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El banquero anarquista (O Banqueiro Anarquista) es un libro del escritor y poeta portugués Fernando Pessoa que fue publicado por primera vez en la Revista Contemporánea en 1922. Es una de las pocas obras del autor publicada durante su vida. En este cuento, Pessoa explora lo que él mismo denominaba la "sátira dialéctica", una forma de retorcer las contradicciones humanas hasta el ridículo, la doble lectura, el juego dialéctico, la exploración de la contradicción del personaje central del cuento se combinan con la sutileza literaria propia del mayor escritor portugués.
Nota previa
Esta edición de El banquero anarquista reproduce el texto publicado en vida por Fernando Pessoa, en 1922, en la revista Contemporánea (Nº 1, mayo, pp. 5-21). Se procedió, no obstante, a la actualización de la ortografía, así como a la homologación en el uso de la abreviatura ud. (usted) que, seguramente por desliz tipográfico, aparece escrita, en mitad de la frase, a veces con u minúscula y a veces con u mayúscula.
Se publican también, en el Apéndice, algunos textos existentes en el Legado de la Biblioteca Nacional de Lisboa: la traducción al inglés, hecha por el propio poeta, de las primeras dos páginas del texto de 1922 (dos hojas mecanografiadas con cuatro agregados a mano); los distintos escritos (manuscritos, mecanografiados o mixtos) destinados a una proyectada edición corregida y aumentada de la novela, que no llegaría a concretarse, ni siquiera a ser concluida por el autor.
Esos textos se presentan, en el Legado, en estado de borrador, sin indicación del lugar exacto del texto original donde deberían ser insertados. En su fijación, se remiten como nota al pie a las variantes encaradas por Fernando Pessoa, entendiéndose por variante la palabra o palabras agregadas sobre, bajo, a continuación (entre paréntesis) o al margen de una palabra o expresión, con vistas a una posible alteración del texto, así como el señalamiento de las palabras dudosas, esto es, consideradas de redacción provisoria por el autor. Se corrigen también algunos lapsus evidentes de redacción y se utiliza la señal convencional , siempre que aparece un espacio en blanco dejado por Pessoa.
Cada texto del Apéndice es precedido por el número de la referencia que consta en el Legado y por la indicación de la forma en que se presenta: manuscrito [Ms. ], mecanografiado [Mee. ] o mecanografiado con agregados a mano [Mixto].
La presentación de estos textos alternativos y complementarios se hace según el orden de catalogación de la Biblioteca Nacional, atendiendo al hecho de que no siempre es posible determinar, con rigor, el lugar de su inserción en la versión de 1922, ya que algunos de ellos podrían, inclusive, venir a sustituir por completo muchos parágrafos del texto publicado, independientemente de su secuencia, y de que otros, además, no tienen ningún antecedente discursivo que remita a ellos.
Habíamos concluido de cenar. Frente a mí, el banquero, mi amigo, gran comerciante y acaparador notable, fumaba como quien no piensa. La conversación, que había ido apagándose, yacía muerta entre nosotros. Intenté reanimarla, al azar, sirviéndome de una idea que me pasó por el pensamiento. Me di vuelta hacia él, sonriendo.
-Es verdad: me dijeron hace días que ud. en sus tiempos fue anarquista...
-Fui, no: fui y soy. No cambié con respecto a eso. Soy anarquista.
-¡Ésa sí que es buena! ¡Usted anarquista! ¿En qué es ud. anarquista?... Sólo si ud. le da a la palabra cualquier sentido diferente...
-¿Del habitual? No; no se lo doy. Empleo la palabra en el sentido habitual.
-¿Quiere ud. decir, entonces, que es anarquista exactamente en el mismo sentido en que son anarquistas esos tipos de las organizaciones obreras? ¿Entonces entre ud. y esos tipos de la bomba y de los sindicatos no hay ninguna diferencia?
-Diferencia, diferencia, hay. Evidentemente que hay diferencia. Pero no es la que ud. cree. ¿Ud. duda quizás de que mis teorías sociales no sean iguales a las de ellos?...
-¡Ah, ya me doy cuenta! Ud., en cuanto a las teorías, es anarquista; en cuanto a la práctica...
-En cuanto a la práctica soy tan anarquista como en cuanto a las teorías. Y en la práctica soy más, mucho más anarquista que esos tipos que ud. citó. Toda mi vida lo demuestra.
-¿¡Qué!?
-Toda mi vida lo demuestra, hijo. Ud. es el que nunca prestó a estas cosas una atención lúcida. Por eso le parece que estoy diciendo una burrada, o si no, que estoy jugándole una broma.
-¡Pero, hombre, yo no entiendo nada!... A no ser... , a no ser que ud. juzgue su vida disolvente y antisocial y le dé ese sentido al anarquismo...
-Ya le dije que no; esto es, ya le dije que no doy a la palabra anarquismo un sentido diferente del habitual.
-Está bien... continúo sin entender... Pero, hombre, ¿ud. quiere decir que no hay diferencia entre sus teorías verdaderamente anarquistas y la práctica de su vida, la práctica de su vida como ella es ahora? ¿Ud. quiere que yo crea que ud. tiene una vida exactamente igual a la de los tipos que habitualmente son anarquistas?
