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Petya Duscha Zaytsev Ivanov con 25 años de edad, CEO y millonaria. La mafiosa más peligrosa de Rusia; entre fiestas, alcohol y encuentros nocturnos, su vida estaba hecha por completo, a pesar de ello un posible enfrentamiento con los miembros del clan Aziz por el poder, el dinero y la expropiación de bienes e inmuebles valorados en millones de euros, ponían en riesgo su posición dentro de la jerarquía. Es entonces que, en medio de la oscuridad y caminos sin salidas para evitar la guerra, conoce a Táo Lukyan Zinov Agapov Zhōu, un joven de 20 años, extremadamente inteligente, dulce y compasivo, aquel joven le enseñaría todo tipo de estrategias, al menos creía que eso era todo.
El teléfono sonó. La temida Petya Duscha Zaytsev Ivanov, acaricio sus sienes con lentitud, moribunda y apestosa a alcohol y tabaco, algo que no es de extrañar después de una noche en distintos bares acompañada de su gente, disfrutando, sobre todo, la velada junto a la multitud, extasiada y deseosa de más adrenalina, de aventura y locura. Abrió sus ojos azules y sonrojados, mascullando de todas las groserías posibles.
Se levantó tambaleante, semidesnuda, mostrando a la vista de nadie su esculpido y trabajado cuerpo, sus perfectos y adecuados atributos, le hacían ver como toda una diosa, imponente, aquella dictadora, estaba teniendo una migraña y eso le hacía enojar mucho más. Tomó el teléfono a unos pasos de ello y con pereza lo puso en su oreja, escuchando la voz de su amigo, contento y feliz, Donato Pyotr Pasha Dimitrieva De Angelis.
-Buenos días, princesa, ¿ya terminaste de cogerte al tipo de ayer? -sonríe burlón, asomando su cabeza por la ventana de su todoterreno marca Heroleck.
-Bastardo, antes de que siquiera lo pensaras ya me lo había comido entero, ¿Qué quieres? Apúrate, tengo una jaqueca de la mierda. -bosteza cansina y satisfecha. -Ni siquiera sé a qué horas lo sacaron de mi casa. -frota sus ojos con suavidad, ligeramente impaciente. -Habla ya o voy a colgarte.
-Ay, pero qué mal humor te cargas hoy. -suspira. -Hoy tenemos la reunión con el Yakuza. Perra, yo sé que el domingo es para descansar, pero claramente te lo tomaste muy en serio como para olvidar que tienes compromisos hoy...-mastica el cigarrillo que segundos antes había puesto en su boca, pensativo. -Duscha... ¿Pasó algo en el bar?
El silencio reinó, casi penumbral. La dictadora, demandante y fría Petya Ivanov, miraba el techo del gran salón, desordenado y con olor a sexo y tabaco, hipnotizada, con labios secos y entreabierto, buscando algo de aire, ¿respirar en aquel lugar? Eran imposible, se sentía flotar entre nubes, absorta profundamente en sus pensamientos, hasta finalmente respirar hondamente, tambalearse otra vez y observar su alrededor.
-Salgo en una hora, espérame afuera del castillo.
-Duscha, espera...
Cuelga rápidamente, colocando suavemente el teléfono sobre el escritorio. Observándolo como este tuviera grandes secretos a través de la pantalla. "Maldita sea, no puedo tener llegar a mi casa y follar sin tener problemas antes, eso es lo que pasa". Enfurecida lanza las sillas hacia la pared, destrozando las mismas, llena de cólera. Acaricia su cabello abundante y recientemente corto, un poco más de la mitad de su cuello. Frotas sus ojos verdes, ligeramente rojos por la borrachera; Se deja caer sobre el sofá de cuero blanco y grita furiosa, finalizando con maldiciones al aire, respira hondo y frota sus labios.
-Carajo, carajo. -masculla enfurecida. -¡Jessica! -llama irritada a su ama de llaves. Esta aparece al instante, como siempre elegante y limpia. Sin duda aquella mujer durante su juventud fue la mujer más hermosa de aquella zona de ricachones y así mismos los secretos que podría revelar de todo lo visto en más de 30 años de experiencia, le arruinarían el nombre a cualquiera que osara tocarle un cabello.
-Mira bien cómo me hablas mocosa, puedo ser su ama de llaves, pero yo te limpié el trasero y aún tengo que seguir haciéndolo. -Con finura y sin perder la perfecta postura de sus hombros, entró y empezó a recoger toda la ropa sucia del piso, incluyendo ropa interior de hombre, habaneros negros y un par de condones sucios. -Por Dios, ¿Qué es eso? -cuestiona observando con total repulsión aquella cosa.
