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(Está es una versión de Moonlight I) Como rey debía mantenerse fuerte, aunque su vida estaba acabando con crueldad por un veneno que yacía dentro de él y entonces el destino le trajo una sorpresa. Encontró a su compañera, esa era su sorpresa, pero también su desdicha. Aunque solo deseaba alejarla era imposible, su corazón no podía negarse a ese sentimiento: amor. Mientras que ella solo desea encontrar a su hermana que desde hace un año fue capturada y encerrada en el reino de los lobos. Ambos empezaran a desarrollar un sentimiento que traerá consigo muchos secretos que aquellos reinos ocultan y un pasado que puede convertir ese amor en cenizas.
[ESTA HISTORIA NO ES UNA CONTINUACIÓN DE MOONLIGHT I, ES UNA VERSIÓN]
Observo nuevamente a la multitud mientras apretaba con fuerza la bolsa entre sus manos, se escuchaban risas y algunos cuchicheos.
«¿No sienten miedo? – se cuestionó mentalmente - porque yo sí»
Tras soltar un suspiro siguió avanzando.
Se encontraba a solo unos centímetros de la entrada y su nerviosismo era más que evidente. Podía delatarse o simplemente terminar fallando.
«Pero debo encontrar a mi hermana.»
Había tomado la decisión de buscar a su hermana tras haber sido captura y encarcelada en el reino de los lobos. Y ahora ella estaba por entrar, con solo unas cuantas monedas de plata y tres vestidos viejos.
«Solo necesito saber si estás bien.»
El soldado la observo unos segundos detenidamente antes de arrebatarle la bolsa de tela de sus manos y abrirla descaradamente.
- ¿A qué vienes? – pregunto mientras sus labios formaban una mueca de asco al ver las ropas de la muchacha
La pequeña sintió su cuerpo temblar ante la pregunta de aquel hombre.
De aquella bestia.
-Vengo por trabajo señor – respondió en voz baja la humana
Este soltó una carcajada, con brusquedad le entrego la bolsa y su mirada recorrió el cuerpo de la mujer con morbo.
Sonrió.
- ¿Qué tipo de trabajo harás? – lamio sus labios con descaro
-Limpieza y cocina señor – el miedo invadía su cuerpo, sentía como sus lágrimas se acumulaban llenas de dolor
-Ganaras más siendo una prostituta, pero como deseas cocinar es tu problema – la mujer se mantuvo en silencio agachando su cabeza por el miedo – Javier – un joven de cabellera negra se acercó hasta el susodicho tendiéndole una hoja – toma – con miedo la humana tomo aquella hoja para luego observarla – con esto entraras al palacio, ahí necesitan cocineras. Entra
Ella asintió y empezó con su caminar sintiendo como aquel soldado la observaba con la lujuria plasmada en sus ojos.
«Vamos, por nuestra hermana. Tranquila.»
Se alentó a sí misma emprendiendo su camino.
No podía evitar observar todo con sorpresa, grandes casas coloridas y lujosas. Mujeres y hombres caminando con ropas de telas relucientes, sonreían con descaro.
«Ellos son felices mientras la hambruna ataca a mi gente.»
Los humanos tenían suerte si las cosechas sobrevivían al cruel invierno, el hambre era el miedo mas grande. Aunque los 3 reinos se mantenían alejados de las aldeas humanas muchas veces lobos o felinos enloquecidos atacaban derramando sangre inocente sobre la tierra.
Esa era la desdicha de los humanos.
Mantenerse en la sombra de crueles bestias.
Soltó un suspiro mientras apretaba con más fuerza la bolsa, sentía algunas miradas sobre ella y otros murmullos que la golpeaban con dolor.
Hasta que llego al palacio, una gran puerta le daba la bienvenida en medio un escudo dorado presentaba la grandeza de los lobos. Dos soldados se mantenían de pie a cada lado de la puerta, al observar a la muchacha sonrieron.
- ¿Qué hace una humana aquí? – el primer soldado observo a su compañero
La humana se sintió intimidada.
- ¡Oye! – alzo su rostro ante aquel llamado - ¿Qué haces aquí? – ella con nerviosismo se acercó hasta los soldados
-Vine para trabajar señor
- ¿Enserio? – pregunto el segundo soldado observando como la muchacha asentía - ¡Abran las puertas! – la pequeña humana retrocedió al escuchar aquel grito, sus piernas amenazaban con flagear en cualquier momento. Un chillido fuerte se oyó mientras la puerta se abría lentamente – entra yo te guiare
- ¿Y por qué tú? – cuestiono el primer soldado
-Porque aún tengo valores y sé que terminaras haciéndole algo – el soldado a regañías se mantuvo en su posición
Siguió en silencio al soldado.
