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"«¿Los colores de la vida?» «¿Quién ha escrito tal disparate?» «¿Cómo puede uno ser la mejor versión de sí mismo?» «¿Por qué uno debería ser la mejor versión de sí mismo?» «¿Por qué esa gente anda feliz todo el tiempo?» Ginger se hacía numerosas preguntas hasta que conoció a su escritora favorita. Abby le enseñó a ser positiva, o por lo menos empezar a ver el mundo de otra manera; pero no tenía el dinero, la edad, ni el permiso de sus padres para ir a conocerla. Así que, mediante foros, páginas, blogs y conociendo a gente en internet que gustaba de lo mismo que ella, abrió campo a un mundo genial. Lo malo es que cuando la computadora se apaga, tiene que subir sus calificaciones, intentar lidiar con los monos que tiene como compañeros de clase y salir ilesa en la libreta de notas mientras vive los dramas adolescentes de su mejor amiga. Entonces, ¿podrá sacar la mejor versión de sí misma sin dejarse vencer en el intento? "
-INTRODUCCIÓN-
Ella es pelirroja, llamarse Ginger es un gracioso detalle añadido que le dieron sus creativos padres al nacer.
Ginger no tiene una mansión o autos elegantes, no tiene padres que se van de viaje, dejándola sola, provocando que haga una fiesta más grande que las alocadas «reuniones» que vio en la televisión.
Ginger tiene diecisiete años y aún suele pedirle permiso a su madre para salir. Además de que ni siquiera sabe manejar bicicleta al no tener una buena conexión mano-ojo-pies.
Ginger lee en una plataforma de internet porque no puede darse el lujo de comprar libros a montones.
Ginger debería dejar de hablar en tercera persona, porque su vida es deprimente y no puede pagarle a alguien para que narre su historia.
Entonces, esta soy yo. Ginger Huff.
HUFFY
@GingerHuff: ¿Alguien sabe dónde está mi gato?
Suspiré dejando el teléfono en la cama. Estaba a pocos días de volver de las vacaciones de verano y eso solo me decía una cosa: La libertad se estaba terminando.
-¿Mamá? -Me asomé por la escalera, ella tan serena estaba preparando unos pastelitos de frutos rojos que vio en internet y yo había llegado a interrumpir su paz.
-Bubba está durmiendo debajo de tu cama, puedo jurarlo -contestó antes de que se lo preguntara.
-¿Cómo sabías que iba a...?
-Arroba Ginger Huff, ¿alguien sabe dónde está mi gato? -interrumpió mirándome, señaló su teléfono y soltó una risilla. Dejó los pastelitos en el horno y dio un giro repentino para añadir una furtiva acotación. -Y ya que vuelves a tu habitación, ¿qué te parece si la ordenas un poco?
-Claro que sí, guapa. -Le guiñé el ojo y hui por mi vida.
Corrí hacia arriba de vuelta a mi cueva antes de que me mandara a hacer más cosas y escuché un «¡Qué graciosa!» de lejos. Cerré la puerta y fingí secarme el sudor.
-Ahí estás, gato tonto. -Lo levanté del suelo para abrazarlo, me puso la pata en la cara- ¿Tú también me vas a rechazar? ¡Ya tengo suficiente con aquel sujeto para que tú también lo hagas!
Lo dejé en mi cama porque Bubba no estaba comprendiendo mis dramas adolescentes y me puse a pensar:
Calculando el desorden y matemáticamente hablando, en mi habitación tenía cuatro paredes, un techo y un piso; el único desordenado era el piso.
-Así que mi habitación está más ordenada de lo que pensé. -Sonreí chasqueando con la lengua y echándome sobre la cama de nuevo.
G
Ey, Kim, ¿qué haces?
12:25
Kim
¿Un lunes en vacaciones a las doce de la madrugada? Durmiendo, claro.
12:26
Para que quede claro, a Kim le encantaba dormir y ya era mediodía.
G
Dime, por favor, que es broma y estás viniendo hacia acá para sacarme de casa y hacer algo divertido como tomar helado o ir al cine... ¡O ambos!
12:26
Kim
No te soporto, ¿sabes? Le diré a mamá y voy para allá.
12:27
G
Te amo, Kimmy. Eres mi heroína.
12:27
Kim
Sí, claro.
12:28
Kim era mi mejor amiga desde los nueve años, la única persona con la que me dejaban salir sin hacer tanto papeleo parental. Solo me costaba decir: «Voy con Kim» y las puertas de la libertad se abrían para mí. Ese día no fue la excepción. Solo tuve que limpiar mi habitación por dos horas, pero eso era algo que en algún momento iba a hacer.