-¿Nunca has visto un juguete sexual? -pregunta tranquilamente, cerrando sus ojos segundos después.
-Con razón ese chico salió cojeando de esta habitación, tuvimos que llevarlo en auto hasta su casa, y digo tuvimos porque tuve que acompañarlo, tus hombres pretendían burlarse de él y los golpeé a cada uno con una varilla en la espalda. -rechista, irritada. -Educa a esa manada de animales, no, es más... Empieza por ti, levántate y arregla tu habitación, no pienso limpiarlo.
-Pero...
-Nada. -Inflexible le señala autoritaria con su dedo índice, cerrando la boca entre refunfuños a la joven de cabello rubio. -Apúrate, casi está el desayuno. ¿Entendiste?
-Sí. -suspira y la mira aún parada en la puerta. -Sí, señora.
Con pereza y pegajosa por el sudor, limpia con diligencia la habitación, mascullando y maldiciendo cada tanto, hasta terminar la labor. Ciertamente, a Madame Volkova nadie podía darle órdenes, ella es quien da las órdenes cuando se trata del cuidado del hogar y el buen comportamiento, independientemente de cuan peligroso fuera el invitado que entra a aquel castillo en medio del campo frío y verduzco, inspiraba respecto y en ocasiones miedo. "Retar a Madame Volkova, es retar al diablo, hija, no te atrevas a llevarle la contraria, a no ser que sea muy, pero muy necesario de hacer", es son las palabras de su padre, Vladímir Viktor Zaytsev Tarasov, anterior patriarca del Clan Romanóv. Luego de heredar todo a su hija, decidió retirarse al bosque, a unos 20 kilómetros del castillo de la familia, literalmente era otro mundo en aquella pequeña cabaña, a veces el silencio desesperaba a Duscha cuando le va a visitar, causando carcajadas en su padre que la observa y suspira, "Cuando aprendas a hacer paciente, entenderás lo importante que es el silencio en algún punto de nuestras vidas", Duscha, por supuesto, solo reía y le decía que ya estaba viejo y por eso se creía alguna clase de monje de la montaña. Pero todas aquellas acciones tenían una razón de ser, el cansancio, sin el agotamiento, había llegado más pronto de lo que el señor Vladímir pensaba, pero aquello, que es el poder, ya no le interesaba y deseaba solo comer sardinas del pequeño arroyo y tomar agua caliente con miel por las noches frías y lluviosas.
-Por fin, maldita sea, olía a mierda. -suspira, inhalando el olor a jabón de avena sobre su piel y el dulce olor del champú de canela. Su estómago gruñe. -Joder. -acaricia su estómago y con rapidez se coloca el suéter con cuello de tortuga negro, combinando a la perfección con su traje grisáceo, con costuras a cuadros ligeros, ajustados a sus brazos musculosos, realzando sus glúteos trabajados y realzando su figura deportista e imponente. Rápidamente baja las escaleras, encontrando en el comedor de la cocina, a sus hombres, comer, si es que a eso se le llama comer con decencia, pan, mantequilla, cereal y otros alimentos horneados.
-Jefa, buenos días.
-¿Qué tienen de buenos? Por Dios. -sacude el saco de su traje y peina su cabello ligeramente ondulado hacia los lados. -Comamos rápido, deben acompañarme a una reunión. -dice con la expresión de siempre, neutra, fría y ciertamente, hasta cierto punto, pacífica. Los tres hombres que la observaban de tanto en tanto, saltan en sus sillas, ligeramente asustados, al ver su rostro pensativo y luego alzando su mano izquierda, al instante, "La mano izquierda", pensaron los trogloditas de la cocina. -No quiero ninguna pelea, les recuerdo que por mucho que les pique el culo, los japoneses son nuestros aliados. -los observa cuidadosamente, a lo que estos asienten. -Jasha, es en serio, no quiero tu humor de porquería en la reunión, juro que, si provocas a algunos de los miembros, yo misma te dejaré en coma. -dice con ojos, opacos, tomando de su taza de café. -Jasha, también apodado "El callado", asiente y arruga la nariz, molesto por el llamado de atención. -De acuerdo, no siendo más, esperemos a que Donato llegue y luego nos iremos, mientras tanto preparen los autos, ¡Alexey! -respira hondo y observa al hombre de ojos negros, que, silencioso, termina de masticar su quinto pan con queso y jamón. Aquel hombre apodado "El comelón", sonríe tratando de que la cara de su jefa cambie. -No me da risa, ya deja de comer, es más, no debería ni darte un vaso de agua después de que desapareciste el pastel de dos pisos de la casa, para comértelo solo.
