/0/10509/coverbig.jpg?v=b06e6c0c24380ccd734c391898e21cbf)
Para Stella, el matrimonio fue un lecho de espinas. Vivió como una esclava durante seis años, haciéndolo todo por su marido. Un día, Waylon, su insensible marido, le dijo: "Ayla volverá pronto. Tienes que mudarte mañana". "Quiero el divorcio", respondió Stella. Se marchó sin derramar una lágrima ni intentar disuadir a Waylon. Unos días después de su divorcio, se reunieron de nuevo. Pero Stella estaba en brazos de otro hombre. A Waylon le hirvió la sangre de rabia al verla tan feliz. "¿Así que ni siquiera pudiste esperar un poco antes de lanzarte a los brazos de otro hombre?", preguntó con disgusto. "¿Quién te crees que eres para cuestionar mi decisión? Es mi vida, yo decido. No te metas en mis asuntos". Stella lo fulminó con la mirada antes de volverse para mirar a su nuevo hombre con ojos tiernos. Waylon enloqueció de inmediato.
Era comienzos de diciembre en la ciudad de Frimery, por lo que había empezado a hacer más frío.
Stella Walsh yacía en la cama sin expresión, escuchando la fuerte voz de su suegra, Zoey Burton, quien se encontraba en la planta baja.
"¡Stella, ya es lo suficientemente decepcionante que no puedas quedar embarazada! ¿Ya viste qué hora es? ¿Por qué aún no estás preparando el desayuno? ¿Quieres matarnos de hambre a Adrian y a mí?".
Stella había estado casada con Waylon Burton durante seis años, tiempo durante el cual Zoey no había dejado de reprenderla por no poder quedar embarazada.
Si tan solo la mujer supiera que desde que Waylon y Stella se casaron, nunca habían tenido sexo.
En ese momento se escuchó la voz de Adrian Burton: "Stella, ven a ayudarme a empacar mi mochila. Tengo que irme a la escuela".
Adrian era el hermano menor de Waylon. Era un pequeño demonio que siempre le ponía las cosas difíciles a Stella, ya que todos los días le causaba problemas.
Para él, su cuñada era una mujer fácil de intimidar.
Después de bajar las escaleras, Stella se dirigió mecánicamente a la cocina. Cuando terminó de preparar el desayuno, empacó la mochila y la lonchera de Adrian.
Luego le dijo a su suegra: "¡El desayuno está listo!".
Cuando Zoey entró al comedor y vio el rostro inexpresivo de su nuera, se enojó de inmediato. Mientras azotaba un vaso sobre la mesa, gritó: "¡Stella, gastas el dinero de mi hijo y vives en su casa! ¿Cómo te atreves a dirigirme esa mirada de impaciencia? Si continúas así, llamaré a Waylon de inmediato y le pediré que se divorcie de ti. Créeme que lo haré".
Al escuchar las amenazas de Zoey, las manos de Stella, con las cuales sostenía un plato, temblaron. Entonces respiró hondo, forzó una sonrisa y dijo: "Mamá, no estoy siendo impaciente con usted".
Pero como la mujer no le creyó en lo absoluto, con desdén agregó: "No pienses que solo porque cuentas con el apoyo de la abuela de Waylon, podrás ser su esposa para siempre. No eres nada comparada con Ayla. Recuérdalo siempre".
Cuando Stella escuchó el nombre de Ayla Wagner, su rostro palideció.
En ese momento Adrian recordó algo. "Aún no lo sabes, ¿verdad? Ayla será dada de alta muy pronto, y mi hermano la traerá a vivir con nosotros", informó el chico con una sonrisa.
Al escuchar las palabras de Adrian, las manos de Stella temblaron aún más.
Zoey se disgustó mucho cuando vio la reacción de su nuera, porque pensó que solo estaba fingiendo sentirse agraviada. Entonces, después de resoplar, agitó la mano con impaciencia y le dijo: "No te pares frente a mí. Estás afectando mi apetito. ¡Fuera de mi vista!".
Al escuchar eso, Stella se dio la vuelta y subió las escaleras sin dudarlo. Cuando regresó a su habitación, volvió a acostarse.
Por la noche, un Maybach se detuvo frente a la casa.
Al escuchar el sonido del motor, Stella se levantó de la cama rápidamente, corrió hacia el balcón y miró hacia abajo.
Justo en ese momento, un hombre delgado, apuesto y vestido de traje estaba bajándose del auto. Era incluso más atractivo que los que la chica veía en la televisión.
Al parecer el hombre sintió que alguien lo observaba, ya que levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de Stella.
Solo había frialdad y crueldad en sus ojos. No obstante, la chica ya se había acostumbrado a ese tipo de mirada.
En cuanto Waylon entró en la habitación, Stella le preparó la ducha, como de costumbre. "Mi amor, la abuela ha estado quedándose en un monasterio durante casi un mes. Hoy fue a la iglesia. Por la tarde me llamó y me dijo que había orado por ti...".
Antes de que la chica pudiera terminar sus palabras, el hombre la interrumpió, "Tengo algo que decirte".
Stella se giró hacia Waylon, solo para descubrir que estaba mirándola con indiferencia. No había ni rastro de ternura en sus ojos.
"Ayla volverá aquí. Tienes que irte mañana mismo", informó el hombre con su voz profunda.
Al escuchar eso, el corazón de Stella dio un vuelco.
Adrian no había mentido.
"¿Y si me niego a irme?", preguntó la chica con una voz muy suave.
Waylon frunció el ceño al escuchar eso.
Stella siempre había sido muy obediente con él. Esa fue la primera vez que mostraba resistencia a alguna indicación.
