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¿Quién decide lo que está bien y lo que está mal? ¿Quién tiene el derecho de dictar a quien es correcto amar? ¿Es cuestión de cultura? ¿De religión? ¿Quién puede mandar en el corazón? exacto... nadie. Soy Felipe Zabet, uno de los quintillizos dorados, uno de los hijos de Candy Ángel y Amir Zabet, soy uno de los hombres más ricos del mundo, soy el bromista, soy un joven, soy un hombre, soy quien decide a quien amar, la pregunta es... ¿Él tendrá el valor para amarme? O lo nuestro es solo algo PROHIBIDO.
Mi corazón latía con fuerza a medida que el avión aceleraba y comenzaba a elevarse, decir que no tenía miedo seria mentir con demasiado descaro, estaba aterrado, mis manos temblaban, mi frente se cubría de pequeñas perlas de sudor, era la primera vez en mi vida, en nuestras vidas... que nos separábamos, era la primera vez en 18 años, que abriría mis ojos el día de mañana y ellos no estarían, mis hermanos, mis otras mitades, soy uno de los quintillizos Zabet, o como todos nos conocen, los niños dorados, cada uno posee una personalidad muy distinta al otro, nuestros rostros son similares pero no i
guales, somos distintos e iguales al mismo tiempo, raro de comprender y aún más complicado de explicar, pero tratare, intentare tener la paciencia de Vicky, ella es una de mis hermanas, Victoria es quizás la más tranquila de nosotros y no es por el hecho de que a los 12 años perdió la vista, no, ella ya era un lago en calma aún mucho antes que eso sucediera, es muy distinta a Ámbar, o la loca, como yo la llamo, Ámbar es fría calculadora y muy muy promiscua con su sexualidad, pero eso tiene una razón, todos y cada uno de nosotros hemos sufrido y lamentado la perdida de Dulce, nuestra prima y quien creció con nosotros, a cada uno de nosotros nos afectó de diferente manera, pero Ámbar vio todo, ella estuvo allí, la vio morir por amor, amor a su lobo, amor a su hijo y eso la hizo cambiar, pero si hablamos de frialdad Mateo se lleva el primer lugar, él es como un maldito cubo de hielo, mientras Stefano es un puto volcán que no necesita de mucho para hacer erupción y moler a todos a goles, y luego estoy yo... Felipe, el bromista, el más flacucho de los hombres y más bajo, mi estatura es casi igual al de mis hermanas, aun así siempre estuvimos juntos, y a pesar de que somos tan diferentes nos complementamos, Victoria es la calma de Stefano, Ámbar es quien provoca a Mateo, gracias a ella Teo, como le decimos solo para molestarlo, demuestra alguna emoción, y yo... yo solo juego mis bromas, esas que los acerca o aleja de mí, dependiendo que es lo que quiero, y es que guardó un secreto, aunque no comprendo cual es mi temor, sé que mis padres, mis hermanos, mis tíos, en fin, sé que mi familia no me juzgara y aceptara, pero aún no estoy listo para decirles, aunque a veces me imagino como lo haría, sueño con levantarme de la mesa en medio de un almuerzo, aclarar mi garganta y decirles, " Familia, soy Gay", y luego imagino sus risas, la voz de Lucero mi cuñada diciéndome que buena broma he dicho. Nadie podría tomar en serio tal cosa, por lo menos viniendo de mí, eso es lo que sucede cuando pasas toda la vida gastando bromas, es como el cuento de Juancito y el lobo, un día quieres ser serio, pero nadie te cree.
Mis ojos se cierran, he estado llorando desde que el avión comenzó su vuelo, sé que ninguno de ellos llorara por separarnos, solo yo, que debería estar feliz de poder disfrutar de este tiempo en China, en la universidad que elegí y donde poder ser yo, Felipe el Gay, pero no creo que eso suceda, y no porque me avergüence de lo que soy... es solo que extraño a mis hermanos.
