Una extraña

Natalie Wilson siempre había sabido que sus padres, David y Rachel, la querían menos que a su hermano mayor, Ben. Desde pequeña, se había acostumbrado a ser ignorada, a pasar desapercibida en su propia casa, sentía que no pertenecía a esta casa.

- A pesar de que llevo viviendo en ella toda mi vida, - siempre me he sentido como una extraña en mi propia familia.

- Y no es que no haya intentado hacer algo para cambiarlo, pero parece que nada funciona.

Su padre David fue un exitoso abogado que trabajó largas horas en su bufete. Rachel su madre, por su parte, era una cirujana reconocida en la ciudad. Ambos eran muy respetados en sus trabajos y se dedicaban por completo a sus carreras.

A pesar de todo, Natalie seguía intentando ganarse el amor y la aprobación de sus padres. Trataba de ser la mejor hija posible, pero nunca parecía ser suficiente.

Un día, Natalie escuchó una conversación entre sus padres en la que hablaban de ella.

- "Es una carga para nosotros", dijo su madre. - "No hace nada bien y siempre está metida en problemas".

Natalie se sintió destrozada. No podía creer que sus padres hablaran de ella de esa manera. Se sintió rechazada y sola.

Esa noche, Natalie se escapó de casa. Quería demostrarles a sus padres que ella podía hacer algo bien, que era más que una carga.

Agarró su mochila y salió por la puerta trasera. No sabía a dónde iría, pero tenía que irse de allí.

Mientras caminaba por las calles oscuras, Natalie se dio cuenta de que no tenía ningún plan. No tenía dinero, ni comida, ni un lugar seguro para dormir. Pero seguía caminando, con la esperanza de encontrar algo que la hiciera sentir viva.

De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Se volvió rápidamente y vio a un hombre desconocido acercándose a ella. Se asustó y comenzó a correr, pero el hombre la logró y la agarró del brazo.

Natalie gritó, pero nadie parecía escucharla. Estaba atrapada, sola en la oscuridad.