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Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.
"Rachel, eres una maldita perra".
Estando medio dormida, Rachel Bennet de repente sintió que algo andaba mal, dado que, ¡no podía respirar!
Una vez que sus pulmones comenzaron a implorarle aire, su instinto de supervivencia se activó. De inmediato, se llevó las manos a la garganta, tratando de defenderse de su atacante.
¡Bam!
De repente, la puerta se abrió de par en par y el mayordomo entró corriendo. Su rostro palideció ante la escena que se estaba desarrollando frente a él, pero no perdió un segundo. Se apresuró a acercarse a la cama y agarró el brazo del hombre, gritando: "¡Señor Sullivan! ¡Señor Sullivan! ¡Por favor, suéltela ahora! ¡La está matando!".
"¡Ella merece morir!", exclamó el hombre, quien tenía una mirada desquiciada en sus ojos y apretaba los dientes con odio.
El mayordomo sabía muy bien que él no era capaz de detener al hombre físicamente, así que se arrodilló junto a la cama y comenzó a rogar por la vida de Rachel. "Señor Sullivan, ¡por favor! Si realmente la mata, su abuela se revolcará en su tumba. ¡Ella no podrá descansar nunca en paz!".
¿Abuela?
Al escuchar las palabras del mayordomo, Victor Sullivan finalmente aflojó un poco su agarre.
Así, Rachel aprovechó la oportunidad para escapar de sus manos, y se alejó arrastrándose rápidamente. Su espalda golpeó con fuerza contra la cabecera y se quedó allí acurrucada, mirando a Victor con los ojos muy abiertos y temerosos.
El mayordomo tomó el cambio de actitud del hombre como una señal para seguir persuadiéndolo, así que le dijo: "Señor Sullivan, ¡debe tener paciencia! Hoy su divorcio finalmente se hará oficial, ¡por lo que nunca tendrá que volver a verla! Pero por ahora, perdone su vida por el bien de su madre, ya que fue ella quien salvó a su abuela en una oportunidad, ¿lo recuerda? ¡Por favor, debe tranquilizarse!".
Victor pareció ver la razón que tenían las palabras de su mayordomo, pues de inmediato se levantó de la cama y se puso el pijama en silencio. Apenas terminó de hacerlo, se dio la vuelta y habló, con una voz tan fría como el hielo.
"Le diré a Ivan que traiga los papeles del divorcio hasta aquí. Fírmalos, y después de eso, lárgate. No quiero volver a ver tu cara nunca más en mi vida".
Así, con una última mirada llena de odio, salió de la habitación, seguido por el mayordomo.
...
Le tardó un buen rato en digerir las palabras de aquel hombre.
Después, abrió los ojos de nuevo. Aquellos recuerdos le pertenecían a la antigua dueña de ese cuerpo, la mujer llamada Rachel. Después de ordenar las cosas en su mente, en completo silencio, finalmente llegó a dos conclusiones.
La primera era que había renacido, de Shelia Davis a Rachel Bennet.
Y la segunda fue quien había habitado ese cuerpo antes de ella era una chica cobarde que estaba locamente enamorada de Victor. Su madre se había enfermado y muerto algún tiempo atrás, y su padre no era más que un patético imbécil.
De repente, se escuchó un golpe en la puerta.
El sonido logró sacar a Rachel de su ensimismamiento. Entonces, una voz fría resonó del otro lado de la puerta. "¿Puedo pasar?", preguntó él.
Rápidamente, ella se subió la parte inferior de los pantalones y se apresuró a abrir la puerta. Allí se encontraba un hombre alto con una expresión indiferente, sosteniendo una pila de papeles en la mano.
'Ivan'. Rachel buscó en sus recuerdos lo más rápido que pudo y recuperó el nombre del hombre.
