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Saga "Amante de los lobos" Libro lll Orden de lectura: Amante misterioso. Amante peligroso. Amante prohibido Cuando Jara despierta, Owen no está, no puede sentirlo, no puede escucharlo y...tampoco puede amarlo. Desesperada, agonizando de dolor por eso que perdió, decide buscarlo, pero sus hermanas se lo impiden, dado que sin el manto...los humanos se preparan para defenderse y protegerse, mientras los demás deben de guardar refugio hasta que todo se estabilice y se forme un orden que sea beneficioso para todos. Pero...Jara no contaba con esa sorpresa que estaba en su vientre. Cazadores, guerras por territorios, dominio de algunas razas y la extinción de otras, el mundo ahora es muy peligroso y lo único que se desea es que cada quien tenga su lugar, sin peligros, sin amenazas, pero llegar aun acuerdo es muy difícil y cada representante es más testarudo que el otro. Una guerra se avecina, una lucha de poder y el temor por lo que se desconoce. Pero hay un arma muy poderosa que antes fue dominada y ellos intentaran hacerlo otra vez. Usar a las lobas es su propósito. ¿Quién puede controlarlas? ¿Quién posee el mismo poder que ellas? ¿Aún él puede usar ese hechizo? Los vampiros llevan la ventaja, pero aquel que posee el control jamás se levantaría contra ellas, contra su amada, sin embargo...la paz no es una opción cuando se busca poder, la paz no es una opción cuando te arrebatan eso que amas, mucho menos es una opción cuando tu hija es secuestrada y tomada como rehén para que hagas sus órdenes. ¿Podrá Owen actuar en contra de Jara por una hija a la que él no conoce? ¿Aceptará someterlas otra vez o...buscará otra salida?
1–¿Y ahora qué hago?
Abrí mis ojos lentamente a pesar de no querer hacerlo, sentía a mis hermanas cerca y un enorme cambio en mí, uno que no quería aceptar.
Era horrible sentirse así otra vez, sobre todo después de haberme sentido completa, plena y en compañía, con alguien que me amaba, alguien a quien yo amaba.
Amaris tomaba mis manos y mis hermanas me rodeaban, cubrí mis desnudez y las de ellas también, incluso la de Brais que esperaba a lo lejos, junto con Lucero y su hijo.
-Amaris...-tener que preguntar por él, porque ya en mi interior no lo sentía, ya no podía hablarle, escuchar sus pensamientos, compartirlo todo con él. El rey había muerto y con sigo se había llevado mi unión con Owen, si es que alguna vez fue directamente con Owen.-¿Do...Dónde está él?-mis ojos tenían miedo de buscarlo alrededor de mí. Yo tenía miedo de mirarlo a los ojos y no sentir más que esta ausencia.
-Se ha ido, Jara.
-¡¿Dónde está Owen?!-repetí fuertemente la pregunta porque aquella respuesta no me gustó.-Dímelo.
-Se fue, Jara. Owen se marchó hace un par de horas.-apretó mi mano y obligó mi cuerpo a permanecer contra el suelo, sin dejarme mover.-No...no podía soportar que ahora no lo ames.
-Necesito ver sus ojos.-dije, llorando, imaginando su rostro, su expresión triste por mi ausencia y todas las cosas que seguro le pasaban por la cabeza.-Si lo miro...puede que vuelva a suceder. ¡Necesito verlo!
-¡Se ha ido, Jara! ¡Owen no está! ¡No podría quedarse a tu lado mientras él te ama y tú no puedes sentir nada por él!-mi mano se zafó de su agarre y solté un puñetazo en el rostro de Amaris.-Es la realidad.-dijo, limpió la sangre de su rostro y se acercó al mío.-Déjalo libre, él ha dado todo por nosotras, merece ser libre.
-Merece...ser amado y yo quiero amarlo.
-Tu lazo...ya no existe, Jara.
-¡Puedo amarlo otra vez! ¡Puedo amarlo otra vez! ¡Brais! ¡Brais, ven por favor! ¡Brais! Por favor...-él se acercó despacio, vino a mi lado y tomó mi mano.
-Jara...lo siento.
