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Alberto y Daniela han mantenido una relación disfuncional, cuando están lejos se extrañan, pero cuando están cerca el infierno se alborota en segundos; todos están cansados de sus contantes arranques de vanidad. La fortuna que ambos poseen les da para alimentar a todo el mundo y les quedaría para unas siete generaciones más, sin necesidad de mover un solo dedo. Un día cargado de presión y una noche de diversión, se convirtió en una boda inesperada de la cual no tienen ni la más mínima idea que sucedió; para ellos solo fue una noche y se acabó. ¿Qué pasara cuando descubran que han estado casados? ¿Cómo enfrentaran esta nueva etapa? Será acaso que aplicaron la vieja frase, "Al amigo hay que tenerlo cerca, pero al enemigo más"
- ¿Te das cuenta lo que acabas de hacer?
-Sí, y no me arrepiento. Eso y más se merecen por molestarme, ya me canse de que me agarre de su puerquito una y otra vez.
-Si sabes que ahora estamos en problemas, ¿me quieres decir como se lo vamos a explicar a tus padres?
-Así como te lo estoy diciendo a ti, si mi padre no está de humor para escuchar lo que tengo que decirle, lo siento mucho.
- ¡Eres imposible!
-Gracias, mi reputación me precede.
En los últimos días he tenido mucha presión en casa y en el trabajo, me negué a casarme con el chico que ellos consideran que es perfecto para mí, la verdad es que también lo creo. Solo que me agarro de sorpresa y no supe que decir, no me esperaba que las cosas pasaran de esa forma.
Algún día me arrepentiré de ello, pero por el momento debo continuar con mi vida. Cada vez que recuerdo lo que paso me siento como una garrapata pegada al piso, verlo tan lindo y dispuesto a todo por mí, me hizo morirme del miedo; lo único que se me ocurrió fue salir corriendo del lugar mientras se quedaba ahí de rodillas esperando mi respuesta.
- ¿De verdad no piensas ir a buscarlo, Daniela?
-No, que regrese cuando tenga que hacerlo. No voy a rogarle por nada del mundo.
-Vaya que eres terca, ya te dije que eso no es rogar, solo es poner las cosas en claro. Alberto debe de saber porque saliste de esa forma. Estoy segura que él te lograra entender cuando le expliques que fue lo que paso ese día.
- ¿Tú crees? Recuerda que es el tipo más orgulloso del mundo.
-El burro hablando de orejas, tu eres la tipa más necia que he conocido en mi vida, puedes hacer que hasta una roca sonría cuando te lo propones. Debes de aceptar que esta vez te equivocaste y está en tus manos remediar lo que pasa con ambas familia. ¿Quieres que tus padres y tus tíos sigan distanciados?
-Tengo miedo, no sé cómo vaya a reaccionar cuando le diga todo lo que siento.
-Es un riesgo que debes correr, aunque te garantizo que tendrás mucho éxito. Todo depende de las ganas que tengas de arreglar la situación entre los dos.
-Lo pensaré un poco, ya después veo que hago, por ahora solo quiero comer algo antes de que mis tripas me dejen muerta.
-Como quieras, solo no vengas a llorar después que todo te sale mal porque entonces me voy a reír en tu cara y te voy a ignorar como lo estás haciendo en estos momentos. Aceptar tus errores no te debe de costar nada, pero la necedad no te deja ver todo lo que puedes ganar si logras hacerlo.
Sé que mi amiga puede ser muy persistente cuando quiera decirme algo, pero no voy a dejarme influenciar por ella esta vez ¿o si? Nunca imagine que todo esto pudiera causar tantas controversias en mi vida, si yo solo quiera hacerlo sufrir un poquito como siempre.
-Nuestro amor nos llevará a terminar como Romeo y Julieta. - ¿Juntos? - ¡No! Muertos. -Tú siempre tan romántica. -Y tú, tan estúpido. -Ya hablo doña perfecta. -Aunque te cueste reconocerlo, así que no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo. Me retiro antes de que se me pegue lo malo, con permiso joven Sanz. -Hasta nunca B-R-U-J-A fea. Espero que choques en tu escoba voladora y te destroces el rostro para no volverte a ver la cara de mustia amargada que tienes. -Qué tus buenos deseos se te multipliquen insecto -grito la chica al salir corriendo de la casa para tratar de llegar lo más pronto a la parada y alcanzar el último autobús que la llevaría de regreso a la Universidad de Barcelona, donde estudiaba. Esto era tan solo una pequeña pelea a la que se tenía que enfrentar cada vez que se encontraban en la residencia de la familia Sanz o donde coincidieran, en donde había sido contratada como niñera del menor de los hijos de la familia. - ¿Podrás algún día dejar tranquila a "Mi Vale"? Sigue por ese camino y me voy a asegurar que papá te quite todas las tarjetas, congelé todas tus cuentas y de pasada te ponga a trabajar para que dejes de estar molestando a mi chica. - ¡Mocoso! Nadie pregunto tu opinión, ¡Cuidado y abres la boca o me desquitaré contigo! Deberías de estar de mi lado y no de un espantapájaros como ese que no es parte de tu familia y a duras penas conoces. -Mira, quien habla, el chico más estúpido que puede existir en toda la ciudad, si no fuera por tu cara bonita, nadie se fijaría en ti. Te aseguro que en esa cabeza no hay ni gota de masa encefálica de la cual puedas presumir como ella. - ¡Basta! Lárgate a tú cuarto o voy a acabar contigo en menos de un segundo. - ¡Huy! Ya se enojó el niño bonito. Te estaré vigilando, no vuelvas a molestar a Vale. Si ella se marcha por tu culpa, me aseguraré de cumplir todo lo que te he dicho y sabes que no bromeo HER-MA-NI-TO. ¿Quién se atrevía a desafiarlo de esa manera? ¡Claro!, otro Sanz, uno que por lo menos conocía el amor y respeto a las personas sin importar su clase social o personalidad. Para este chico todas las personas eran iguales, hasta que demostraran lo contrario.
Charlee fue abandonada en la boda y se convirtió en el hazmerreír de todos. Intentó mantener la cabeza alta, pero acabó humillada cuando recibió un vídeo sexual de su prometido y su hermanastra. Devastada, pasó una noche salvaje con un atractivo desconocido. Se suponía que iba a ser cosa de una sola vez, pero él siguió apareciendo, ayudándola con proyectos y venganzas, todo mientras coqueteaba con ella constantemente. Charlee pronto se dio cuenta de que era agradable tenerlo cerca, hasta que su ex apareció de repente en su puerta, rogándole otra oportunidad. Su amante magnate le preguntó: "¿A quién vas a elegir? Piensa bien antes de contestar".
En su borrachera, Miranda se acercó audazmente a Leland, sólo para encontrarse con su mirada fría. La inmovilizó contra la pared y le advirtió: "No me provoques. Dudo que puedas soportarlo". Poco después, su compromiso se canceló, dejándola en la indigencia. Sin otras opciones, Miranda buscó refugio con Leland. Con el tiempo, asumió el papel de madrastra, cuidando a su hijo. Llegó a comprender que la decisión de Leland de casarse con ella no se debía solo a que ella era obediente y fácilmente controlada, sino también porque se parecía a alguien que él apreciaba. Ante la solicitud de divorcio de Miranda, Leland respondió con un abrazo desesperado y una súplica para que reconsiderara su decisión. Miranda, impasible, respondió con una sonrisa de complicidad, insinuando un cambio en su dinámica. El señor Adams, que siempre fue el controlador, ahora parecía ser el atrapado.
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.