Con rostro totalmente inexpresivo, Ivan Chavez le entregó los documentos y un bolígrafo, al tiempo que le decía: "El señor Sullivan me pidió que me quede con usted hasta que se vaya, lo cual debe ser tan pronto como firme los papeles del divorcio".
Tras ello, la mujer miró los documentos y recordó lo que el mayordomo había dicho antes. Ese día era el segundo aniversario de boda de Victor y Rachel, pero también sería el final de su matrimonio.
¿De verdad se había preparado el acuerdo de divorcio en menos de una hora? Se podía notar que Victor realmente debía de odiar a Rachel.
Al instante, ella tomó el acuerdo y comenzó a pasar las páginas, firmando "Rachel Bennet", de manera decidida, donde era necesario. Así, terminó en menos de treinta segundos.
"Ya está listo", dijo ella, mientras le devolvía los papeles al hombre y hacía clic con el bolígrafo.
Ante eso, Ivan la miró completamente asombrado, con las cejas levantadas. La verdad era que él no esperaba que fuera tan fácil. Cuando Victor le pidió que le llevara el acuerdo, le había dicho que Rachel no quería firmarlo, por lo que quizás él podría tener que usar la fuerza.
"¿Acaso no quiere leerlo primero?", cuestionó el hombre, todavía sin estirar la mano para tomar los papeles.
Al escucharlo, Rachel levantó las cejas y respondió rotundamente: "No".
"¿Realmente no tiene curiosidad acerca de lo que está sacando de este divorcio?", preguntó él, con el ceño fruncido, luciendo cada vez más confundido.
Debido a esas palabras, la mujer levantó las cejas mientras se subía los pantalones. Luego, le dedicó una sonrisa a Ivan. "En realidad, no hay necesidad de leerlo. Sé muy bien que tan solo hay dos resultados posibles. Uno es que me encuentro sumergida en un montón de deudas y quebraré pronto, y el otro es que tengo que dejar este matrimonio sin un solo centavo. Estoy bastante segura de que Victor reunió a un equipo de abogados excepcionales para trabajar en la mejor opción para él", declaró ella.
Al escuchar eso, los ojos de Ivan se oscurecieron. De inmediato, tomó los papeles del divorcio y dijo: "Lo único que el señor Sullivan quiere es que usted se vaya sin obtener ninguno de sus activos".
"Bueno, asegúrate bien de darle las gracias en mi nombre", replicó ella, pues realmente le importaba una mierda. Era la antigua ocupante de ese cuerpo quien amaba a Victor, no ella. A ella ni siquiera le importaba si ese hombre vivía o moría.
Lo cierto era que no quería a un hombre violento como él por esposo. Un hombre que sería capaz de estrangular a su propia esposa hasta la muerte. En ese momento, ella tenía otra oportunidad de vivir y su única intención era aprovecharla al máximo.
Tras escuchar esas últimas palabras, los ojos de Ivan se posaron en el cuello de Rachel.
"¿Quiere que llame a un médico para usted?", indagó él.
La mujer estuvo perdida por un momento con esa pregunta. Luego, recordó los moretones que tenía alrededor de su cuello y levantó la mano para tocarlos. De esa manera, la sensación de asfixia volvió a ella y tuvo que sacudir la cabeza para deshacerse de eso.
"No, no, gracias. Estoy perfectamente bien. No es nada tan grave", respondió ella, encogiéndose de hombros.
"Entonces, por favor, vaya a empacar sus cosas", indicó el hombre, y su tono volvió a la normalidad: frío y serio.
Al instante, ella asintió y salió de la habitación de Victor.
La verdad era que ella no tenía mucho que empacar. A excepción de sus cosméticos esparcidos por todo el tocador y algunas prendas, no tenía mucho más. Rápidamente, la mujer se cambió de ropa y metió el resto de sus cosas en una maleta.
"Rachel, ¿adónde crees que vas?". De repente, las puertas del ascensor se abrieron, revelando a una mujer que estaba vestida con un traje de negocios.
Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.
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