-¡No lo sientas, maldición! Dime...¿puede un lobo tener otro mate una vez que ha perdido al suyo? Solo quiero saber eso, por favor. Podría amar otra vez a Owen, ¿no?
-Es que no lo sé, Jara. No puedo ayudarte en eso.
-¡¿Y quién puede ayudarme?! ¡¿Quién?! ¡Ya perdí al rey! No está en mí, en ninguna de nosotras, no está en Owen, entonces...puedo amar a Owen.
-Incluso si...se te concede otro mate, ¿quién dice que sería Owen? Podría no ser él, podría ser otra persona. No elegimos, Jara.
La explicación de Brais solo logró enojarme más. Apoyé mis manos en el suelo e intenté aislar el dolor de mi pecho, porque cada segundo sentía que moría, que lograban marcar y torturar mi alma.
-¿En qué dirección se fue?-mis piernas temblaron al ponerme de pie, pero tenía que ir por Owen, así sea arrastrándome. Todos guardaron silencio y yo las fui mirando una por una, ellas callaban.-¡¿En qué dirección se fue Owen?!
-Jara, no diremos nada.
-Bien, Amaris. Este es el apoyo que me das en un momento como este. ¡Solo quiero verlo! ¡Lo necesito! ¡Necesito tenerlo a mi lado! ¡Que sepa que haré todo lo posible por amarlo! ¡Así tenga que cambiar mi corazón por otro! Pero que sepa que...yo puedo amarlo, él lo merece. Owen merece ser amado.
Miré en todas las direcciones, eligiendo una al azar, el viento era frío y no podía sentir su olor, no sentía absolutamente nada de él, como si cada cosa suya se me privara, como si incluso el maldito mundo quisiera apartarme de él.
Corrí en esa dirección, comenzando a tomar velocidad para transformarme, pero un hombre apareció frente a mí, era el lobo blanco.
-Lo siento, Jara.-¿por qué se disculpaba? Su aspecto era...un poco intimidatorio y se sentía raro tenerlo cerca, no me parecía humano, pero tampoco parecía un lobo. Aquella extraña e inusual luna en su frente comenzó a brillar, después su cuerpo se transformó a la misma velocidad que cualquiera de nosotras. Miré hacia el cielo, aquella luna parecía servirle solo a él y su pelaje como que absorbía cada brillo, guardándolo en sí y brillando completamente, como un resplandor suave, cálido e inofensivo.
-No recuerdo tu nombre o de dónde saliste, pero...quítate de mi camino. Lo único que quiero es buscar a Owen, ¿qué tiene eso de malo?
"Tenemos que buscar refugio antes de que los humanos comiencen a organizarse, el manto ha caído y cualquier criatura está expuesta. Brais nos llevará a un lugar seguro."
-Bien, solo...váyanse. Estoy segura de que Owen y yo, cuando yo lo encuentre, los buscaremos a ustedes.
"No te puedo dejar ir, Jara."
Di un paso hacia él y el lobo retrocedió. ¿Por qué no avanzaba?
Corrí hasta llegar a su lado, sin dejarlo escapar. Dejé mi mano en su cabeza y él soltó un pequeño aullido.
-Eres un buen lobo, ¿no es así? ¿A quién vas a obedecer? ¿A ella o a mí?-su cabeza se movió inquieta, no sé porqué actuaba así conmigo desde la otra vez, pues estaba claro que obedecía las órdenes de Amaris, no las mías.-Déjame pasar y te acariciaré un poco más tu cabecita.-lo toqué con ambas manos y fui bajando por su cuello, hundiendo mis dedos en su sedoso y brillante pelaje, tan suave y hermoso. Fue bajando las patas poco a poco hasta quedar sentado, a esperas de que yo siguiera acariciándolo. ¿Por qué yo tenía el control de este lobo? Parecía muy sumiso.-Bien, ahora me iré, regresa con Amaris, ¿sí? No es tu culpa, pero tengo que buscar a Owen, ella lo entenderá.
Cuando abandoné mis manos de su pelaje, el lobo retiró la transformación y apareció el hombre, fue muy rápido y aquellos fuertes brazos me aprisionaron, sabía que no podía escapar de su agarre y solo me relajé.
No podía hacer nada, no sin herirlo.
