaban demasiado cerca, podía sentir su aliento y su intensa mirada en mis labios. "No puedes quemarte si tienes el poder de todo un océano".
La felicidad era como un espejismo para Rocío Ouyang, cuando más se acercaba a la felicidad, más se alejaba. Ella acababa de casarse con Edward Mu, pero en su noche de boda todo se derrumbó. Dejando a Rocío embarazada, Edward la abandonó en su noche de boda. Pasados unos años, Rocío renació por completo, cambiando totalmente su personalidad, convertiéndose en la única coronel del ejército. En este momento Rocío comenzó a reflexionar varias preguntas que eran misterios para ella: ¿Por qué los padres de Edward estaban actuando de manera tan extraña? ¿Por qué su padre la odiaba? ¿Y quién estaba tratando de dañar su reputación en el ejército que ella había trabajado tan duro para construir? ¿Y por qué sigues leyendo la sinopsis? ¿Por qué no abres el libro y descúbrelo tú mismo?