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Hellen Harper es una mujer de treinta y dos años, que al tener a su madre enferma de cáncer y viendo imposible pagar el costoso tratamiento, decide aceptar la propuesta de su madrina; de convertirse en dama de compañía por una sola noche para complacer a un hombre adinerado, con la condición que nadie se enterara de quién es ella y así poder obtener el dinero que necesita. Hadriel Drews es un joven multimillonario de veintitrés años y el más poderoso en su círculo social. Sus amigos, para celebrar su graduación, le dicen que le tienen preparado una sorpresa, por lo que lo invitan a una penthouse, con la condición de que llevara puesta una máscara dorada. Allí se encuentra a una mujer, cuyo rostro es tapado por un antifaz de encaje negro. El destino los hará volver a encontrarse de nuevo, luego de su idilio de amor. Esta vez sin máscaras. ¿Podrán superar su experiencia o los fantasmas de su pasado le impedirán ser felices?
-Quisiéramos a la mejor de sus mariposas -dijo uno de los tres jóvenes, que vestían limpios y costosos trajes de sastre de tonalidad negra.
Eran amigos, descendientes de familias adineradas y poderosas. Estaban allí para contratar a una dama de compañía; no una cualquiera, sino que, tenían unas particulares condiciones. Además, no era para ninguno de ellos, puesto que reservaban para un cuarto hombre, que no hacía acto de presencia en esta reunión, por la simple razón de que no tenía conocimiento de lo que querían hacer. Sería más como una sorpresa y un regalo especial. Además, cada uno tenía tapada la cara con un antifaz, así como la anfitriona del sitio, ya que proteger la identidad de los clientes y empleadas era necesario para el trabajo.
El trío de muchachos se encontraba en un espléndido despacho, que más parecía la misma oficina presidencial, debido a la elegancia, limpieza y extravagancia del lugar, que había sido organizada, nada más con el objetivo de mostrar que le hacía honor al burdel. Era decorada por cuadros en la pared que hacía alusiones al paraíso del cristianismo. En uno se observaba un lago con animales, que saciaban su sed en el manantial. En el segundo se podía apreciar a un hombre y una mujer desnudos, que estaban espaldas en un huerto con abundante vegetación. Sin embargo, la que estaba en el centro era la pintura más grande, y la que más captaba la atención de los clientes. Era la de una serpiente que estaba enrollada en una manzana roja, clavando sus colmillos en la fruta de una manera impúdica y lascivia, como si estuviera simbolizando la unión de la virtud masculina y femenina, y eso era lo que expresaba; el pecado de la lujuria, encarnado en la tentación y el placer que cometían los mortales en la fornicación. La fragancia en el ambiente era de aromatizantes de flores, como si en verdad estuvieran en un magnífico jardín celestial. La superficie del escritorio era de madera pulida, que brillaba de lo limpia que estaba. Había una cúpula de cristal, ubicada a la diestra de la sagaz anfitriona del sitio, que contenía muchas mariposas de alas púrpuras. Mientras que, en el lado izquierdo, había una matera de rosas negras. Las primeras representaban la sensualidad y pureza, con las que llegaban las mujeres que allí trabajaban. Y, las otras, manifestaban en lo que se habían convertido, pues el brillo en sus almas se había tornado oscuro y perverso, como el carbón, por dedicarse a vender su templo sagrado. Aunque, era un sitio para damas de compañías, en el que dependía de las peticiones del cliente si quería el paquete completo, debido a su fama y prestigio, los hombres ricos solo buscaban acostarse con una de las mariposas, por su gran belleza y habilidad para complacerlo en la cama.
-¿Una para los tres? -preguntó la mujer de semblante maduro y ropa lujosa, con voz diestra y acentuada en francés; le gustaba hacer honor a su apodo. El rojo era su favorito, porque desprendía el erotismo y la pasión en todo su esplendor. Era la clandestina Madame, a la que muchos varones ricos y poderoso conocían, pero que nadie sabía su verdadero nombre. Llevaba puesto un antifaz carmín, que combinaba a la perfección su atuendo escarlata y sus carnosos labios, que hipnotizaban, como un rubí. Era la dueña del mejor burdel de la ciudad. Le gustaba verse bella y arreglada en todo momento. No le importaba el aspecto o la edad de sus clientes, mientras le pagaran una buena cantidad de billetes, obtendrían el servicio de sus "mariposas"; así les decía a sus diestras empleadas, en el arte de la compañía y otorgar placer a los hombres.
-No, no es para nosotros -dijo el segundo-. Es para un amigo nuestro.