-¿Qué diablos es lo que me haces?-Preguntó muy enojado mientras caminaba de regreso con las demás.
Pero yo no hacía nada, solo lo tocaba y él se ponía así.
-No vamos a pelear contra ti, Jara. Tenemos otros métodos. Solo...espera, dale tiempo, intenta sanar primero, pensar las cosas. El mundo cambió en un pestañeo y debemos de resguardarnos. Existen cazadores, cazadores con habilidades que ahora mismo son muy peligrosas, poseedores de objetos mágicos capaces de muchas cosas y hasta hay un grupo que está con Ilary. No es seguro allí fuera, como para andar buscando a ciegas. Cuando estés lista...nosotras te ayudaremos.
-¿Y ahora qué hago? ¿Desde cuándo se me ha dado bien esperar?
El hombre fue soltándome poco a poco, Amaris se acercó a mí y me dio un jalón de ojera.
-Deja a mi lobo.-me susurró al oído.-¿Qué diablos es lo que le haces cuando él se transforma?
-No es cosa mía, es cosa de él. Yo no le hago nada.
-No lo vuelvas a tocar.-me pidió calmada, acercándose a él, quien lucía culpable.-Brais, eres nuestro guía, hay que salir de aquí antes de que salga el sol, hay dos vampiros en nuestras líneas y unas lobas que estamos muy agotadas. No estamos como para otro enfrentamiento y la verdad...¡tengo sueño!
Una brisa cálida nos azotó, se sentía bien, algo húmeda pero agradable. Miré hacia el cielo y una hoja se iba meciendo en mi dirección, poco a poco fue bajando, sentí el impulso de poner mis manos para que cayera sobre ellas y así lo hice, la hoja se posó justo en el centro y yo la tomé entre mis dedos, sin dejar que el viento se la volviera a llevar.
La levanté a mi cara, viendo que llevaba algo escrito en letras pequeñas pero resplandecientes.
-Estás...embarazada, Jara.-leí en voz alta. Mis ojos se clavaron en esa hoja y yo repasé otra vez las letras, Amaris la tomó de mi mano y vio lo mismo que yo. Agitó la hoja frente a mi cara y todas mis hermanas comenzaron a rodearme, el aire escapó de mis pulmones, cerré mis ojos y solo me dejé llevar, cayendo hacia atrás.
¡¡¿Y ahora qué hago?!!
Un matrimonio arreglado nunca puede salir bien, menos cuando los que se casan ni se conocen. Ninguno de los dos quería aquella boda, pero era una obligación de parte de ambos. Cuando Alice supo que Robert no quería aquel matrimonio, sintió alivio, ya que ella tampoco deseaba casarse con él y amaba a otro hombre, por lo que recurrió a sus padres para la anulación del compromiso, pero estos se negaron, ya que si cedían ante la familia de Robert Graham, parecería que ellos eran más importantes y poderosos, por lo que los Taylor tenían que seguir adelante con aquel compromiso. Todo siguió su curso hasta el día de la boda y una vez celebrada, Robert sacó su ira contra la joven Alice por obligarlo a casarse con ella y no negarse al igual como hizo él. Pero Alice intentó explicarle que ella tampoco deseaba casarse con él e incluso le confiesa que ama a alguien más. Más aquellas palabras solo enojan a Robert, creyendo en todo momento que Alice se siente superior a él y por esa razón exige que le diga quién es el hombre que ella ama, pero Alice no puede contarle eso, pues se trata del mejor amigo de Robert, Jared. Aquella noche Robert, a pesar de que Alice se negó, decide tomar en la noche de bodas y luego se van de luna de miel, donde casa vez queda más claro que no, que no son compatibles y que el desprecio de él hacia ella sigue creciendo. La dejó abandonada en una casa, sin poder salir a menos que fuera con él o con su permiso. Robert pretendía vengarse de su esposa por amar a otro hombre.
Cuando iba a darle la sorpresa a su prometido de que estaba embarazada, Camila es quien se lleva la sorpresa al encontrarlo siendo infiel. Pero los problemas no terminaban ese día. Su jefe, ya cansado de sus despistes, la despide. Ahora, embarazada, sin trabajo y con un compromiso cancelado, Camila se enfrenta de una manera poco optimista a la vida. ¿Llegará un caballero a su rescate o ella podrá salir adelante por sí misma? Todo pintaba a que sí, hasta que se vuelve a encontrar su ex jefe, quien se sorprende de verla con un bebé. Pero un amor del pasado podría hacerle la visita. ¿Qué elegirá Camila?