Felipe, no tardo demasiado en tomar el ritmo de su nueva vida, aun extrañaba a su hermanos, no solo a los quintillizos, también a los otros, los mayores, pero debía seguir adelante, su madre les había dicho que parte de crecer era aprender a solucionar ciertas cosas solo, pero que de igual manera siempre podrían regresar y eso lo llevo a recordar como regresaron sus hermanos mayores y su prima cuando fueron a Francia, también a la universidad, aunque ninguno se recibió, Eros, y Zafiro que eran sus hermanos mayores y fueron los que regresaron al refugio de su hogar con las alas rotas, eso lo recordaba a la perfección, veía el dolor y sufrimiento en sus ojos y era por eso que tenía miedo del día que ellos partieran a la universidad, pero luego, comprendió que sus hermanos cometieron errores que él no repetiría, porque lo más importante para Felipe era el amor, era aún más soñador que sus hermanas, solo el tiempo le haría ver que hay cosas que uno no puede manejar, y que de las penas de amor, nadie puede escapar.
El departamento que habitaba era de lujo, y muy grande, algo que en un país como China era un privilegio, aun así nadie lo acosaba como en Nueva York, aquí era un extraño, no tenía periodistas tratando de retratar su rostro, o haciendo preguntas hostiles sobre porque su hermana Zafiro se había convertido en la esposa del mafioso más buscado en rusia, ni como interfería esto en el matrimonio de su hermano Eros, con la princesa Bach, no, aquí nadie sabía quién era Felipe Zabet, solo lo que veían y lo que él mostraba y era por eso mismo que en solo tres meses era uno de los jóvenes más populares de la universidad, atrás quedaban sus bromas pesadas y chistes molestos, no los necesitaba, solo era él, ¿y cómo era Felipe realmente? Era un joven honesto, atento, simpático, pero también serio cuando la situación lo requería, y a pesar de que su comportamiento siempre fue "normal" descubrió que más de un joven suspiraba por él, algo que lo impacto, en Estados Unidos ningún hombre se le había insinuado como sucedía aquí, algo que lo tomo desprevenido, pero lo que si lo dejo completamente aturdido fue el día que uno de sus profesores le pidió quedarse después de clases, alegando que tenía algo que charlar con él, intrigado Felipe acato la orden, nada lo preparo para lo que sucedería.
Sus compañeros se habían retirado, como siempre parecía que esta cultura trabajaba a un nivel sincronizado y apresurado, como si siempre corrieran de un lado a otro, mientras que Felipe estaba perdido en su mente, tratado de descifrar porque todos siempre estaban apurados, no se dio cuenta que su profesor se acercaba paso a paso a él, como un tigre acechando a su presa, o, mejor dicho, como un dragón a punto de devorar un delicioso bocadillo.
- Te ves sumamente hermoso cuando arrugas tu frente. - Felipe giro de inmediato al escuchar a quien era su profesor hablar tan bien inglés.
- No me lo creo. - dijo aun sorprendido y Han Shun Ming, sonrió con gusto.
- ¿Qué es lo que no crees? ¿Que hable tu idioma? ¿Que entienda lo que dices? O ¿Que eres hermoso? - el hombre de 30 años, coloco un rizo rebelde del cabello de Felipe detrás de su oreja, al tiempo que acariciaba sutilmente su mejilla y este temblaba levemente.
- Yo...yo...- no sabía que decir y esa era la verdad, Felipe había escuchado a más de un compañero insinuársele, pero él nunca había coqueteado con nadie, Felipe ni siquiera había dado un beso en toda su vida, por lo que el avance de su profesor lo dejo tragando grueso, era un hombre alto, con una delgada figura, pero Felipe podía distinguir sus músculos sin problemas por debajo de la camisa, como cuando flexionaba sus brazos y estos se marcaban.
- Tu... te has convertido en mi tormento durante estos meses, eres demasiada tentación para mí, desde el día que cruzaste esa puerta... me has quietado el sueño, más este último tiempo que he podido ver de primera mano cuanto idiota se te acerca y tu solo sonríes. - Ming paso su pulgar por el borde del labio de Felipe, quien dejo salir un suspiro por lo agradable que le resulto aquello.
- ¿Por qué? - el joven se tuvo que aclarar la garganta, y solo entonces pudo continuar. - ¿Por qué me pidió que me quedara? - termino su pregunta al descubrir que Han Shun Ming estaba demasiado cerca de él, una posición demasiado comprometedora para el profesor.