Dentro de aquellas puertas un gran castillo le daba la bienvenida, paredes marrones y grandes jardines relucientes de árboles. Se escuchaban suaves risas de mujeres mientras el viento cantaba alegremente.
- ¿Quién es ella Tyler? – una voz suave y divertida resonó cerca de la tímida mujer, siguió con la cabeza agachada sintiendo como una mano tocaba sus cabellos negros
-Una nueva cocinera – respondió Tyler
- ¡Qué alegría! – chillo de alegría – yo me llamo Liz y soy también del área de cocina ¿Cómo te llamas?
-Lucia – susurro suavemente
-Qué lindo nombre – la sostuvo del brazo con suavidad – yo la guiare a la cocina Tyler
El nombrado asintió.
- ¿Por qué están aquí? – pregunto el soldado al ver a una gran cantidad de mujeres charlando con alegría
-La señora Javiera esta por darnos una noticia y todas estamos emocionadas – Tyler asintió – ve, ve yo la cuido
Con una sonrisa en sus labios sus ojos observaron a la muchacha.
-Cuídate Lucia – ambos se observaron por unos segundos antes de que Tyler emprendiera su camino hacia su labor, la tímida muchacha continuo con la cabeza agachada
Liz con suavidad empezó a guiarla presentándola a cada de una de las chicas quienes halagaban de la ternura y hermosura que la nueva poseía.
Pero Lucia se sentía tan pequeña.
Con el miedo aún presente.
-Estarás bien Lucia, la señora Javiera no es mala – Lucia observo a Liz sintiendo algo de calma en sus palabras – además como nueva no será tan dura, se preocupará mucho por ti y yo te protegeré ¿Ok?
Lucia asintió.
-Ahí viene la señora Javiera – todas guardaron silencio, hasta Lucia quien apretando con más fuerza sus pertenencias alzo el rostro para observar
«Mi dios protégeme. Protege a mi hermana.»
Había llegado en busca de alguien que amaba, pero el destino le tenía más sorpresas.
Amaia huía por el frondoso bosque y con la noche sobre sus cabellos blancos. Sin saber que un misterioso camino la guiaría hacia un reino olvidado, donde descubrirá secretos que se ocultan bajo miradas melancólicas y a un hombre en la soledad de su castillo que sucumbirá sus sentimientos.
La princesa Sol era la tercera hija del rey Cameleo, gobernante de Wilor, un pequeño reino humano alejado del bosque maldito. Un bosque que ocultaba miles de secretos. Pero Sol sufre día a día el rechazo de su padre y el temor a ser vista. ¿Por qué? Por la cruel condena que ella posee al tener en su rostro una cicatriz que la hace ocultarse en la oscuridad llena de miedo y dolor. Entonces todo cambia cuando entre la multitud su llanto resuene en los cielos despertando el enojo de una bestia, que escondido observaba a la bella Sol embriagándose con su aroma. Aquella bestia no es un desconocido. Aquella bestia es el príncipe de los lobos, un hombre respetado en cada reino. Él solo sostuvo la mano de Sol acallando todos los murmullos y con suavidad beso sus labios dando comienzo a una historia de amor.
Existían 3 reinos muy poderosos: El reino Thusrek, el reino Witther y el reino Priswer. Thusrek, era conformado por los felinos, aquellos seres que tenían descendencia felina. Witther, era conformado por los descendientes de los lobos. Y Priswer, los descendientes de la luna. Seres extraños y mágicos. Pero a pesar de esos tres reinos, había una aldea humana, que día a día sobrevivía. Después de 3 años fuera de su reino el príncipe Maximiliano regresa de un largo viaje por el reino Thusrek para tomar su lugar como rey de Witther, pero decide hacer muchos cambios. Nuevos empleados llegan, entre ellos una pequeña humana, de apenas 16 lunas. Con mirada tímida y triste. Él captó aquel aroma, le fue difícil no observar a la pequeña humana, pero no podía amarla hasta que averigüe quien es el traidor que asesinó a sus padres. Maximiliano no dudará en protegerla, pero en caer rendido ante sus bellos ojos será difícil de evitar.
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