/0/12825/coverbig.jpg?v=f34d6b063cec97676a4ff7c4f2565e15)
El agente policial L. Vos salvó a Sofía Sullivan hace cinco años del padre de su hijo, Gael Cliff, un hombre perverso, dispuesto a hacerle daño a ella y a su niño. Después de su proeza, L. Vos sacrificó su propia vida para mantenerla a salvo, haciendo tratos dentro de un mundo muy oscuro, dejando su trabajo para convertirse en alguien más. Ella no supo qué ocurrió con él después de ser salvada, solo tenía entre ceja y ceja volver a verlo para agradecerle por tanto. Cuando sus mundos vuelven a encontrarse, la hermosa Sofía siente que su oportunidad de dar las gracias ha llegado, pero jamás pensó encontrar al mismo hombre siendo otro. De aquel buen oficial de mirada jocosa no quedó nada. Ahora emanaba impertinencia y frialdad. Sin embargo, y a pesar del choque en el encuentro, la vida guardó bajo sus mangas una gran atracción, un gusto tan fuerte entre ambos, como la potencia de los oscuros secretos que él siempre escondió. ¿Qué hará Sofía cuando descubra la verdad de esa frialdad? ¿Cómo hará Leonel para mantenerla alejada y a salvo de toda esa oscuridad? Esta es una novela de drama y acción, romance y erotismo, donde la maldad de los buenos impera para preservar la vida.
Sofía Sullivan no tenía permitido mantener los ojos cerrados, debía estar despierta, atenta. Acababan de nombrarla la mejor empleada del café, ¿cómo no estar a la altura?
Pero quería cerrar sus ojos y apretarlos durante un largo minuto. Respirar también.
-¿Cómo pagaré todas estas deudas? -se preguntó ella luego de haber hecho sus cuentas.
Le pareció una ironía decir que el dinero no lo era todo, pero mucho más irónica la condecoración que le dieron antes de volver a casa. Su casera le dio un ultimátum, debía cancelar esa misma semana la renta. La deuda era de dos meses. Si no quería irse a vivir a un refugio, lo mejor era ponerse al día.
Eran tiempos difíciles. Desde hace meses no recibía la manutención del ayuntamiento y el sueldo no le daba para mucho. Buen trabajo, pero aún así no le alcanzaba. Las cuentas no mentían, se encontraba en números rojos. De pie, detrás de la caja registradora del café donde laboraba, aún con el delantal puesto, no dejaba de escribir en su pequeña libreta las varias estrategias que su embotada cabeza se dignaba a crear para poder salvar su economía.
Apoyada en la encimera de madera, sintió la puerta principal abrirse gracias al tintineo de los móviles de metal, lo que indicaba que alguien había entrado.
Dejando a un lado la libreta y enderezándose, alzó su cabeza, sonrió, pero el gesto quedó congelado, desvaneciéndose de a poco. Era la policía. Además, el oficial que se acercaba no parecía real.
La mirada de ese hombre llevaba dureza. Su cabello era negro como la noche, rostro cincelado sin barba y era alto, bastante, ella debió mirar hacia arriba.
-Buen día, oficiales. ¿Qué se les ofrece? -fueron las palabras que ella con mucho esfuerzo dejó salir de su boca. Extrañamente, la presencia de esa gente la puso nerviosa.
-Soy el oficial Vos. Y mi compañero, oficial Grant. -Señaló detrás de él a un individuo uniformado que parecía un adolescente-. ¿Es usted Sofía Sullivan? -Él sabía que sí, su compañero también, sus palabras eran parte de un educado protocolo.
-Sí, soy yo -respondió ella extrañada.
Vos apretó los dientes. Cuando entró a la cafetería y vio a aquella mujer detrás del mostrador, quiso haberse equivocado.
-Le pedimos que nos acompañe a la comisaría.
-¿Perdón? -Sofía sintió un súbito temblor recorrerle el cuerpo-. ¿Pasó algo malo? -Miró a ambos oficiales.
Vos suspiró profundo, no quería molestarse esa mañana. Le habían bajado de rango como castigo por una gran equivocación y debía ahora lidiar con casos que parecían tontos y carentes de emoción, como el de convocar a una joven y llevarla a la comisaría para que fuese interrogada.
-Debe acompañarnos, señorita Sullivan. ¿Grant?
Aquel, un hombre más bajo de estatura y evidentemente más joven, dio un ligero salto al escuchar la demanda de su jefe, entendiendo que debía salir de allí para abrir la parte de atrás del vehículo oficial y esperar a que la ciudadana saliera por sus propios medios.
-Lo siento mucho, oficial, pero no le acompañaré a ningún lado. -Los nervios y el raciocinio de Sofía iniciaron una batalla en su interior.
