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"El destino unió dos mundos opuestos cuando Sebastian Blackwood, un poderoso hombre lobo multimillonario, se enamoró de Lira Clark, una mujer sencilla y de corazón puro que también guarda un secreto. Sin embargo, cuando Lira revela su embarazo esperando un gesto de amor y compromiso, Sebastian toma una decisión brutal y la aparta de su vida. Desamparada y con el corazón roto, Lira encuentra consuelo en los brazos de Lucius Nightshade, un enigmático hombre que la acoge y la protege. A medida que surge una nueva historia de amor entre ellos, oscuros secretos salen a la luz, revelando una conexión entre Lucius y la familia Blackwood. Impulsado por una abrumadora sed de venganza contra los Blackwood, Lucius ve en Lira un arma para conseguir sus objetivos. Pero a medida que se revelan la verdad sobre el origen de Sebastian y la trágica historia de su amada, los lazos entre Lira y Sebastian vuelven a estrecharse. En medio de un juego de intriga, traición y poder sobrenatural, Sebastian, Lira y Lucius se encuentran atrapados en un complejo y peligroso triángulo amoroso. Mientras luchan contra los secretos del pasado y la furia de la venganza, tendrán que enfrentarse a difíciles decisiones que pondrán a prueba su lealtad, su valor y la verdadera naturaleza de sus corazones. Un universo donde el amor y el poder sobrenatural se entrelazan, desafiando los límites entre la oscuridad y la redención".
"La venganza es un plato que se come frío y aún así me vengaré de ti". - fueron las palabras que alguien dijo.
LIRA CLARK
La noche cae sobre Domino's Vale, envolviendo el pueblo con su manto oscuro y misterioso. Lira, una joven pelirroja de corazón sencillo, se encontraba en su modesto piso, preparando una cena especial para celebrar el cumpleaños de Sebastian Blackwood, el poderoso hombre lleno de secretos que ha conquistado su corazón.
Mientras ponía los platos sobre la mesa, sintió que una mezcla de ansiedad y amor se desbordaba en su pecho. Quería hacer de esa noche una ocasión inolvidable para Sebastian, aun conociendo las barreras que los separaban.
Cuando sonó el timbre, Lira se apresuró a abrir la puerta, revelando a un Sebastián con expresión inescrutable.
"Feliz cumpleaños, mi amor", dijo sonriendo cálidamente. "Lo he preparado todo con gran esmero para ti".
Sebastian miró alrededor del piso, examinando cada detalle cuidadosamente planeado por la pelirroja. Aunque su expresión no revelaba mucha emoción, esbozó una sonrisa forzada para no decepcionarla.
"Gracias, Lira. Es muy amable de tu parte", respondió, con voz algo distante.
Lira sintió una punzada de decepción, pero decidió no dejar que eso la desanimara. Se acercó a Sebastian, envolviéndole en un cariñoso abrazo y un apasionado beso.
"Espero que disfrutes de todo. Quiero hacer de este aniversario un momento especial para los dos", dijo, con una voz llena de afecto.
Sebastian correspondió al abrazo, aunque sus rasgos permanecieron inescrutables. Sabía que no debía involucrarse tanto con Lira, pero era difícil resistirse al encanto genuino que emanaba.
Mientras estaban sentados a la mesa, la chica sirvió la cena, compartiendo pequeñas historias y risitas ignoradas por él. Ella intentaba aportar ligereza al momento, pero había una tensión palpable entre ellos, un conocimiento silencioso de que aquella relación estaba prohibida.
Lira apartó la mirada por un momento, antes de reunir el valor para revelar su secreto. Sabía que estaba arriesgándolo todo al abrir su corazón de aquella manera, pero sentía que había llegado el momento de ser sincera con él.
"Sebastián, hay algo que necesito decirte", comenzó, con la voz cargada de nerviosismo.
Enarcó una ceja, mostrando curiosidad. "¿Qué pasa, Lira? Qué me estás ocultando".
Ella sintió que su tensión aumentaba ante la fría reacción de Sebastián. Podía ver la preocupación en su mirada y estaba decidida a alegrar un poco aquella velada.
"Sebastian, sé que todo esto es inesperado, pero tengo un regalo que te alegrará la noche", dijo Lira, con un toque de esperanza en la voz.
Sebastián la miró, conteniendo aún su frustración. "Lira, yo... No sé si estoy preparado para afrontar más sorpresas esta noche. Todo esto es demasiado para mí".