La Madame posó su mirada en el tercer muchacho, que no había hablado. Era el más callado y tenía lentes, por lo que era el de más bajo nivel en el grupo. No había que ser muy listos para notarlo, hasta un ciego podría darse cuenta de eso, porque su presencia, también pasada desapercibida ante los otros dos. Quizás, debía ser él, porque al ser tan tonto y sumiso, necesitaba que le consiguieran a las mujeres para poder llevárselas a la cama. Aunque, no sentía nada de atracción por él, era como si no fuera hombre. Ese último, tenía un maletín negro en su posesión, el cual sostenía con apego, como si hubiera algo muy importante en el interior. Le intrigaba saber qué había dentro. Per se hacía idea, de la cantidad de billetes que podría haber ahí. Ese olor tan embriagante y esos colores tan vivos de dinero, eran su droga, o, mejor dicho, su estimulante fetiche; le encantaba tener en sus manos, manojos de dólares y sentir el agradable tacto de su fortuna. Le fascina la historia del rey Midas. Ojalá y pudiera convertir todo lo que tocara en oro, porque así sería la mujer más feliz del mundo.
-No, ninguno de los que estamos aquí -dijo el primero, al notar hacia donde miraba ella-. Él no sabe nada de esto y tampoco es partidario de este tipo de servicios. Por eso necesitamos a la mejor de sus chicas. Queremos obsequiarle, el mejor regalo que se le puede hacer a un hombre. -Inclinó su cabeza, mientras observaba a la despiadada mujer con artimaña, pues ambos eran de la misma calaña-.
-Manejo un amplio y variado repertorio -dijo la Madame, tratando a sus mariposas, como lo que eran para ella; productos tangibles y placenteros, que obtenían los hombres adinerados, por una jugosa fortuna. No eran como aquellas mujeres baratas, que se ofrecían en las esquinas; las mariposas iban más allá de un simple encuentro vació y efímero, como un simple suspiro-. Desde tez blanca, bronceadas, mestizas y morenas. De cabello rubio, azabache, rojizo, castaño y otros tintes. Bajas, altas, medianas, de talla extra, delgadas, fitness, modelos, atléticas. Pasivas, dominantes, intrépidas, conversadoras, calladas o modestas. Y, por último, lo más importante, castas, vírgenes, puras o experimentadas y con técnicas en la cama. Díganme, ¿qué tipo de dama de compañía necesitan? Es muy probable, que yo tenga lo que están buscando.
Ambos muchachos se vieron con expresión de victoria y asintieron entre los dos, porque sabían que solo en "El Edén escarlata", podrían encontrar lo que necesitaban. Excepto el tercero, que no estaba de acuerdo con ellos, ni con lo que tenían planeado hacer, ni mucho menos a quién se lo querían dar.
Ha-na, una mujer coreana cuyos padres emigraron a América, enfrenta una pesadilla en lo que debería ser el día más feliz de su vida, cuando su prometido la deja plantada en el altar. En medio de su desesperación aparece Heinz Dietrich, un magnate arrogante, quien le roba un beso ante la multitud y se la lleva en brazos. Ahora, a pesar de su diferencia de edad y de su estatus social, Ha-na debe cumplir con un contrato olvidado: darle un beso diario, antes de medianoche. ¿Mantendrá su resentimiento hacia el amor o se rendirá a nuevos sentimientos por Heinz?
Ella es la madre de su novia, pero eso no impedirá que intente seducirla y tener a esa hermosa y encantadora mujer que lo ha embelesado. Helena Hall es una millonaria empresaria, dueña y directora de una editorial. A sus más de cuarenta años y luego de su divorcio no contempla la idea de un romance. Mas, el destino le tenía preparada una prohibida e intensa aventura al conocer a Hoel Dalton, un estudiante universitario. Él es el novio de su hija, pero pronto descubrirá la verdad sobre la relación de ellos. Al pasar los días, no podrá evitar sentirse interesada y atraída por el joven, al que le dobla la edad. Nunca creyó experimentar el amor después del amor.
Ella es una exitosa y adinerada mujer de carácter difícil. Él es un modesto joven que busca trabajo en su empresa. Pero, ambos se verán envueltos en un ferviente romance lleno de mentiras y engaños, originado por una confusión. Hariella Hansen es una multimillonaria empresaria, conocida como "La Magnate", hasta que un día en el ascensor se topa con Hermes Darner, un despistado muchacho, menor que ella, quien la confunde como a una de las aspirantes al puesto vacante que ofrece la empresa. #millonarias
Ella es la multimillonaria, fría, arrogante y experimentada, adicta al concúbito. Mira a todos por encima del hombro o con su hermoso rostro levantado, mientras los demás agachan su cabeza, postrándose ante su majestuosa presencia. Hechiza a hombres y mujeres por igual, con su divina belleza, como una auténtica diosa griega descendida de los cielos. Hestia Haller estaba buscando a alguien con quien jugar, para liberar su estrés y su libido, y como enviado por el destino, Heros Deale, un joven humilde, amable y virgen, que está enamorado de su amiga de la infancia, se presentará en su empresa, revelando un secreto del cual sacará provecho. Pero un rechazo contundente de parte de él a sus insinuaciones, por ser fiel a sus sentimientos y a la mujer que ama, provocará que deseé tenerlo solo para ella. Así que, debido a misteriosas circunstancias, lo convertirá en su asistente y lo seducirá hasta hacerlo suyo, porque nadie le dice que no a la jefa.
