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Historia

Capítulo 2 Real desastre

Palabras:2897    |    Actualizado en: 29/12/2022

des

e botones, lo más presentable y elegante con mis tacones en punta. Pasé una mano por mi cabello algo nerviosa, repasé una y ot

jefe, lo practiqué muchas veces en mi mente, esperaba no fallar en esa simple misión, ser torpe parecía ser parte de mí, era mi mal desde

or Abdias Deluca, que se encargaría de explicarme lo que haría o de decirme qué carajos figuraba en esta empresa, solo ro

o lo ar

í del ascensor lista para dev

pletamente absorto cuando se dirigía al ascensor, el café chocó contra mi camisa y cayó en el piso mojando

impresión y luego miré al sujeto frente a mí observando que de hecho él tambi

e esto me hubiera pa

─dijo entre dientes, su ceño fruncido

mando incompet

e la camisa, ¡el incompetente eres tú! ─repliqué e

uesto a atacar al no esperar tal ataque verbal hacia él. Sus rasgos tenso

no lo

sonrojarse al pensar que de hecho él

ramente entretenido─, tú eres

loca del a

sta vez con más detenimiento pero no lo reconocí, creo que en ese momento yo estaba más en

sujeto me hubiera lanzado las

comprendiendo, sintiendo una rara mezcla de ali

sino que su iris era de un raro gris que se unía al azul claro, era bastante alto y fornido, aún con tacones, mi cabeza le llegab

en una sonrisa ladeada, mientras su mirada se volvía cada vez más intensa sobre la mía robándome el aliento. Sus ojos se d

laro que me la

pensando Venus? Ni

ó a cosquillear evidenciando que se sonrojaba con fuerza, era extraño, mi pecho tembló de un

bía tornado incómoda

ría huir

vuelta y comencé a caminar sin mirar atrás trat

bía si

al. Caminé por el pasillo siguiendo los carteles de señalación, hasta que llegué a

firme y alzando el mentón, pero la

mirarme, señalando con la cabeza los asientos cerc

n, rascando la parte inferior de mí cuello sin

to donde me indicó mirando a mi alrededor, todo era muy limpio, paredes blancas, cuadros abstr

a detrás de la secretaria se abrió y un hombre salió, ni siquiera notó m

fe, para él i

ente, su ceño fruncido y su postura detonaban mie

ritorio ─exigió el hombre sin mirarla─. ¿

hablab

co nerviosa y arregló sus lentes, de

o las líneas imaginarias de mi falda, yo no era tímida, no de

mi caminar hasta parar en mi rostro, pero no de manera sádica

verg

a darle a demostrar

aceptarme en esta prestigi-si... ─aclaré mi garganta cuando

o se me trab

ía familiar, era sin duda un viejo muy guapo, casi lo podía ver como el sueño de suggar da

te me sentía muy cómoda trabajando aquí como pasa

ma ─solté nuestras manos y me señalé la camisa riéndome un poco par

ar que estaba al tanto de

común la torpeza de las personas. Venga señorita Ma

jefe, ahora solo debía calmarme y ser lo más profesional

s, e incluso un pequeño espacio para jugar golf, se escuchaba una

mientras se acomodaba en su asiento detrás de s

resa donde firmarían acuerdos con los distribuidoras de otros países, yo debía estar ahí para ver a los otros traductores y pode

aría y luego sería mi turno,

Alomi se había ido a visitar a sus padres en la capital por el fin de semana, mi madre debía de estar sola en mi residencia, rogaba que hubiera preparado sus famosas tostadas

s estaba pa

tra

reuniones sociales cada vez que venía, so

una adolescente que esperaba a que sus p

a ella quitándole el vaso que olía a cerezas mezcladas con vodka y

esto mamá?! ─dije

stuviera haciendo nada mal

tándole importancia─, creí que llegaría

iración. Mi mamá me sa

an ir a fiestas, ahora mi madre quería hacer lo qu

comenzaré pasantías ─dije─, de igual forma, mamá, no pued

a mano al aire restándole importancia─ solo es una pequeña reunión,

ces, debía de rozar los sesenta años, era muy olvidadizo,

ibrería, ya yo no estoy para atender eso, prácticamente es el du

onado casi diez mil veces, y su hijo

ndo el muchacho se acercó─,

no lo co

, tenía el cabello rubio, fascinantes ojos ámbar, si me quitaba los tacones éram

ntadora sonrisa que ahuecó unos ho

una leve sonrisa en mi ros

mi pecho chocó contra el suyo, tomó mi rostro con su mano y me d

saludábamos de vez en cuando, hasta que un día vi que buscaban un empleado y como necesitaba dinero pregunté si podía entrar, obviamente me con

pre me ayudaba en todo lo que necesitaba y est

zos cruzados casi durmiéndome del cansancio, pero no quería encerrarme en mi habitación tod

sus ojos ambas vieron mi ropa y su ceño se

e me había olvidado por completo. De repente tuve una rara idea

r de la mano y caminando con él hacia mi habitación, él me sigui

desabotonarme la camisa y a quitarme los tacones, siempre era su vicio, entrar a la habita

a cama? ─murmuré terminando de quitarme la camis

era evidente q

dos del Real Madrid ─murmuró c

Estás jodiéndome?" pero evidentemente no m

la falda para ir hacia donde estaba Cesar, me senté en

ndía mis intenciones, entonces de verdad que era bruto. Sin embargo él lo que hizo

urmuró aún con la mirada fija

ra tener hijos, no era el momento. Me hacía perder la confianza cada vez me rechazaba, es decir, había veces que me hacía sentir como el único ser más especial

s, él fue mi primera vez, mi primer amor

a gay o... pendejo, supongo que no todos los hombres le interesaba tanto el sexo, tenía que pensar así, porque dolía pe

s que cantaban karaoke, me acerqué debajo de la cama y saqué mi caja secreta, tomé una pr

te mi mente trajo la imagen de un hombre de ojos grises, fruncí el ceño, pero no me detuve, la rara sensación que me causó cuando me hizo sentir que vio a través de mi ropa, con deseo, la forma en la que me miró, pensé en esos brazos fuertes e imaginé su boca l

sola, y ahora me sentía infiel por pensar ín

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