Mamá, estaba de vacaciones, por favor. ¿Por qué no cooperas conmigo?
-¡Espero que esa habitación esté ordenada!
-¿Por quién me tomas, madre? -pregunté mientras salía de mi casa.
-¡Y que esté completa y no matemáticamente ordenada!
-Kim se rio de mí porque sabía a qué se refería.
-¡Adiós, má!
No había visto a mi mejor amiga por dos meses porque sus padres decidieron vacacionar en Galí, un país de Latinoamérica, yo estuve el mismo tiempo en casa de mi abuela siendo la organizadora de los eventos que hacía con sus amigas.
-Bueno, mi querida pelirroja. Cuéntame qué hiciste en tus vacaciones, me hiciste hablar ayer sobre mi viaje, pero no me contaste nada. -Kim giró a verme aprovechando que el semáforo cambió de color.
-Bueno, Kim... Es que no hice nada. -Me reí notando que era cierto, no había hecho nada interesante-. Estuve yendo y viniendo de mi casa a casa de la abuela. Tú sabes que le gusta organizar juegos de mesa con sus amigas... Sus viejas amigas.
-Las recordé. Esas señoras me habían timado, perdí veinte dólares la primera vez que jugué con ellas.
-Oh, pero si son adorables, Ginger.
-Eso es lo que tú crees. -Ladeé la cabeza y ella solo sonrió volviendo a manejar-. Bueno leí algunos libros, estoy volviendo a leer True Colors porque estaba ordenando mi librero y una cosa llevó a la otra...
-¿Cuántas veces lo leíste ya? -Kim me preguntó cambiando de canción, yo entrecerré un pocos los ojos tratando de calcular.
-Creo que... seis o siete. ¡Deja de juzgarme! Tú sabes que me gustó mucho.
-¡Pero si no he dicho nada!
-¡Sé lo que estás pensando, Kim Thompson! Tú no comprendes, la vida de una fangirl es dura.
-Me gusta que seas tan dedicada, cereza mía.
Solté una risa insonora. A Kim le encantaba cambiarme el nombre dependiendo de mi humor. Cuando me enojaba, pasaba a ser fosforito. En realidad casi siempre me llamaba fosforito.
-Por cierto, es la misma dedicación que voy a tener para que veas Frens antes de que termine este año. -Kim no respondió, pero eso iba a suceder. Era mi serie favorita.
Al salir de mis pensamientos, llegamos a nuestra heladería favorita. Quedaba cerca del centro comercial y no quedaba muy lejos de nuestras casas. Era perfecto, pero no tanto.
Al estar en una zona céntrica, muchos de mis compañeros solían pasar el tiempo ahí, y ya que estábamos cerca de volver a clases, por supuesto que casi todos estaban ahí.
Todos incluyendo al inepto, insoportable y siempre sonriente (aunque por alguna extraña razón, todos pensaban lo contrario): de Theo Collins.
Ugh.
-¡Pero si es Huffy en persona! ¿Dónde estuviste todas las vacaciones, eh? -preguntó el chico desde la mesa que compartía con sus amigos, apenas iba entrando a la heladería junto a Kim-. Lamenta que solo nos vimos una vez.
-Lo bastante lejos de ti para disfrutar de unas verdaderas vacaciones, Collins. -Le encantaba molestarme. Él lo sabía, por eso no paraba.
-Que dura, eso me ha dolido -chasqueó negándose y rodé los ojos caminando hacia el lugar para pagar.
La transacción fue rápida, Kim decidió invitar, así que me mandó a pedir los helados.
-Hola, Finn, dos helados de chocolate y menta, por favor.
-¿Han sido unas duras vacaciones? -Sonrió el amable chico que llevaba al menos cuatro años trabajando en el negocio de su padre.
-Sí. Que sea doble, por favor. -Nos reímos juntos y asintió- Oh, al de Kim agrégale grageas de colores, ya sabes cómo es.
-Holi, amigos, ¿Qué tanto cuchichean aquí? -preguntó Kim acercándose.
-Kim, me alegra muchísimo que hayas ido de vacaciones a Galí, pero eso me está poniendo nerviosa -hablé viendo el (no tan pequeño) dije que llevaba en el collar.
-Sé que me extrañaste de todas maneras y tenemos que ponernos al tanto de la pelea que tuviste con Theo en mi ausencia, ahora que recuerdo. -Alguien apareció de la nada para defenderse.