-¡Duscha! -grita su querido amigo, Donato. -¡Apúrate, no tengo todo el maldito día! -se deja caer sobre el asiento, lamiendo una paleta de limón. El calor era infernal, ameritaba refrescar su cerebro.
-¡Ya!, levántense, llegó mucho antes, los veo en la gran casa. Nos vemos.
Termina rápidamente su café y acomoda su vestidura, para posteriormente salir y encontrarse con el de cabello verde, sonriendo como niño contento con su paleta de limón. Sube al auto rápidamente, tronando sus huesos al sentarse a su lado.
-Mierda, qué noche tan larga.
-Se ve que fue una porquería, ¿a excepción de la follada?
-Sí, más o menos a excepción de la follada. -ríe a carcajadas y suspira. -Arranca, hay que cumplir con la agenda. -bosteza. -Clan Inu Yasha, vamos a hablar... Vamos a hablar muy bien. -sonríe ladina, cerrando sus ojos a la espera de malas noticias.
Hans Engla Siu Murphy Doyle, joven de 23 años, practicante de administración de empresas y hombre enamorado sin remedio de aquel hombre de ojos violetas, Ansgar Alessandro Gabriele Jörgensen Rockefeller. Un hombre de 24 años y CEO de una de las empresas más poderosas de Belfast, Ansgar Rockefeller y jefe de Los paladines del norte. Aquel magnate millonario hiere una y otra vez su corazón. A la espera de su vida laboral en una de las sucursales de Ansgar Rockefeller de la capital, es sorprendido en una balacera y ataque, desmayándose debido a la ansiedad y recordando entre imágenes borrosas a aquellos ojos violetas, y a partir de ese instante empieza a vivir la historia más triste, amarga, dulce y románticamente seductora de su vida.
En opinión de todos, William se había casado con Renee bajo la presión. Ahora que su verdadero amor había vuelto embarazada, no podían esperar a que abandonara a Renee. Sorprendentemente, Renee fue sincera sobre la situación: "Para ser franca, soy yo la que pide el divorcio todos los días. Lo deseo incluso más que cualquiera de ustedes". Pero ellos ignoraron su comentario como un mísero intento de salvar las apariencias. Hasta que William hizo una declaración: "El divorcio está fuera de discusión. Cualquiera que difunda falsos rumores se enfrentará a consecuencias legales". Renee estaba confundida. ¿Qué planeaba hacer ahora este loco?
Madisyn se quedó de piedra al descubrir que no era hija biológica de sus padres. Luego la verdadera hija de esa familia le tendió una trampa, haciendo que la echaran de casa y se convirtiera en el hazmerreír de todos. Creyendo que era hija de campesinos, Madisyn se sorprendió al descubrir que su verdadero padre era el hombre más rico de la ciudad y que sus hermanos eran figuras de renombre en sus respectivos campos. Todos la colmaron de amor, solo para enterarse de que Madisyn tenía un próspero negocio propio. "¡Deja de molestarme!", dijo su exnovio. "Mi corazón solo pertenece a Jenna". "¿Quién te crees que eres? ¿Mi mujer siente algo por ti?", reclamó un misterioso magnate.
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
Ellos no saben que soy una chica. Todos me miran como si fuera un hombre, un príncipe. Su especie compra humanos para satisfacer sus lujuriosos deseos. Y cuando ellos llegaron a nuestro reino para llevar a mi hermana, intervine para protegerla. Fue así como ellos también terminaron comprándome. El plan era escapar, pero mi hermana y yo nunca tuvimos una oportunidad. ¿Cómo iba a saber que nuestra prisión sería el lugar más fortificado de su reino? Se suponía que debía quedarme en el anonimato, pues no tenían un uso para mí. Solo era alguien a quien nunca debían comprar. Pero entonces, el hombre más poderoso de la salvaje tierra, su despiadado rey bestia, se interesó por ese "principito bonito". ¿Cómo podremos sobrevivir en este reino brutal, donde todos odian a los de nuestra especie y no tienen piedad de nosotros? ¿Y cómo puede alguien, con un secreto como el mío, convertirse en una esclava sexual? Nota del autor: es una novela de romance oscuro, apta solo para mayores de edad. Espera varios temas sensibles, como la violencia. Si eres un lector experimentado de este género, buscas algo diferente y estás preparado para entrar sin saber qué es lo que te espera, ¡entonces sumérgete en esta aventura! . De la autora del bestseller internacional "La Esclava Más Odiada Del Rey"
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.