Cuando sus hermanas intentaron humillarlo, Alejandro solo pensó en venganza, buscando así a la peor esposa que jamás alguien pudo tener. De ese modo él salía ganando, seguiría con el control de la empresa y de paso le haría la vida imposible a sus hermanas por la burla que levantaron hacia él. Pero en todo eso había una persona que salía perdiendo, la salvaje e inocente Ariel, a quien Alejandro eligió como esposa, sin darle más opciones a aquella mujer, tendría que casarse con él y convertirse en una dama, evitar las burlas y ser digna de ir de la mano de su esposo, como una mujer que lo representara. Pero esas cosas parecían imposibles para Ariel, quien durante mucho tiempo solo vivió en las calles y de modales y etiquetas no tenía la menor idea. Alejandro no quería que ella cambiara, la quería ridícula, maleducada y que no encajara en su ambiente, por eso la eligió. La sorpresa llegaría cuando Ariel hiciera ese gran cambio luego de muchos sacrificios y se convierta en la mujer que sostendría la mano de Alejandro y gozara de su amor. Sería amada por un hombre poderoso.
El matrimonio de Megan y Gabriel, era muy perfecto, de ensueños, se conocieron en la universidad y se casaron al poco tiempo, a raíz de esto nacieron dos hermosos niños, Megan nunca ejerció su carrera, debido a que eran dos niños y su esposo quería que ella se concentrara en la crianza de ellos dos, para Megan estuvo bien, era su familia y ella estaba feliz, ejerciendo su labor de madre y ama de casa. Pero todo cambia cuando descubre la infidelidad de Gabriel y eso que parecía perfecto se va convirtiendo en una pesadilla y el hombre amoroso con el que ella se casó, ya no existe.
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.
Tras ser expulsada de su casa, Harlee se enteró de que no era hija biológica de su familia. Se rumoreaba que su empobrecida familia biológica favorecía a los hijos varones y planeaba sacar provecho de su regreso. Inesperadamente, su verdadero padre era multimillonario, lo que la catapultó a una inmensa riqueza y la convirtió en el miembro más apreciado de la familia. Mientras esperaban su desgracia, Harlee poseía en secreto patentes de diseño valoradas en miles de millones. Por su brillantez, fue invitada como mentora a un grupo nacional de aviación, atrajo el interés de varios pretendientes adinerados y llamó la atención de un misterioso personaje, ascendiendo a la cima del mundo.
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Después de ser traicionada por su novio de cinco años llena de dolor, ira y con deseos de venganza contra el hombre a quien ella amo ciegamente y la traicionó, acepta un matrimonio relámpago con un misterioso millonario. .... La parte B será una buena esposa y realizará sus deberes de esposa perfectamente sin quejarse. Éstas incluyen; Preparando el desayuno de Party A antes de ir a trabajar, preparándole la ropa de trabajo y otorgándole sus derechos conyugales. La parte B no interferirá en la vida privada de la parte A y no provocará ningún tipo de escena. La Parte B hará todo lo posible para asegurarse de que la Parte A esté satisfecha y cómoda. La parte B no puede solicitar el divorcio hasta que la parte A lo diga. ¿Qué pasará en su nueva vida y matrimonio? ¿Es su salvador o es otro diablo disfrazado?
Fernando Laureti es la oveja negra de la familia; un joven alegre, creído y seductor que está acostumbrado a llevar a las mujeres que les gusta a su cama. Su padre, Demetrio Laureti cansado de su promiscuidad, decide poner a su cargo la empresa que tiene en París, con el simple propósito de alejarlos de sus mujeres y de el BDSM, pero no será nada fácil, conoce a Samantha Mercier, una mujer de carácter fuerte, hermosa y decidida que no se la pondrá nada fácil, logrando con eso que el CEO se obsesione con llevarla a su cama y convertirla en su sumisa, acto que ella no cederá, porque le gritara en la cara cuántas veces se necesario: ¡No seré tu sumisa!