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Cuando tenía trece años, su padre se casó con otra mujer el día de la muerte de su madre. Al no aceptar la cruel realidad, sollozó tristemente bajo un árbol. Luego se le acercó y le dio un beso en los labios. La dulce sonrisa de la niña calentó su corazón roto. La llevó de regreso a casa y comenzó su historia. La envolvió con una adoración sin fin, y ella lo salvó de la desesperación sin fondo.
Una lujosa y elegante villa se elevaba imponente tras el enorme portón de entrada. Justo a su lado, estaba la casa de una familia normal que, en contraste con sus vecinos, se veía por completo insignificante.
"Joven amo, ¿a dónde va? ¡Joven amo, por favor no huya! ¡Espere!", la voz ansiosa de un anciano se podía escuchar casi sin aliento junto con pasos apresurados.
En ese momento apareció un hermoso joven, alto y delgado, con una mirada indiferente en su rostro y se dirigió con rapidez hacia la puerta trasera de la villa. Mientras miraba por encima del hombro con disgusto a quien lo perseguía, aceleró más el paso y, sin dudarlo, abrió la puerta y salió.
Preocupado de que lo atraparan y no pudiera escapar, escaneó el área y se sintió decepcionado al darse cuenta de que no había ningún lugar donde esconderse. Sin embargo, de repente, notó que la puerta de la casa de su vecino estaba abierta. En un impulso desesperado, no lo pensó demasiado y entró allí para ocultarse, pues era la única opción disponible.
En pocos segundos, el viejo mayordomo rápidamente salió y se quedó detenido justo donde había estado parado el joven señor hace unos instantes. Jadeando y preso del pánico, miró a su alrededor buscándolo, pero solo había un camino vacío frente a él sin señales de nadie. Un escalofrío de terror le recorrió la espalda y se extendió por todo su cuerpo, esta sí que era ahora una situación seria y preocupante. Si algo le pasaba al chico, ¡estaba bastante seguro de que el viejo amo, el abuelo, definitivamente se enojaría muchísimo con él!
Cuando las gotas de sudor comenzaron a acumularse en su frente y las piernas le temblaban, el mayordomo les gritó a los sirvientes detrás de él: "¡No se queden ahí parados como unos inútiles! ¡Dense prisa y encuentren al joven amo! ¡Si fallan, me aseguraré de que no les paguen su salario!".
Ante esta amenaza, los sirvientes empezaron a tomarse el asunto más en serio y estuvieron dispuestos a encontrarlo como sea. Se dispersaron rápidamente por distintos lados para buscar al joven, mientras el mayordomo daba un paso adelante, con las manos ahuecadas sobre su boca y gritando a todo pulmón.
"¡Joven señor! ¡Ryker! ¿Dónde está? ¡Regrese, por favor!".
Cuando los gritos del anciano y los pasos apurados de los sirvientes se desvanecieron poco a poco, Ryker Ning relajó un poco su vigilancia y su cuerpo, que permanecía en tensión mientras estaba escondido, se relajó con alivio. Por el momento, parecía haber logrado escaparse y que nadie lo encontraría allí.
Con el ceño ligeramente fruncido, el joven examinó cuidadosamente el lugar a su alrededor por primera vez. Estaba en un lindo jardín pequeño, limpio y ordenado que probablemente pertenecía a una familia común. Pero, tomando en cuenta el silencio del lugar, no había nadie en casa en ese momento.
Ryker se aclaró la garganta sonoramente y preguntó poco convencido: "¿Hola? ¿Hay alguien aquí? ¿Hola?".
Pero nadie le respondió, solo escuchó el eco de sus palabras en el espacio vacío del pequeño jardín. Sin duda, estaba solo. Angustiado y cansado por su escape, vio un hermoso árbol cerca. Se acercó a él para sentarse sobre la hierba y descansar bajo su sombra. Su hermoso rostro parecía un poco desolado.
Ese día ocurrían dos cosas que lo consumían emocionalmente. Su padre celebraba una nueva boda y su madre cumplía el primer aniversario de su muerte.
Ryker sabía que su familia no era como las demás, no todos eran tan ricos y poderosos como ellos. Sin embargo, lo que más lo sorprendía y afectaba, era que ningún miembro de la familia Ning conocía lo que era el amor, el afecto o el cariño entre unos y otros.
Sus padres se habían casado debido a una típica alianza comercial entre familias poderosas e influyentes. Por lo tanto, su relación era muy frágil, sin ningún tipo de conexión sentimental. A diferencia de otras parejas casadas que habían estado enamoradas durante muchos años, sus padres siempre se habían tratado con la más absoluta frialdad, como si realmente fueran desconocidos haciendo negocios. Así que no fue una sorpresa para nadie cuando su padre se presentó con una nueva amante poco tiempo después de que su madre muriera en un accidente automovilístico.
Ryker realmente no culpaba a su padre por casarse de nuevo, pero no podía aceptar que escogiera justo este día para hacerlo. Sin importar lo mala que fuera su relación con su difunta esposa, habían estado juntos durante más de diez años. ¿No podría al menos mostrar algo de respeto y elegir otra fecha? ¿Cómo era capaz de celebrar felizmente una boda con otra mujer el mismo día en que murió su ex esposa, hace un año?
