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La historia continúa, Cristóbal y Esteban otra vez están en riesgo, esta vez por un enemigo en común que quiere destruir, no solo a ellos, también a su familia y todo lo que tienen. Un fantasma que vuelve, cosas que no son lo que parecen y nuevos problemas, deben enfrentar estas dos familias y sus allegados. Historias que se cruzan en esta parte de esta serie, que, aunque puede terminar aquí... uno nunca sabe.
Cristóbal entró a la oficina de Esteban y se dejó caer en el sofá. Su amigo lo observó unos segundos y luego se levantó para dirigirse al bar de su oficina.
―¿Qué pasa? ―le preguntó Esteban al tiempo que servía un vaso de soda y uno de whisky, él no podía beber alcohol―. ¿Cómo estás?
―Bien. Dentro de lo que cabe, claro.
―¿Y Nicole?
―Nerviosa, aunque el abogado dice que no tiene de qué preocuparse, las pruebas que hay del lugar del crimen apuntan a Verónica, ella tenía el arma y disparó, primero a ti, luego quiso terminar conmigo y Nicole se le adelantó, así que la defensa propia cae bien en este caso.
―¿Cómo va el tema de Verónica, qué dice el Servicio Médico Legal?
―Hoy entregan su cuerpo, Klaus dice que mañana será su cremación, se llevará sus restos a Grecia, dice que no merecemos que se quede aquí
―¿Irás al funeral?
―No. Klaus está haciendo todos los trámites, yo iba a cubrir los gastos, pero no me lo permitió, en el hospital dijo que yo no tenía nada que hacer ahí, si no quise hacerme cargo antes, no tenía por qué hacerme cargo ahora, así que nada, dejaré que él haga lo que haya que hacer.
―¿Cómo te sientes con eso?
―Yo me siento... No sé cómo me siento. Sé que Verónica me quería muerto, sé que se convirtió en un monstruo, pero no merecía esto, no merecía morir así. Es tan difícil ver cómo tu mundo se derrumba y no sabes qué hacer. Ella me subió al cielo solo para dejarme caer. ―Sonrió con amargura―. Estoy en una situación muy incómoda.
―Lo sé. Verónica parecía una buena chica.
―Quiero creer eso. Yo sé que se equivocó, mucho, pero era la madre de Daniela, ahora no sé cómo se lo voy a decir a mi niña, se suponía que había salido de la clínica y que todo iría mejor; ahora...
―Bueno, pero ya sabes que Danielita no quería pasar tiempo con su madre, le temía.
―Aun así, era su madre. Supongo que uno siempre espera la aprobación de sus padres y ella necesitaba la aprobación de Verónica.
―Ella entenderá.
―¿Tú crees?
―No es necesario que le digas ahora que su madre quiso matarte y que fue asesinada por Nicole, cuando sea más grande, puedes ir contándole cada vez un poco más hasta que sepa la verdad completa, tampoco es bueno vivir en las mentiras.
―Es cierto, pero ¿sabes qué? No sé si valga la pena decirle eso, puede que jamás se entere y no estoy seguro de que decirle la verdad sea lo mejor.
―Eso lo puedes decidir con el tiempo, falta mucho para que Danielita crezca.
―Tienes razón, me estoy preocupando de más y antes de tiempo, primero tengo que encontrar la forma de decirle que su mamá está muerta, eso es lo primero. ¿Ya te vas?
―Sí, vamos, quiero llegar pronto a la casa y estar seguro con mi familia y amigos; mientras Klaus esté aquí no me sentiré tranquilo, algo hay en ese hombre que no me agrada.
―Se suponía que debían haber viajado la semana pasada de vuelta a Grecia y se quedó para esperar la salida de Verónica de la clínica con la excusa de seguir conociendo y ahora que está muerta está muy enojado y no sabemos qué pueda hacer, es mejor estar prevenidos. Nicole no quiere ni salir de la casa.
―Me imagino, después de lo que pasó con Rogelio, no creo que quiera volver a tener una experiencia similar, sabe que una segunda vez no la va a resistir.
―Es cierto. Yo, yo... Yo estoy desesperado, Esteban, no sé qué hacer, no sé cómo salir de esta situación, esto es culpa mía, si yo hubiese seguido intentándolo con Verónica...
―¿La sigues amando?
―¡No! No, claro que no, todo se murió cuando pasó lo de mi hijo, pero ella... Ella quería volver conmigo, quería volver a ser una familia...
―Escúchame, Cristóbal, Verónica no quería formar una familia, ni contigo ni con Daniela, ella solo quería vengarse de ti.