- ¿Eres tan inocente como aparentas? ¿o estas jugando con mi cordura? - el profesor no espero respuesta y termino con el poco espacio que los separaba, beso sus labios de forma sueve, al tiempo que llevo una de sus manos a la nuca del joven, y la otra a su cintura, atrayéndolo aún más cerca de él, haciendo chocar sus cuerpos.
Felipe no respondió en un primer momento, solo quedo allí, con los labios cerrados y los ojos abiertos, hasta que Han Shun Ming, poso su lengua en los suaves labios de Feli, y este al sentir su humedad y suavidad, se dejó llevar, era algo que aun sin haberlo hecho nunca, sentía la necesidad de responder, entrelazando la lengua con la de su profesor y en algún momento del beso se aferró a la camisa blanca que siempre llevaba el hombre, quien dibujo media sonrisa y aun así no rompió el beso, solo lo libero cuando lo sintió temblar, sabiendo que al fin lo tenía para él.
- Tan hermoso. - susurro con sus ojos oscuros y rasgados clavados en los verdes de Felipe y su mano aun sosteniendo su nuca.
- ¿Qué fue eso? - se dijo más para él que para Ming quien sonrió con satisfacción al ver lo aturdido que estaba su alumno.
- Eso mi hermoso Felipe, es mi reclamo a ti, de hoy en adelante eres mío.
Así fue como comenzó su historia de amor, o eso pensó Felipe, le gustaba su profesor, desde que lo había visto, su voz era suave, aun así, masculina, tenía a muchas alumnas suspirando por él, no podía creer que fuera gay, pero lo era, sus besos se lo decían, sus caricias, esas que aumentaban de intensidad con cada día que pasaban juntos, Felipe sentía que caminaba sobre las nubes, algo imposible y pronto lo sabría.
- ¿Con quién hablas? - la voz fría de Shun lo hizo pegar un salto, no lo había escuchado entrar en su departamento, pero allí estaba, ni siquiera recordaba haberle dado una llave.
- Hablaba con mi hermana, me estaba contando que ira a una boda de la familia de mi cuñada...
- ¿Y te tienes que despedirte con un "te amor hermosa"? - no era la primera vez en un mes que Shan le hacia un planteo como ese, era celoso y posesivo, Felipe ya lo sabía y no le gustaba, pero esta era la primera vez que lo hacía por su familia.
- Es mi hermana Ming. - respondió mientras quiso ir a la cocina, pero el hombre lo tomo del brazo y ya no lo dejo avanzar.
-¡Shun! Te he dicho que me digas Shun. - Felipe suspiro con molestia, aun no terminaba de entender esa manía que tenían en China de nombrar a las personas por su primer nombre, segundo o su apellido según el afecto y confianza que se tenían.
- Esto es... no es fácil llamarte Ming en la universidad y luego Shun o Han si estamos fuera de mi departamento o en tu casa. - Ming lo sujeto con fuerza entres sus brazos y de forma suave lo recostó en el sofá, quedando arriba, asegurándose de mantenerlo sometido.
- Déjame facilitarte todo. - dijo al tiempo que sus labios repartían besos húmedos en la mejilla y cuello de Felipe. - Si estamos en la universidad, seré profesor Ming, o solo puedes verme de esa forma tan hermosa como cuando quieres que te bese e iré a tu lado de inmediato, y te ayudare con todo lo que necesites. - a los besos se le sumaron sus manos, acariciando el torso de Felipe, quien comenzaba a dejarse llevar por las sensaciones tan nuevas que eso le provocaba.
- Si estamos en un club, o Karaoke, puedes decirme Han, como si fuéramos grandes amigos, esos que se conocen desde siempre, porque así lo siento, ¿tú no? - preguntó mientras su mano descendía un poco más.
- Y cuando estemos solos, me dirás Shun, porque aquí solo quien te ama te puede llamar por tu segundo nombre, y sé que tú me amas como yo te amo, mi hermoso Felipe. - su voz era ronca y Felipe sabía que la razón era por lo excitado que estaba, podía sentir su erección rozar su pierna, quería decirle que se detuviera, que aún no estaba listo para aquello, pero sus palabras fueron sustituidas por un gemido en el momento que la mano de Shun ingreso en su pantalón y acaricio su pene por sobre su bóxer.