"No olvides cómo fue que hace seis años nos casamos", dijo el hombre con frialdad.
¿Cómo podría Stella olvidarlo?
En aquel entonces Ayla tuvo un accidente automovilístico. Fue justamente Stella quien llamó a la ambulancia y posteriormente le donó sangre. Waylon estaba tan agradecido con ella, que le prometió cumplir cualquier cosa que le pidiera.
La única petición de la chica fue que se casaran, porque ese siempre había sido su sueño desde que lo conoció en la escuela secundaria.
Se suponía que era un matrimonio de conveniencia, pero Carrie cometió el error de enamorarse de Kristopher. Cuando llegó el momento en que más lo necesitaba, su marido estaba en compañía de otra mujer. Carrie ya estaba harta. Decidió divorciarse de Kristopher y seguir adelante con su vida. Sin embargo, solo cuando ella se marchó, Kristopher se dio cuenta de lo importante que era ella para él. Ante los innumerables admiradores de su exesposa, Kristopher le ofreció 20 millones de dólares y le propuso de nuevo: "Casémonos de nuevo".
Casarse con su mejor amigo fue un sueño hecho realidad para Kelly, pero todo tiene realmente una limitación. Pierce es el primer amor de Kelly, pero como su mejor amiga, sabía bien que siempre había otra mujer en lo profundo de su corazón. Lexi Gilbert. La mujer que Pierce nunca podría olvidar incluso si ya hubiera acordado casarse con Kelly. *** Kelly finalmente se dio cuenta de que su feliz matrimonio de los últimos tres años era solo un hermoso sueño cuando Pierce pidió el divorcio solo porque Lexi regresó. Ella sólo podría ser su mejor amiga incluso si estuviera encinta de su bebé. *** Dado que su amistad se había convertido en una jaula, Kelly decidió dejarlo en libertad, así como a la miserable misma. Pero ¿por qué entonces fue Pierce quien se negó a seguir adelante? Para empeorar las cosas, su diabólico hermanastro también intervino de manera dominante al mismo tiempo, pidiéndole que fuera suya. *** ¿Su príncipe azul contra su hermanastro diabólico? ¿Cómo podría Kelly salvar su corazón en esta batalla de amor y odio?
Valentina, una mujer hermosa y exitosa, tiene un encuentro amoroso con un hombre misterioso en una noche de pasión y romance. Sin embargo, al amanecer, el hombre desaparece sin dejar rastro, y Valentina se queda con más preguntas que respuestas. Un mes después, Valentina recibe la noticia que cambia su vida para siempre: está embarazada. Sintiéndose avergonzada y confundida, Valentina decide viajar a otra ciudad para empezar de nuevo y evitar el escándalo. Años después, Valentina regresa a la capital para pasar las Navidades con su abuela. Mientras explora la ciudad, se encuentra con la boutique más famosa de la ciudad, propiedad de la esposa de un poderoso magnate. Al entrar en la tienda, Valentina se sorprende al ver la reacción de la señora al ver a su hijo. Martina se queda atónita al ver el parecido entre el niño y su esposo, el magnate Gabriel. Furiosa y celosa, decide enfrentar a su esposo y exigirle una explicación. Gabriel, sin embargo, sigue declarándose inocente y fiel a su esposa. Los hijos de la pareja, Benjamín y Jazmín, tratan de calmar la situación y pedir una explicación a su padre. Sin embargo, Gabriel sigue negando cualquier relación con Valentina o su hijo. Mientras tanto, Valentina se siente confundida y asustada por la reacción de Martina. Aún así, continúa con su vida. Pero todo se complica cuando frente a ella aparece toda la familia Milano, reclamando y acusándola como la amante de Gabriel. Furiosa decide revelar el único recuerdo que tiene de aquel hombre con el cual se acostó y producto de eso nació su hermoso hijo, Valerio. ¿Qué pasó realmente aquella noche? ¿Es Gabriel el padre de su hijo? La verdad es más complicada de lo que parece, y Valentina deberá enfrentar sus miedos y dudas para descubrirla.
Esperando un nuevo comienzo de su vida después de que ella se graduara de la escuela secundaria, estaba lista para volar en el cielo y elevarse hacia su sueño. Pero no sabía que su vida cambiaría al regresar a casa. El mayor evento que le cambió la vida la estaba esperando. Apenas era consciente de que el brazalete que llevaba puesto desde su nacimiento era un signo, que representaba su destino de casarse con un hombre que nunca había conocido. No podía hacer nada más que seguir el acuerdo, porque la vida no estaba dispuesta a perdonarla. Su impotencia no le dejaba otra opción. Pero finalmente, ¡ella decidió renunciar a todo y huir! Y de nuevo, el cielo se burló de ella. Para su sopresa, el supuesto prometido volvió a entrar en su vida. ¿Qué le esperaba en el futuro y hacia dónde la llevaría la vida?
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
Fue engañada vil mente por su prometido y su hermanastra. Por lo que se vio obligada a contraer matrimonio forzado con el prometido de su hermanastra, a quien su hermana había rechazado porque estaba atado de por vida en una silla de ruedas de por vida. -No tuve más remedio que aceptar ser su sustituta porque ella está enamorada y embarazada de mi actual ex prometido y no quiere casarse contigo -dijo ella, mientras que el hombre en silla de ruedas se limitó a mirarla con el rostro desprovisto de cualquier emoción. -Supongo que no tengo opción -dijo el hombre fríamente. Cogió un expediente y se lo deslizó sobre la mesa. Ella sacó el documento y se quedó sin aliento cuando se dio cuenta de que era un contrato.