―Pero era tan sabia, tan... Ella todo lo llenaba de luz, ella habló con Nicole para que volviera contigo cuando volviste de Alemania porque no valía la pena seguir esperando por la felicidad que tan esquiva les había sido. Ella quería la felicidad para todos a su alrededor.
Esteban hizo un gesto que no pasó desapercibido para su amigo.
―¿Qué pasa?
―¿Verónica y Nicole eran amigas en ese tiempo?
―Sí, claro, nos hicimos cargo de Nicole, la ayudamos y apoyamos los dos. Verónica cuidaba a Nicole cuando...
Cristóbal se detuvo en seco recordando las palabras de Pedro cuando le dijo que Verónica trataba mal a Nicole cuando estaban solas.
―¿Qué pasó?
―Nada, recordé algo. ¿Por qué me preguntas si ellas eran amigas?
―Porque dime algo, ¿qué clase de amiga impulsa a otra a volver con su exnovio abusador y maltratador?
―No te trates así.
―No es eso, Cristóbal, pero en serio, ¿una verdadera amiga le habría aconsejado volver conmigo?
Cristóbal se quedó pensativo, no quería pensar en lo que esas palabras significaban.
―Yo creo que lo hizo para sacarla del camino, Nicole volvía conmigo y tú te olvidabas de ella.
―¿De verdad crees eso?
―Lo creo. Verónica se suponía amiga de Nicole, no mía; contrario a Tomás, por ejemplo, que era amigo de ambos, pero más mío y obvio que aceptó de inmediato mi vuelta con ella, pero Verónica solo conoció mi peor parte y no creo que hubiera aprobado que su amiga se hubiera unido a mí.
―Tienes razón. ¬―Cristóbal guardó un meditativo silencio que Esteban no rompió―. Bueno, ¿sabes qué?, olvidémonos de esto y vámonos a casa con nuestras mujeres, debemos dejar atrás lo malo, yo estoy con Nicole y tú con Rosmeiry y ella debe estar ansiosa de que regreses con ella, apenas lleva unos días en este país y debe extrañarte.
―Sí ―contestó Esteban y los ojos le brillaron.
―Me alegra mucho que la hayas encontrado, se ve que te hace mucho bien.
―Sí, solo espero que no cambie y se transforme en un monstruo.
Cristóbal rio con diversión y amargura.
―Esperemos que no, amigo, ya fue suficiente, ¿no?
―Sí, sería el colmo de nuestra mala suerte.
Esteban se levantó de su sillón y tomó su chaqueta para irse. Ya quería regresar a casa, al igual que Cristóbal.
Nicole miraba la televisión sin verla. Pensaba en lo ocurrido hacía una semana, cuando fueron a buscar algunas cosas a su departamento. Jamás se imaginó que Verónica estuviera tan mal. Era cierto que durante el último tiempo había perdido el juicio, parecía errática, pero de ahí a convertirse en asesina había una enorme diferencia. Y ella también era una asesina. Rememoraba en su mente, una y otra vez, el momento exacto en el que jaló el gatillo directo a su examiga. No lo pensó. No en el momento. Sí cada noche desde entonces.
Despertaba con la pesadilla de verla ensangrentada y a ella con el arma en su mano. Marcelo Luna, su siquiatra, le dio unas pastillas para la ansiedad, aun así, quedó establecido que era estrés postraumático y que no había retroceso de su recuperación anterior, sin embargo, Nicole no estaba tan segura, creía que en cualquier momento las cosas se saldrían de control y volvería atrás.
―¿Mami? ―le habló Lucas desde la puerta de la habitación.
Nicole lo miró y sonrió casi por instinto.
―Mi amor, ven, ¿qué pasa?
―¿El papá va a llegar luego?
―Sí, ya vienen en camino con el tío Cristóbal.
―¿Ya no están enojados?
―¿Enojados?
―Sí, estos días han estado enojados, cuando mi papá salió de la clínica andaban como todos enojados.
―No, mi amor, nadie ha estado enojado, estábamos preocupados, estamos preocupados.
―¿Están preocupado porque la tía Verónica le disparó a mi papá?
―¿Por qué preguntas eso?
―Porque escuché...
―¿Qué escuchaste?
―Que la tía había querido matarlos a ustedes y ustedes la mataron.
―¿Quién dijo eso?
El niño bajó la cabeza.
―¿Quién te lo dijo?
―Mi papá hablaba con alguien por teléfono.
―A lo mejor escuchaste mal.
―Yo lo escuché muy bien.
―Sí, mira, hijo, las cosas no están del todo bien todavía, pero ya verás que pronto todo va a volver a la normalidad.
―¿Cuándo han estado normales? ―Quiso saber con una profunda tristeza en sus ojitos.