- Shun. - dijo con la voz temblorosa y el hombre sonrió satisfecho.
- Así es hermoso, Shun, tu Shun.
Las manos de Ming eran tan rápidas y convincentes como su lenga, mientras sus besos aturdían a Felipe, sus manos fueron las encargadas de despojarlo de su ropa, y Felipe ya no sentía vergüenza o miedo a lo desconocido, lo deseaba, lo quería, necesitaba dar ese paso o la tensión sexual entre ello terminaría haciendo estragos.
Ming sabía muy bien lo que hacía, aprovechando el aturdimiento de Felipe, lo tomo en brazos y lo llevo a la recamara, donde ya tenía todo preparado, Felipe se había olvidado del detalle de no saber cuándo Ming había ingresado en su hogar, no tenía como saber que este respetado profesor no era lo que aparentaba, y obtenía todo lo que quería y cuanto quería y en este momento quería a Felipe, lo había deseado desde que lo había visto el primer día de universidad, fue solo una coincidencia que Felipe fuera gay, ya que si ese no fuera el caso Ming lo hubiera reclamado de igual forma, y es que nadie le decía que no, Han Shun Ming, era el líder del dragón rojo, una de las principales mafias que había en aquel país, su poder solo se comparaba con el tigre blanco, su eterno rival. Lo que comenzó como un simple antojo de Ming, pronto se convirtió en obsesión, Felipe era un joven divertido y carismático, una joya exótica que Ming quería poseer por siempre, y no estaba dispuesto a compartirlo ni siquiera con su familia.
Felipe observo cada movimiento que su profesor hacía, como lo dejo con delicadeza sobre la cómoda cama, y luego comenzó a desvestirse, se sorprendió de que, a pesar de ser muy delgado, sus músculos se marcaban en su abdomen, mientras que él solo era delgado, casi no tenía músculos que lucir, quien diga que un hombre no duda de su físico miente, ya que Felipe se preguntaba si Ming realmente lo veía hermoso, como tantas veces se lo dijo. Su profesor sonrió cuando el joven quedo con la vista fija en su pene, ese que de la misma excitación tenía una gota brillante en la punta, Ming tomo un pequeño frasco de la mesa de noche, y solo entonces Felipe se preguntó hacia cuanto tiempo que Shun estaba en su hogar, pero los besos de su profesor lo hicieron olvidar de todo una vez más.
- Abre tus piernas hermoso. - le susurro en el oído y Felipe obedeció, algo que a Ming le encantó, le fascinaba con la facilidad que Felipe lo obedecía.
- ¿Lo haremos? ¿realmente lo haremos? - pregunto con la garganta seca el rubio.
- Solo relájate y déjame todo a mí. - Han Shun sabia de sobra que él era el primero en todo con Felipe, una razón más para dejárselo y lucirlo, como una joya de su propiedad, aunque nunca le ofrecería otro lugar más que el de un acompañante, como muchos más que tenía, mientras que Felipe creía que Ming era gay al igual que él, la verdad era que Ming era bisexual.
- Realmente hermoso. - volvió a susurrar, admirando una vez más el cuerpo color crema de Felipe y como por momentos este enrojecía ante su hambrienta mirada.
Shun volvió a tomar sus labios, pero esta vez de manera dominante, lo deseaba, y lo tendría. Llevo sus manos a las piernas de Felipe y las elevo, dejando de esa forma su abertura expuesta, sus labios descendieron a los pequeños pezones del rubio y se dio a la tarea de lamerlos, mientras humectaba dos de sus dedos con lubricante, y sin perder más tiempo lo penetro, muy lentamente, primero con uno y luego sumo otro más, tomándose su tiempo para observar como el joven se retorcía bajo sus caricias, fue entonces cuando comenzó a girar sus dedos, dilatando aún más aquel estrecho lugar, hasta que al fin considero que era suficiente.
- Shun. - gimió fuerte el rubio y llevo sus manos al cuello delgado de su profesor, aferrándose a él.
- Tranquilo hermoso, solo disfruta. - respondió, pero al sentir la rigidez de su acompañante tomo el pene delgado y nada pequeño de Felipe y comenzó a masturbarlo, provocando que se agitara aún más, pero estaba vez de placer.