Heleanor, una multimillonaria mujer de treinta y cuatro años de edad, tiene una noche pasional con Hedrick, un joven universitario menor que ella, al cual conoce en un bar. Pero, una inesperada verdad, los hará sumergirse en un romance prohibido y vivir un amor en secreto.
Helen Fonseca, es una chiquilla tierna, dulce e inocente. Tras la enfermedad de su madre se verá obligada a casarse con el CEO de una empresa. Un hombre despiadado, arrogante y mucho mayor que ella, que, además está atado a una silla de ruedas. Podrá Helen cambiar el corazón de ese hombre? ¿O un matrimonio por contrato no permitirá que lleguen a amarse?
Cuando un joven príncipe se escapa de su palacio conoce a una chica que lo cautiva al instante, su interés por ella se vuelve cada día mas intenso y no parara hasta tenerla, aunque esto incluya mentirle de vez en cuando. ¿Qué pasara si ella se entera de la verdad? ¿Qué pasara si la rebeldía del príncipe se convierte en algo permanente y definitivo? ¿Podrá el príncipe mantener esta mentira? ¡Ven a descubrirlo!
Yo solía ser una campesina que residía en una vieja cabaña en Bristol, antes de que aquel hombre me llevara consigo para convertirme en su esposa. No entendía por qué me había elegido, una simple campesina sin conocimientos de lectura o escritura, pero me sentía afortunada, aunque mi mayor error fue confiar en él debido a mi ignorancia, incluso llegué a enamorarme de Benjamín Worsley, lo cual resultó ser mi sentencia de muerte, literalmente. Lo más extraño de todo fue que después de la boda, ese cariño que él me demostraba desapareció. El verdadero Benjamín mostró su lado más frío, ni siquiera me tocó en nuestra primera noche juntos, ni en las siguientes. Poco después, comenzó mi verdadero tormento. Benjamín trajo a una mujer al castillo Worsley, y supe por las sirvientas, que me odiaban, que era su ex prometida. Para empeorar las cosas, ella afirmaba estar embarazada de él, y Benjamín no lo negó. Viví bajo el mismo techo que su amante, pero a diferencia de ella, yo no tenía libertad. El castillo era como una prisión, y casarme con ese monstruo resultó ser un infierno. Cosas extrañas empezaron a suceder; mi esposo y su familia eran personas extrañas, y nunca debí haber descubierto el secreto que guardaba esa familia, ni por qué se casó conmigo en primer lugar. El propósito era espeluznante, al igual que él. Sobre todo: NUNCA DEBÍ CASARME CON EL MONSTRUO.
Stella Richard se casó con Rene Kingston en lugar de su hermana Sophia por algunas razones. Pero desde el principio, ella sabe que su matrimonio era solo un contrato por tiempo límite y una vez que se cumplió el tiempo, ella tenía que irse. Para RK, este matrimonio fue solo una carga, pero para ella fue un regalo de Dios. Porque RK era el hombre al que había amado toda su juventud... Entonces, mientras tanto de su matrimonio, Stella hizo todo lo posible para que este matrimonio funcionara. Pero el día que descubrió que estaba embarazada, su esposo le dio el papel de divorcio y le dijo... "No quiero a este niño. No olvides abortar". Estas palabras salen de su boca, como una bomba para Stella, y cambiaron su vida... Ella firmó su nombre en el papel de divorcio y salió de la casa... Porque ella no quiere estar con un hombre tan frío... Seis años después... RK compró la empresa en la que trabajaba Stella. Pero Stella hizo todo lo posible por no tener nada que ver con él... Porque ella tenía un hijo y no quería que él se enterara de él... Pero un día, cuando Stella recogió a su hijo de la escuela, él la vio... RK, "¿Cómo te atreves a tener un hijo con otro hombre?" Stella, "No creo que tenga nada que ver contigo". RK estaba a punto de decir más cuando su mirada se posó en el niño a su lado... Su rostro se veía igual que cuando era joven...
Para pagar la deuda, desesperada y sin opciones, ella sustituyó a la novia y se casó con el hombre quien era conocido como un diablo al que todos temían y respetaban. Él le dio un mordisco a su dulzura y gradualmente se sometió a la lujuria adictiva. Antes de que se diera cuenta, ya era incapaz de liberarse de ella. El deseo desencadenó su historia, pero ¿cómo continuaría este amor condicional?
Janice, la heredera legítima olvidada hace tiempo, se abrió camino de vuelta a su familia, volcándose en ganarse sus corazones. Sin embargo, tuvo que renunciar a su propia identidad, sus credenciales académicas y sus obras creativas en favor de su hermana adoptiva. A cambio de sus sacrificios, no encontró calor, sino un mayor abandono. Decidida, Janice juró cortar todo vínculo emocional con ellos. Tras quitarse la máscara, ahora era conocida como maestra en artes marciales, experta médica y célebre diseñadora que sabe ocho idiomas. Con una nueva determinación, declaró: "A partir de hoy, nadie de esta familia se cruzará conmigo".