Una punzada de tristeza la invadió, pero decidió no rendirse. Quería demostrarle que, a pesar de todas las adversidades, podían encontrar la alegría juntos.
Cuando la cena llegaba a su fin, la pelirroja trajo a la mesa una tarta con velas encendidas en su superficie. Colocó una caja de regalo con un lazo perfectamente atado junto a la tarta, con una expresión esperanzada en el rostro.
"Sebastian, me gustaría cantarte el 'Cumpleaños Feliz' y luego podrás abrir el regalo. Estoy segura de que te gustará", dijo Lira con una tímida sonrisa.
Pero antes de que pudiera empezar la canción, Sebastián la interrumpió bruscamente. Su expresión era de furia contenida.
"¿Qué locura es esta, Lira? Tienes que estar bromeando", dijo, empujando la caja de regalo y cayendo al suelo. "No tengo tiempo para juegos ni sorpresas en este momento".
Las palabras de Sebastian golpearon a Lira como una puñalada en el corazón. Sintió que se le saltaban las lágrimas, pero se obligó a mantener la compostura.
"Sebastian, por favor, tienes que abrir el regalo. Yo... quería compartir algo importante contigo", suplicó Lira, con voz temblorosa.
Él lanzó una mirada fría a la caja de regalo en el suelo. "Te dije que no jugaras conmigo, Lira. No me interesan las sorpresas ni los secretos".
La decepción inundó su rostro, pero no podía dejar que la ira de Sebastián la derrumbara por completo. Respiró hondo y se levantó de la mesa.
"Sebastian, yo... esperaba que esta noche pudiera ser especial para nosotros. Entiendo que estés asustado y confundido, pero no puedo cambiar la verdad. Sólo quería compartir algo importante contigo, algo que puede unirnos aún más", habló Lira, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con caer.
El hombre permaneció en silencio, con los ojos fijos en el suelo. Sabía que había llegado a un límite emocional y que la ira estaba dominando su pensamiento.
"Sebastián, por favor, dale una oportunidad a nuestro amor", susurró ella, con la voz amargada. "Sólo quería..."
Lira sintió que se le hundía el corazón cuando Sebastián despreció sus palabras, negándole cualquier posibilidad de aceptar la sorpresa que con tanto cariño había preparado. Rápidamente se agachó, recogiendo la caja de regalo que yacía en el suelo, deshaciendo el lazo mientras las lágrimas corrían por su rostro.
Sebastian, impaciente, se acercó a una de las ventanas, desviando la mirada hacia los coches que pasaban por la calle. Su irritación era evidente en su rostro tenso.
Con manos temblorosas, Lira abrió la caja y mostró a Sebastián el zapatito de bebé que había comprado con tanto amor. Esperaba que le llegara al corazón y le hiciera recapacitar.
Sebastián se volvió bruscamente hacia Lira, con una expresión de incredulidad estampada en el rostro. "¿Qué clase de gilipollez es esta, chica? ¿Crees que me vas a engañar con esto? Déjate de tonterías y dime que todo es mentira".
Lira sollozó, sintiendo que su mundo se desmoronaba ante la frialdad de Sebastián. Luchó por encontrar las palabras adecuadas y su voz tembló al decir: "No, Sebastián, no es mentira. Estoy embarazada y espero un hijo tuyo".
Su respuesta fue cortante, un golpe directo a su ya debilitado corazón. "No quiero ese hijo, Lira. No puedo ni quiero asumir esa responsabilidad".
La pelirroja se desesperó ante el cruel rechazo de Sebastian. Las lágrimas caían sin control mientras luchaba por respirar. En medio del caos emocional, bajó corriendo las escaleras, dejando atrás su edificio.
Desorientada y perdida, corrió por las calles, mezclando sus lágrimas con la lluvia que empezaba a caer. Su corazón roto le dolía física y emocionalmente. Sus pensamientos estaban borrosos, pero siguió corriendo, desesperada por encontrar un refugio.
Fue entonces cuando, en medio de su angustia, Lira sintió que algo golpeaba su frágil cuerpo y perdió el equilibrio, cayendo violentamente al asfalto. Un dolor punzante recorrió su cuerpo mientras luchaba por abrir los ojos. Su visión borrosa reveló una figura misteriosa, alguien que se acercaba a ella.
Lira intentó hablar, pero las palabras le fallaron mientras miraba fijamente a aquel hombre desconocido. Y antes de que pudiera comprender del todo lo que estaba ocurriendo, perdió el conocimiento, sumiéndose en un profundo desmayo.
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