- Así hermoso, así. - le repitió en más de una ocasión mientras las estocadas se volvían más profundas y certeras encontrando el punto dulce del joven y provocando que gritara de placer.
- Shun... Dios...Si... ya casi. - dijo completamente rojo tanto de placer como de vergüenza, Felipe creía que era precoz, sin embargo, hacia varios minutos que Ming lo estaba penetrando y también estaba llegando a su punto máximo de placer.
- Si hermoso, así, recibe todo de mi... Libérate Felipe, hazlo conmigo.
Ming, apretó aún más el pene de Felipe, al mismo tiempo que se hundía al completo en él, provocado que el joven liberar su esperma en medio de ambos, y Ming se vaciara en su interior, definitivamente este hombre jamás se cansaría de Felipe, lo pensó y lo siguiente que dijo fue la sentencia del joven.
- Eres mío Felipe, solo mío hermoso.
- Era mía por ley, yo la vi primero, por ella adopte mi forma humana y solo por ella ardo en mil formas diferentes. No pertenece a los hijos de la luna. Ella es la elegida, la única que puede controlar a este Fénix, el primogénito del dios sol, el más antiguo, mi nombre es Nuriel, fuego de dios y ella es mi destino. - Me debo a los bosques vírgenes, a las cumbres nevadas, al momento efímero. Soy uno de los tantos descendientes del dios sol, dador de vida, hijo de un elfo y un hada. Mi deber es cuidar al más débil, a quien no puede defenderse. ¿Quién diría que escucharía su voz y mi existencia dejaría de tener sentido? Me he convertido en su esclavo por solo escuchar el latir de su corazón. Ella es mía, soy Ikigaí, el camino que realizas para conocerte y yo le mostrare que quedarse conmigo es su mejor opción. - Somos hijos de la luna, se nos ordenó cuidarla como castigo y así lo hicimos, porque ya no teníamos nada en nuestra existencia a lo que aferrarnos. Somos rechazados y aun así no deseamos morir, queremos amar y ser amados, por lo que aceptamos el pedido de la luna cambiante Aysel, con la promesa de que nos daría una nueva compañera, si conseguíamos su perdón, no estaba en nuestros planes enamorarnos, pero tampoco lo quisimos evitar. Somos hijos de la luna y la hemos reclamado como nuestra, le guste a quien le guste. - Estoy segura de que cuando mi madre escogió mi nombre no pensó que tan bien me quedaría, soy Kalila, que significa la más querida, eso estaría bien, si no fuera porque me encuentro en medio de cinco seres sobre naturales, uno más peligroso que el otro, dos son hijos del dios sol, tres son hijos de la diosa luna y en medio yo, una simple humana con alma de cazadora. Soy Kalila y esta es mi historia.
La familia Zhao era la dueña indiscutible de casi todo el oriente, su clan, el tigre blanco, manejaba todo dentro del país, aunque no siempre fue así, antes, casi 20 años atrás, existió otro clan igual de poderoso, el dragón rojo, pero dicho clan encontró su fin por ir tras lo prohibido, ahora la suerte le sonreía al tigre blanco o al menos eso pensaban, hasta que su líder, Loan Zhao, decidió que era tiempo de retirarse y acudió a los monjes para que vieran su tatuaje, ese que los más ancianos le hacen en la espalda cuando asumen como líder y que solo puede ser descifrado, cuando se retiran de su lugar, y así pudieran decir cuál de sus hijos seria la nueva cabeza del tigre. Lo que menos espero escuchar, era que el futuro de sus hijos estaría regido por amores prohibidos, esos que pueden llegar a matarte, por destino o casualidad, el pasado se uniría con el presente, dejando solo dos caminos, la unión con familias poderosas a través de lazos indestructibles, o el dolor y la agonía de arder en amores prohibidos.