Ryker era incapaz de entender por qué los adultos actuaban de esa forma y eran tan indiferentes entre sí, como si nada de eso importara.
Apoyado contra el gran árbol, el chico cerró sus hermosos ojos con lentitud en un gesto de tristeza. Como si fueran gotas de lluvia en un día oscuro de tormenta, las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Había pasado solo un año desde la muerte de su madre cuando su papá encontró una nueva novia, y hubo demasiados cambios en la familia que modificaron su dinámica y él ni siquiera había superado el luto. Simplemente eran demasiadas cosas para que un chico de trece años pudiese soportarlo.
Quizás porque había estado reprimiendo sus sentimientos durante mucho tiempo, sus lágrimas silenciosas pronto se convirtieron en fuertes sollozos. Así, finalmente se desató la tormenta de su llanto dominando todo su cuerpo. Enterrando su cabeza entre las rodillas, lloró con una tristeza infinita soltando todo lo que tenía acumulado dentro de su corazón.
De repente, una dulce voz infantil se escuchó a su lado: "¡Hola! ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?".
La voz le pertenecía a una pequeña niña con grandes ojos sobre una cara regordeta con mejillas rosadas. Miró a Ryker con curiosidad, pero al darse cuenta de que no le respondía y la seguía ignorando, se acercó a él extendiendo sus pequeños bracitos para empujar levemente sus hombros.
Sin embargo, apenas Ryker sintió su toque en el cuello, levantó la cabeza hecho una furia con los ojos llameando por la molestia. Parecía un animal herido cuando, luego de verla, bajó los ojos y rugió: "¡Lárgate! ¡No me toques!".
La niña no entendió a qué se refería con la primera palabra, pues era muy pequeña para conocer ciertos términos y no supo que él le pedía que se fuera de ahí. Con la mirada interrogante y agarrando su cabello cuidadosamente trenzado con sus deditos regordetes, preguntó aturdida: "¿Lárgate? ¿Qué quieres decir con eso?".
Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".
Yo solía ser una campesina que residía en una vieja cabaña en Bristol, antes de que aquel hombre me llevara consigo para convertirme en su esposa. No entendía por qué me había elegido, una simple campesina sin conocimientos de lectura o escritura, pero me sentía afortunada, aunque mi mayor error fue confiar en él debido a mi ignorancia, incluso llegué a enamorarme de Benjamín Worsley, lo cual resultó ser mi sentencia de muerte, literalmente. Lo más extraño de todo fue que después de la boda, ese cariño que él me demostraba desapareció. El verdadero Benjamín mostró su lado más frío, ni siquiera me tocó en nuestra primera noche juntos, ni en las siguientes. Poco después, comenzó mi verdadero tormento. Benjamín trajo a una mujer al castillo Worsley, y supe por las sirvientas, que me odiaban, que era su ex prometida. Para empeorar las cosas, ella afirmaba estar embarazada de él, y Benjamín no lo negó. Viví bajo el mismo techo que su amante, pero a diferencia de ella, yo no tenía libertad. El castillo era como una prisión, y casarme con ese monstruo resultó ser un infierno. Cosas extrañas empezaron a suceder; mi esposo y su familia eran personas extrañas, y nunca debí haber descubierto el secreto que guardaba esa familia, ni por qué se casó conmigo en primer lugar. El propósito era espeluznante, al igual que él. Sobre todo: NUNCA DEBÍ CASARME CON EL MONSTRUO.
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
Era una doctora talentosa de fama mundial, CEO de una empresa que cotiza en bolsa, la mercenaria más formidable y un genio de la tecnología de primer nivel. Marissa, una magnate con una plétora de identidades secretas, había ocultado su verdadera identidad para casarse con un joven aparentemente empobrecido. Sin embargo, en vísperas de su boda, su prometido, que en realidad era el heredero perdido de una familia adinerada, canceló el compromiso, incluso la humilló y se burló de ella. Cuando las identidades ocultas de la chica salieron a la luz, su exprometido se quedó atónito y le suplicó desesperadamente que lo perdonara. De pie, protector ante Marissa, un magnate increíblemente influyente y temible declaró: "Esta es mi esposa. ¿Quién se atrevería a quitármela?".
Después de que Ellie recuperara su verdadera identidad, se encontró en un inesperado matrimonio con el Sr. Thorpe, un hombre lisiado que era despreciado por todos. Su exnovio infiel aguardaba su arrepentimiento, mientras los demás la miraban con sorna. Sin embargo, para Ellie, su aclamado bar no era más que un proyecto secundario. Su vasta colección de joyas parecía trivial. Los mejores diseñadores estaban a su disposición. Poseía autos de lujo, grandes mansiones e incluso islas privadas. Tenía el poder de ganar prestigiosos premios y vengarse de su infiel ex y de la amante descarada de este. No obstante, para los extraños, su vida parecía aburrida, ensombrecida por la discapacidad de su marido. Un día, el Sr. Thorpe se levantó de su silla de ruedas, incapaz de mantener la fachada por más tiempo. "Ya no puedo seguir fingiendo. Mi mujer es demasiado extraordinaria", declaró. Ellie, con las manos en la cintura y los dientes apretados, se enfrentó a él: "¿Y el divorcio que prometiste?". Tocándole suavemente el vientre ligeramente abultado, el Sr. Thorpe respondió en voz baja: "¡En tus sueños!".
Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved