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"En un reino lejano, donde las diferencias sociales marcaban el destino de cada individuo, dos almas destinadas a cruzar caminos se encontraron. Él, un rey noble y benevolente en su trono. Ella, una plebeya de corazón valiente y lleno de sueños. A pesar de las barreras impuestas por la sociedad, su amor floreció en secreto, desafiando las convenciones y desatando una pasión arrolladora, desatando la más cruel de las desgracias y dejando en claro el porque las reglas no pueden ser cambiadas. ¿Podrán superar los obstáculos y encontrar la felicidad en un mundo donde su amor parece imposible? Descubre el encanto y la magia de esta historia de amor prohibido." Inicio: Miércoles 15/05/2024
Su único error fue haber mirado hasta lo alto de la cúpula y creer que una simple plebeya podía cambiar una nación llena de aves rapaces disfrazadas de burócratas.
Su corazón estaba cultivado por el amor, el respeto y la lealtad, pero la maldad de aquel castillo la condenó a la amargura. No imagino que el amor sería su paz y tormento, en realidad... Nada era como ella creía.
Erhan Alcalá de la Alameda se convirtió en su vida y muerte.
-Esther- se escuchó un leve susurro a través de la cortina que separaba aquella cama de la sala -Esther- volvieron a llamar al no recibir respuesta alguna
-A...Abigail, ¿Eres tú?- se escuchó una voz pastosa y soñolienta del otro lado
-sí, mamá volvió a enfermar- la aludida se apresuró en ponerse de pies tallo sus ojos y se encontró con su hermana -su temperatura es elevada- su mirada se cristalizó -le he puesto algunos trapos fríos para bajarla, pero no cede- Esther le miro desconcertada y camino hasta llegar hasta el lecho en el que se encontraba su madre, la cual estaba sudosa y su cuerpo temblaba a raíz del frío, ya que los trapos que cubrían su cuerpo no mitigaban el frío -hoy iré a cubrir su trabajo con la señora Mireya, te la encargo mucho Esther. En aquel cuenco hay algunas migas de pan y avena- señaló hasta la pequeña mesa, le dio un beso a su madre y hermana, para segundos después partir al trabajo.
Esther se apresuró en ir hasta el pozo del pueblo por un poco de agua, para seguir poniendo aquellos trapos húmedos en el cuerpo de su madre y así aminorar aquella fiebre.
Mientras que por otro lado, casi al límite de aquellos territorios se encontraba el rey Erhan en su cotidiano entrenamiento de esgrima, con su distintiva chaquetilla y su florete personalizado. En fracciones de segundo derribó a su oponente, al cual, luego le entendió la mano para ayudarle a ponerse en pies
-su majestad- llegó uno de sus sirvientes con un pañuelo sobre una bandeja, la cual extendió hasta este e inclinó su cabeza. El rey tomo aquel delicado pañuelo pasándolo por su frente, dio algunos pasos hasta servirse un poco de agua y reanudó sus pasos hasta sus aposentos, tomo un baño y se alisto para continuar con sus deberes del día.
***
Pasadas las horas Thallula abrió sus ojos, la tenue luz que se filtraba por la pequeña ventana la hizo volver a cerrarlos
-madre- musitó Esther suavemente, acariciando su mejilla izquierda
-Esther- su voz rasposa hizo mella en el corazón de su pequeña hija, Esther era consciente de que aquella fiebre se debía a alguna enfermedad grave, pero no tenía los medios necesarios para pagar los honorarios de un doctor o comprarle algún tónico para que mejorase -¿Dónde está Abigail?-
-ah ido con la señora Mireya a lavar la ropa del Marqués Roling- Thallula abrió sus ojos desmesuradamente recordando que ese era su deber, trato de ponerse en pies, pero su cuerpo estaba muy debilitado ya que en todo el día no había pasado bocado alguno a pesar de la insistencia de su hija porque así fuera
-debe quedarse recostada madre, su cuerpo aún está débil debido a las altas temperaturas y la falta de alimentos, vamos- le ayudo a sentarse - he preparado un caldo de verduras- su madre le miro conmovida - ya vuelvo- camino hasta la cocina y tomo un cuenco en el cual vertió un poco de aquel caldo que permanecía en la hoguera para mantenerle a temperatura
-Abigail no debió someterse a tal sacrificio- se quejo Thallula, ella sabía cuan pesado era aquella labor y no quería que su hija pasara por aquello
-no es un sacrificio madre, nada lo es comparado a todo lo que has hecho por nosotras- alentó su hija mientras le daba otra cucharada -además, no te encontrabas en buena salud para hacerlo- .
Una vez que terminó la sopa, llegó Abigail, se le veía más que cansada, sus ropas estaban húmedas y sus manos un poco peladas, pero tan pronto vio a su madre con mejor semblante todo aquel estropeó se desvaneció de su cuerpo. Esther le había preparado el baño, mientras le servía sopa para cuando terminase.
Encendió una pequeña antorcha ya que la oscuridad de la noche se cernía sobre su hogar, si bien era cierto que eran simples plebeyas, en un pueblo carente de muchas oportunidades, vivían decentemente, cada una tenía una cama y aunque no tenían una habitación como tal, las cortinas le dan privacidad, había una pequeña sala con una mesa y tres sillas, una hoguera y un estante con algunos cuencos y víveres. Su madre se ocupaba de que no les faltase lo básico para sobrevivir, pero sobre todo, les enseñaba como era la vida de la nobleza ya que en su trabajo con la señora Mireya, el Varón Roling era muy noble de corazón y algunas que otras veces le daba clases de literatura para que ella pudiera enseñar a sus hijas. Fue así como sus hijas pudieron aprender a leer y de tanto en tanto, el Varón le prestaba uno que otro libro para que las jóvenes sepan sobre modales, costura y cocina.
-madre, el Varón ha enviado este libro- musitó Abigail, mostrando el manuscrito - pregunto el porque de su ausencia, le expliqué y como sabe que no podremos pagar un médico, me entrego este libro sobre plantas medicinales-
-que Dios le pague al señor Roling- dijo Thallula mirando la vieja portada del libro -mañana le devolveré el libro de costura-
-no madre, debes cuidar tu salud, yo puedo ir por esta semana mientras su salud se recupera-
-no, el deber de ustedes es aprender todo cuánto puedan, yo ya estoy algo avanzada de edad y no podré hacer mucho dentro de poco tiempo, por lo tanto, ustedes aprendan todo de esos libros para que puedan contraer matrimonio y no tengan que mal pasar tanto - sus ojos se enrojecieron
-pero madre-
-Abigail, es mi última palabra y no pienso cambiar de opinión - se recostó sobre su cama dando así por terminada la conversación
MARIA HERNÁNDEZ, ese es mi nombre de pila, pero nadie me llama por ese nombre, soy mejor conocida como la Asesina a Sueldo de la Mafia. fuí arrebatada a la edad de 7 años del seno de mi familia y desde entonces fui entrenada para matar y hacer todo tipo de barbarie. A la orden para la cual trabajo está bien plantada; cada 3 años van a zonas aledañas para reclutar jóvenes para la mafia. Yo ya estoy a otro nivel, lidero la primera Elite de Asesinos de Cuello Blanco, llámese Presidente, diputado, gobernador y todo lo que involucra a los corruptos de alta alcurnia. Pero no todo sale bien, no todo queda en buenos términos y ese es el caso del hijo del Cartel Manglar, Ismael, el insiste en casarse conmigo a como de lugar, debido a una apuesta que hizo con su padre: "Si la domas, serás mi sucesor" y este al ver mi renuencia desenterró mi pasado y allí encontró mi más grande tesoro Mi FAMILIA.
El gran día llego. El día con el que toda chica sueña: encontrar el amor de su vida, formar un hogar y vivir felices o tratar de hacerlo, pero no, ese no es mi caso, hoy tendré que comprometerme con alguien por el cual no siento ni el más mínimo interés... Odio todo esto, toda esta jodida situación, quisiera salir hullendo de aquí, desaparecer, ¿no se supone que deberíamos tener un Ada madrina para situaciones cómo esta? Soy Marlene Hollister y gracias a una mala jugada de mi padre hoy debo casarme con un hombre al cual solo le conozco el nombre... Taylor Maher
El giro de la vida de Aracelis la llevo a convertirse en todo lo que ella odiaba, en todo lo que un día se prometió jamás ser, pero la vida no siempre resulta ser como uno quiere que sea.
El día de su boda, Khloe fue inculpada de un delito que no había cometido por su hermana y su novio. Fue condenada a tres años de prisión, donde soportó mucho sufrimiento. Cuando finalmente liberaron a Khloe, su malvada hermana utilizó a su madre para obligarla a mantener una relación indecente con un anciano. El destino quiso que Khloe se cruzara en su camino con Henrik, un elegante y despiadado mafioso, así cambió el curso de su vida. A pesar de su frialdad, Henrik quería a Khloe como nadie. La ayudó a vengarse de sus enemigos y evitó que volviera a sufrir acoso.
Joelle pensó que podría cambiar el corazón de Adrian después de tres años de matrimonio, pero cuando se dio cuenta de que ya pertenecía a otra mujer, ya era demasiado tarde. "Dame un bebé y te liberaré". Sin embargo, el día en que Joelle se puso de parto, Adrian viajaba con su amante en su jet privado. "No me importa a quién ames. Ahora ya he pagado lo que te debo. A partir de ahora, no tenemos nada que ver el uno con el otro". No mucho después de que Joelle se fuera, Adrian se encontró suplicando de rodillas: "Por favor, vuelve conmigo".
Cuando su novio la traicionó, toda la luz y la alegría desaparecieron de la vida de Marina. Abandonada, sin esperanza, se casó con un hombre que apenas había conocido, pero nunca había esperado que él fuera el tío de su ex novio. Marina creía que finalmente había encontrado su felicidad, pero no tenía idea de los oscuros secretos que estaban destinados a revelarse y perseguirla por siempre. Con la ayuda del enemigo de su marido, ella se escapó de su matrimonio, pero a un costo que nunca había imaginado que tendría que pagar. Cinco años más tarde, volvió a cruzarse accidentalmente con las mismas personas de las que había huido.
Lenny era el hombre más rico de la capital. Estaba casado, pero su matrimonio no tenía amor. Accidentalmente tuvo una aventura de una noche con una extraña, por lo que decidió divorciarse de su esposa y buscar a la chica con la que se acostó. Juró casarse con ella. Meses después del divorcio, descubrió que su esposa estaba embarazada de siete meses. ¿La mujer lo engañó? Scarlet estaba buscando a su esposo, pero, por error, los dos pasaron una noche apasionada. Sin saber qué hacer, se escapó presa del pánico, pero luego descubrió que estaba embarazada. Justo cuando estaba lista para explicar lo que le había sucedido a su esposo, este le pidió el divorcio. ¿Descubriría Lenny que la extraña chica con la que se había acostado era en realidad su esposa? Más importante aún, ¿su matrimonio sin amor mejoraría o empeoraría?
Para pagar la deuda, desesperada y sin opciones, ella sustituyó a la novia y se casó con el hombre quien era conocido como un diablo al que todos temían y respetaban. Él le dio un mordisco a su dulzura y gradualmente se sometió a la lujuria adictiva. Antes de que se diera cuenta, ya era incapaz de liberarse de ella. El deseo desencadenó su historia, pero ¿cómo continuaría este amor condicional?
En su borrachera, Miranda se acercó audazmente a Leland, sólo para encontrarse con su mirada fría. La inmovilizó contra la pared y le advirtió: "No me provoques. Dudo que puedas soportarlo". Poco después, su compromiso se canceló, dejándola en la indigencia. Sin otras opciones, Miranda buscó refugio con Leland. Con el tiempo, asumió el papel de madrastra, cuidando a su hijo. Llegó a comprender que la decisión de Leland de casarse con ella no se debía solo a que ella era obediente y fácilmente controlada, sino también porque se parecía a alguien que él apreciaba. Ante la solicitud de divorcio de Miranda, Leland respondió con un abrazo desesperado y una súplica para que reconsiderara su decisión. Miranda, impasible, respondió con una sonrisa de complicidad, insinuando un cambio en su dinámica. El señor Adams, que siempre fue el controlador, ahora parecía ser el atrapado.