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Toronto, 1960. Les voy a contar sobre una chica muy especial... Harriet no tenía la mejor reputación en el colegio: malhablada, descortés, sin modales siquiera, y había rumores mucho peores respecto a otros aspectos de su personalidad. No había manera en que yo, la hija de la familia Hoult, una de las más prominentes y respetadas de la comunidad, podría siquiera asociarse con una persona así. Y sin embargo... no he podido dejar de pensar en ella... y no solo en términos de amistad. Eso claro... es imposible... ¿verdad? Pero... a veces tontea mi imaginación con una pregunta estúpida: ¿Y si fuéramos novias?
Quizá no conozcan el apellido, pero el ser un Hoult en estos lares es de hecho un asunto de suma importancia (o al menos eso en lo que insisten mis padres); somos una familia de empresarios incipiente, deseando de hacerse de buena fama y peso en la localidad.
Y eso significaba que había un peso especial en cuanto a presión: hace un par de meses atrás, por ejemplo, tuve mi "baile de debutantes".
No es que lo odie tampoco, pero es uno de esos eventos en los que todo el entusiasmo se encontró concentrado en mis padres.
¿Y yo? Eh: cumplí con los compromisos: pasar horas con el proceso de maquillarme, usar el vestido perfecto, sonreír a un montón de desconocidos que no dejaban de recalcar lo mucho que "había crecido" (y espero que fuera en un sentido inocente), bailar, y comer sin realmente disfrutar lo comido por miedo a hincharme y que lo que apenas me quedó, deje de hacerlo.
Con todo, no fue algo que me quitó el sueño... lo que sí me quita el sueño es... otra cosa.
Otra persona, mas bien tendría que decir.
Pero eso es... un poco más complicado. V-verán a qué me refiero...
PD: ¿No es raro que "incipiente" signifique "algo que empieza a manifestarse y aflorar", pero "insipiente" se use para algo que "carece de conocimiento o substancia"? No son precisamente antónimos, pero dice mucho que una letra separa el éxito y el fracaso.
En fin, hablando de cosas carentes de substancia, pasemos a mi vida personal...
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