-Las peleas son de dos, querida Kim. Si una persona te grita hasta sobre cuando naciste y tú no le contestas, no puede considerarse una pelea -habló Theo rodeando el hombro de mi amiga, evité su mirada manteniendo mis ojos en el perfecto movimiento de Finn sirviendo helado.
-Dile a este individuo que desaparezca de mi presencia.
-Sujeté mi cabeza a la altura de mi tabique, estaba perdiendo la paciencia.
-Huffy, me dañas, ¿lo sabes? -Rio alejándose de nosotras con unas servilletas en sus manos y caminando hacia sus amigos que le celebraban las bromas como ovejitas feas.
-No sé por qué creen que es genial y divertido. Yo solo veo a un niño rico que es celebrado por todos. Ya quisiera yo ser hija de una productora de cine como su mamá.
-¿Productora de cine? Yo he oído que es astronauta.
-Kim, por favor. ¿Astronauta? como sea, nadie conoce más de los hermanos Collins que lo poco que sabemos. Y no me interesa su vida, así de simple.
-El problema de todo es que Collins es un apellido muy común y es difícil saber quiénes son. Gracias, cariño. -Le sonrió Finn mientras yo asentía y tomaba mi helado para caminar a la salida.
-Ya dije que no me interesa su vida. Mejor vamos a ver qué película hay en la cartelera de una vez -corté la conversación y me llevé a mi amiga al cine.
Tenía que despedir mi último fin de semana en vacaciones viendo una buena película con mi mejor amiga.
Aunque en mi mente quedó una duda: Theo y Alai Collins, ¿de quién se escondían?
Hace tres años, la familia Moore se opuso a la decisión de Charles Moore de casarse con su amada mujer y seleccionó a Scarlett Evans como su novia. Pero Charles no la amaba. De hecho, la odiaba. Poco después de la boda, Scarlett recibió una oferta de la universidad de sus sueños y se lanzó sobre ella. Tres años más tarde, la amada mujer de Charles cayó terriblemente enferma. Para cumplir su último deseo, él llamó a Scarlett y le presentó un acuerdo de divorcio. La joven estaba profundamente herida por la abrupta decisión de su esposo, pero ella decidió dejarlo libre y aceptó firmar los papeles. Sin embargo, Charles pareció retrasar el proceso deliberadamente, dejando a Scarlett confundida y frustrada. Ahora, Scarlett estaba atrapada en las consecuencias de la indecisión de Charles. ¿Sería capaz de liberarse de él? ¿Charles eventualmente entraría en razón y enfrentaría sus verdaderos sentimientos?
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Todos se sorprendieron cuando estalló la noticia del compromiso de Rupert Benton. Fue sorprendente porque se decía que la novia afortunada era una chica normal, que creció en el campo y no tenía nada a su nombre. Una noche, ella apareció en un banquete, lo cual causó una sensación a todos los presentes. "¡Cielos, ella es tan hermosa!". Todos los hombres babeaban y las mujeres se pusieron celosas. Lo que no sabían era que esta supuesta pueblerina era en realidad una heredera de una fortuna de mil millones de dólares. No pasó mucho tiempo antes de que sus secretos salieran a la luz uno tras otro. Las élites no podían dejar de hablar de ella. "¡Dios mío! Entonces, ¿su padre es el hombre más rico del mundo?". "¡También es esa excelente pero misteriosa diseñadora que mucha gente adora! ¿Quién lo hubiera adivinado?". Sin embargo, un montón de gente no creía que Rupert pudiera enamorarse de ella. Pero les cayó otra bomba. Rupert silenció a todos los detractores emitiendo un comunicado. "Estoy muy enamorado de mi hermosa prometida. Nos casaremos pronto". Dos preguntas estaban en la mente de todos: "¿Por qué la chica ha ocultado su identidad? Y ¿por qué Rupert estaba enamorado de ella de repente?".
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Durante diez años, Daniela colmó a su exesposo de un amor inquebrantable, solo para descubrir que no era más que un chiste para él. Humillada, pero decidida, se divorció de él. Tres meses después, Daniela regresó a lo grande. Ahora era la CEO oculta de una marca líder, una diseñadora codiciada y una rica magnate de la minería, y su éxito se reveló en su triunfal regreso. Toda la familia de su exesposo se abalanzó sobre ella, desesperada por implorar su perdón y suplicar otra oportunidad. Sin embargo, Daniela, ahora querida por el famoso Sr. Phillips, los miraba con gélido desdén y dijo: "Estoy fuera de su alcance".