Nicole sintió una opresión en el pecho, un niño tan pequeño no debería sufrir tanto; por más dinero que tuvieran, no podían comprar la tranquilidad. Solo esperaba que cuando fuera grande, los sucesos vividos no le pasaran la cuenta.
―¿Crees que algún día vamos a estar bien, mami?
―Pronto, mi amor, muy pronto vamos a estar bien y felices, disfrutando de todo lo bueno que tiene la vida.
Lucas se abrazó a Nicole y esta lo recibió en sus brazos.
―Todo va a estar bien, mi niño, todo ―le aseguró apretándolo.
Cassandra es una chica que, desde pequeña, ha sufrido de terrores nocturnos y sonambulismo, lo cual la mantenía en un constante estado de alerta y con miedo. Vive sola con sus abuelos, pues su madre fue asesinada justo antes de dar a luz y su padre la abandonó al nacer. Por esto, ella ha sido tachada de rara por sus compañeros de colegio y, cuando en la graduación de secundaria, se aparece un ovni, la culpan a ella. Con el tiempo, ella va a trabajar a San Pedro de Atacama, allí conoce a Ángel Philips, su nuevo jefe, un hombre muy especial que llama la atención de la joven por el cambio en la tonalidad de sus ojos y por su forma inusual de ser. Hasta ese lugar la persiguen esos objetos con sus luces que la desconciertan y le llama la atención a partes iguales y pronto se da cuenta de que Ángel tiene que ver con ellos. ¿Qué secretos tiene ese hombre? ¿Quién o qué es él? ¿Qué tiene que ver él con su pasado? Es lo que tendrá que descubrir Cassandra en esta historia.
A pesar de su nombre, esta es una historia de amor que se mezcla con las leyendas que abundan en Chiloé, las que hablan de una bruja poderosa que se enfrentó al gran Moraleda, navegante español que al perder con ella en la magia, le ofreció su amistad y conocimientos. Esto dio inicio a "La recta provincia", "La Mayoría", una organización de brujos que sojuzgaba la isla. Chilpilla, la gran hechicera, fue traicionada por su propia gente y, durante el Juicio a los Brujos en 1880, obligada a abandonar su tierra, sacada de allí por el mismísimo Diablo. Después de vagar por el mundo por más de cien años, buscando aprender, volvió a la isla para vengarse de todos los que la traicionaron. Pero se encuentra con un escollo: Junier, un ser que la odia y que hará de su vida una miseria. De vuelta en la isla, solo un brujo tiene el poder de detenerla y destruirla, ¿logrará hacerlo antes que en la isla reine el terror como en 1880? Una novela donde se mezcla la historia, el amor y las leyendas de un modo diferente a lo conocido. El Caleuche, brujos, fantasmas y demonios se darán cita en este libro donde buenos y malos se confunden y nada es lo que parece.
Junier es un ángel caído, el hermano favorito de Lucifer. Bajó a la tierra cuando todos los demonios fueron expulsados del Cielo. Aquí conoció a Mirka, una humana muy especial y con ella vivirá a través de diversas eras de nuestra historia. Acompaña a este ángel en sus aventuras, amores y desamores, logros y frustraciones. Junier es un ángel que vino para quedarse en tu corazón. *No apta para personas sensibles, aquí los demonios no son los malos.
Esta es la cuarta parte de esta saga, donde conocerán la historia de Manuel, desde el principio de los tiempos, cuando él y su hermano fueron convertidos. Todas las vidas de Abril y todo lo que él vivió para prepararse para la batalla final.
Eva Pardo, La Mujer del Teatro, es una mujer que no tiene escrúpulos, por lo que es una leyenda en sí misma por la fama que se ha hecho a través de los años. Guido Barker es un joven que el mismo día que muere su madre se entera que fue adoptado y comienza a buscar a la mujer que no solo lo regaló, también lo vendió. Y no la busca para encontrar amor o respuestas, lo que busca es venganza. Una historia diferente de maldad, intrigas y mentiras con un final sorprendente.
Una florista naturalista y un empresario de transportes, ¿qué tienen que ver el uno con el otro? Nada. Si no fuera que sus empresas colindan. El problema es que para Almendra, una mujer que vive la vida de forma natural, los camiones de su vecino entorpecerán el crecimiento de sus plantas y flores, ya que el ruido y el smog las marchitará. Por otro lado, a Bastián le molesta que en ese lugar exista un jardín, le trae malos recuerdos de sus padres, recuerdos que quiere erradicar de su memoria y su vecina no se lo hace nada de fácil. Uno de los dos tendrá que irse, sin embargo, ninguno dará su brazo a torcer; los dos defienden su empresa con uñas y dientes y esperan que el otro sea el que ceda y demostrar su fortaleza. Es un juego de tira y afloja. Un juego en el que pueden perderlo todo.
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