Mi nombre es princesa Antara primera del reino Kael, o al menos ese era mi nombre, pero cuando el reino de las brujas cayó, mi vida cambio, pase de vestir sedas y ser adornada con oro, a ser cubierta con harapos y lodo, una vagabunda mendigando en las calles del reino de Joako, los lobos son crueles con los extraños, pero entre todos ellos, creí tener una posibilidad de vivir, fingiendo ser una simple humana, el Duque White sufría por la pérdida de su hija y me acogió como remplazo, no fue fácil, pero pensé que había logrado al menos ganarme su cariño, pero luego entendí que no podía dar nada por sentado, comprendí que si no queria regresar a las calles, solo me quedaba una opción, atrapar al futuro rey Alpha, cualquiera diría que sería fácil salir embarazada de semejante hombre, claro que teniendo en cuenta lo loco que ese bastardo esta, lo genial seria salir viva luego de estar con él.
Si amas a alguien déjalo ir, si vuelve es porque es tuyo, sino nunca lo fue, al menos eso se dice, el problema es cuando alguien que nunca fue tuyo, regresa a tu vida, despertando demonios que creías enterrados. El gran empresario Mateo Zabet coloco una muralla entre ellos en su adolescencia, respetando que la joven que amaba tenía novio, casi dos décadas han pasado desde que la vio por última vez, hoy frente a él está el amor de su vida ¿feliz mente casada? — Esto no está bien, estoy casada y tengo hijos y... — susurra con voz temblorosa. — Esto es lo único que está bien Elizabeth, siempre fuiste tú, mi amor, mi vida, mi todo y no sabes cuanto odio no habértelo dicho antes. — reconoció tomando sus labios con verdadera pasión. gratis hasta finalización.
Mi vida fue un calvario, un mal cuento, aun así, me aferre a lo único que me daba esperanzas, mi compañero, no me importaba de que especie fuera, solo queria que me encuentre, y tener al fin un poco de felicidad, pero claro que nunca nada sucede como deseo. Ahora se supone que mi vida cambio, incluso hasta mi nombre, pero, sin embargo, el dolor permanece, se supone que debía cuidarme, amarme y respetarme, era mi Alpha después de todo, pero resultó ser un maldito, y lo peor, es que me embarazo, estoy embarazada del maldito Alpha, y ya no sé qué hacer con mi vida, ni siquiera sé si tengo una.
Pertenecer a la mafia no es fácil, mantener tu lugar mucho menos, atrapar a uno de los lideres más grandes del bajo mundo... es casi imposible. Dasha Morozova solo queria su lugar en el mundo, al lado de quien amaba, sabia los riesgos, creció con ellos, y cuando al fin creyó conseguir a quien queria... la vida le demostró que no todo es un cuento de hadas, más cuando vives rodeada de enemigos, ahora el amor ya no es su prioridad, busca venganza, quiere recuperar lo que por ley es suyo y no le importa a que demonio deba tentar para ello. Lukyan Neizan, sabe que el legado de sus padres pesa sobre sus hombros, el don de ver destellos del futuro es su gran aliado cuando debe cuidar su espalda y destruir enemigos, pero... hay imprevistos que escapan incluso de su don, es así como el gran mafioso dueño de casi toda rusia y apodado la muerte blanca, despierta un día con la noticia de que tiene un hijo, del cual ni siquiera sabe quién es la madre. Dasha debe atrapar a un mafioso que la ayude en su venganza. Lukyan debe honrar las leyes de su clan y casarse solo con la madre de su hijo. La venganza es un plato que se sirve frio, y atrapar a un mafioso puede hacerte arder mucho antes de conseguir lo que quieres, pero eso Dasha... aun no lo sabe.
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
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Se me ocurrió casarme por contrato falso, con un hombre que está comprometido con su trabajo. Ese hombre también es mi jefe Albert pensó que sería divertido ir a Europa y casarse. Todo fue diversión y juegos hasta que estuvimos caminando la mano por las calles Europa. Solo éramos nosotros dos, pero Albert rompió la única regla que nos impedía estar juntos. Me dejó EMBARAZADA. ¡Albert nunca amaría este hijo nunca! Él está centrado en su trabajo y no quiere complicaciones. Ahora, tengo dos opciones. Decírselo y arriesgarme a perderlo. O mantener mi en secreto y aun así perderlo. Con cualquiera de las opciones, terminaré con el corazón roto. ¡A menos que un milagro salve nuestro matrimonio y nuestro futuro del colapso!
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