-No; no es eso. Lo que yo quiero decir es que entre mis teorías y la práctica de mi vida no hay ningún desacuerdo, sino una conformidad absoluta. De allí que no tenga una vida como la de los tipos de los sindicatos y de las bombas, eso es verdad. Pero es la vida de ellos la que está fuera del anarquismo, fuera de sus ideales. La mía no. En mí, sí, en mí, banquero, gran comerciante, acaparador si ud. quiere, en mí la teoría y la práctica del anarquismo están reunidas y ambas son verdaderas. Ud. me comparó con esos tontos de los sindicatos y de las bombas para indicar que soy diferente de ellos. Lo soy, pero la diferencia es ésta: ellos (sí, ellos y no yo) son anarquistas sólo en la teoría; yo lo soy en la teoría y en la práctica. Ellos son anarquistas y estúpidos, yo anarquista e inteligente. Es decir, mi viejo, soy yo quien es el verdadero anarquista. Ellos, los de los sindicatos y las bombas (yo también estuve allí y salí de allí precisamente a causa de mi verdadero anarquismo), ellos son la basura del anarquismo, los hembras de la gran doctrina libertaria.
-¡Eso ni el diablo lo ha oído! ¡Eso es espantoso! ¿Pero cómo concilia ud. su vida, quiero decir su vida bancaria y comercial, con las teorías anarquistas? ¿Cómo lo concilia ud., si dice que por teorías anarquistas entiende exactamente lo que los anarquistas ordinarios entienden? ¿Y ud., todavía por encima, me dice que es diferente de esa gente por ser más anarquista que ellos, no es verdad?
-Exactamente.
-No entiendo nada.
-¿Pero ud. pone empeño en entender?
-Todo el empeño.
Él se quitó de la boca el cigarro, que se había apagado; volvió a encenderlo lentamente; miró el fósforo que se extinguía; lo depositó suavemente en el cenicero; después, irguiendo la cabeza, por un momento inclinada, dijo:
-Oiga. Yo nací del pueblo y en la clase obrera de la ciudad. De bueno no heredé nada, como puede imaginar, ni la condición ni las circunstancias. Apenas me aconteció tener una inteligencia naturalmente lúcida y una voluntad un tanto más fuerte. Pero ésos eran dones naturales, que mi bajo nacimiento no me podía quitar.
"Fui obrero, trabajé, viví una vida ajustada; fui, en resumen, lo que la mayoría de la gente es en aquel medio. No digo que absolutamente pasase hambre, pero anduve cerca. Por otra parte, podía haberla pasado, que eso no hubiera alterado nada de lo que sucedió o de lo que voy a exponerle, ni de lo que fue mi vida ni de lo que ella es ahora.
"Fui un obrero común, en suma; como todos, trabajaba porque tenía que trabajar, y trabajaba lo menos posible. Lo que yo era, era inteligente. Siempre que podía, leía cosas, discutía cosas y, como no era loco, nació en mí una gran insatisfacción y una gran rebelión contra mi destino y contra las condiciones sociales que lo hacían así. Ya le dije que, hablando claro, mi destino podía haber sido peor de lo que era; pero en aquel entonces me parecía que yo era un ente a quien la Suerte había hecho todas las injusticias juntas, y que se había servido de las convenciones sociales para hacérmelas. Esto era así allá por mis veinte años, veintiuno a lo sumo, que fue cuando me volví anarquista.
Se detuvo un momento. Se volvió un poco más hacia mí. Continuó, inclinándose todavía más.
Después de tres años de matrimonio sin amor, la traición de Neil hirió profundamente a Katelyn. Ella no perdió tiempo y rápidamente se deshizo de ese canalla. Tras el divorcio, se dedicó a su carrera profesional. Alcanzó la fama como diseñadora, doctora y hacker brillante, y se convirtió en un icono venerado. Neil, consciente de su grave error, intentó en vano reconquistarla, solo para presenciar su magnífica boda con otro. Mientras sus votos se retransmitían en la mayor valla publicitaria del mundo, Vincent deslizó un anillo en el dedo de Katelyn y declaró: "Katelyn es ahora mi esposa, un tesoro de valor incalculable. Que todos los que la codicien tengan cuidado".
Sinopsis Amelia, huyó el día de su boda, pues era fiel creyente en el amor, huyó lejos de su familia y todo lo que le rodeaba, para darle paso a una nueva vida, pero estaba lejos de imaginarse, que el hombre que dejó botado en altar la buscaría para vengarse de ella y hacerla vivir el sufrimiento más grande que ella pudiera sentir. Unos años más tarde, después de haber sometida a tantas humillaciones, Amelia regresó convertida en otra mujer, empoderada, y llena también de unos deseos inmensos de vengarse del hombre que le hizo tanto daño. Pero con lo que ninguno de los dos cuenta, es que siempre estuvieron destinados a estar juntos ¿Crees en las segundas oportunidades? ¿Crees en el amor verdadero? Acompáñame en esta conmovedora historia.
"Tú necesitas una novia y yo un novio. ¿Por qué no nos casamos?". Abandonados ambos en el altar, Elyse decidió casarse con el desconocido discapacitado del local de al lado. Compadecida de su estado, la chica prometió mimarlo una vez casados, pero no sabía que en realidad era un poderoso magnate. Jayden pensaba que Elyse se había casado con él solo por su dinero, por eso planeaba divorciarse cuando ya no le fuera útil. Sin embargo, tras convertirse en su marido, él se enfrentó a un nuevo dilema: "Ella sigue pidiéndome el divorcio, ¡pero yo no quiero! ¿Qué debo hacer?".
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