-¿Cómo dice?
Ella enderezó su cuerpo y le miró en total alerta, porque le parecía sumamente extraño que las fuerzas del orden la buscaran, así que pensó en lo peor.
-¿Esto se trata de mi hijo? -Sus manos viajaron hacia su boca y sus ojos se pusieron acuosos-. Dígame, por favor, ¿le sucedió algo a mi niño? -preguntó en un hilo de voz y una exaltación que pedía internamente que la realidad fuese otra.
Vos arrugó mucho sus cejas sin poderlo evitar. Maldijo para sus adentros, no estaba enterado, ni él y tampoco su novato compañero, de ese dato tan importante.
-¿Qué edad tiene su hijo y dónde se encuentra en este momento?
Ella bajó las manos.
-¿Entonces no se trata de él?
-Le hice una pregunta, señorita, colabore. ¿Se encuentra con su padre? Debe darnos la dirección y su contacto para comunicarle que...
-¡No existe un padre! ¿Qué está pasando, oficial? Vienen por mí y no me dicen qué sucede. ¿Es algo sobre mi hijo sí o no?
-Tranquilícese y colabore con nosotros, por favor. -Dio un paso atrás y señaló la salida-. Debemos ir a la estación de policía.
-¿Qué sucede aquí, Sofía? -El dueño y chef de la cafetería asomó su rostro por la pequeña abertura en la pared que separaba la cocina de la recepción. Al ver quienes se encontraban allí, de inmediato salió.
La mencionada no prestó atención a sus palabras.
-Discúlpeme, oficial -saltó ella de nuevo-. ¿Por qué debo ir con ustedes a la comisaría? ¡Tengo derecho a saberlo!
El chef, un señor al final de sus cincuenta años de edad, se inclinó hacia ella y susurró en su oído:
-¿Qué está pasando aquí? ¿Qué hiciste para que te lleven arrestada? -susurró.
Ella giró su rostro para mirar a su jefe con los ojos abiertos por la impresión que le causó esa pregunta.
El oficial Vos escuchó bien las palabras del sujeto que parecía ser dueño del local. Claramente la desapoyaba y eso le hizo sentir algo que no supo cómo interpretar.
-No se resista más -el policía habló de nuevo-, de lo contrario nos veremos en la obligación de arrestarla.
-¿Y acaso no es eso lo que están haciendo? -Sofía casi no parpadeaba, apenas podía respirar. Estaba segura que de irse con ellos, su vida cambiaría por completo.
Tenía deudas de impuestos, alquiler en mora y una guardería qué pagar. Se sentía en problemas y sabía que su hijo sería el mayor perjudicado.
Miró a su jefe y sin decirle nada, tragando el gran nudo en su garganta, se quitó el delantal y lo dejó sobre la encimera, la cual bordeó. Con recelo, empezó a dar pasos hacia la salida. Ella no quería irse con ellos, sentía el peor de los presentimientos y aún no sabía bien qué estaba ocurriendo.
-¿Qué sucederá con mi hijo? Debo irlo a buscar a la escuelita.
Vos la tomó del brazo sin presionar demasiado y fue dirigiéndola hacia la salida.
-¿Esto es necesario? ¿Por qué me arrestan? ¡No entiendo nada! ¡Chef, haga algo! ¡No se quede allí de pie, haga algo, ayúdeme!
-Sofía Sullivan, permanezca en silencio. Cualquier cosa que diga será utilizada en su contra...
Sofía no lo podía creer. Las palabras que aquel guapo caballero, quien ahora se convertía en su peor pesadilla, parecían de película. Ralentizó un poco sus pasos al ver la camioneta de lujo rotulada con el emblema de la policía local y la puerta abierta para que ella se montara.
Miró a su alrededor. La gente de los otros locales les miraban y sintió una profunda molestia, mezclada con tristeza y susto.
-Por favor, oficiales, díganme qué sucede, se los ruego. ¿Por qué me están llevando detenida? -indagó ya dentro del automóvil.
A Vos le tocaba manejar y su dureza, tambaleada por un solo instante hace minutos, regresaba a su semblante, ya que era su trabajo ser así, duro, no manipulable, profesional. Cuando ella hizo esas preguntas, ya él despegaba el carro de la acera.
-Permanezca en silencio, no ponga esto más difícil.
Sofía comenzaba a sentirse más nerviosa que nunca.
-Tengo un hijo, es tan solo un bebé. Debo buscarlo en menos de una hora. ¿Quién lo hará por mí? ¿Qué pasará con él?
Ambos oficiales se miraron un instante. El más bajo, Grant, le hizo una ligera seña de súplica a su jefe; era novato y no parecía estar acostumbrado a escuchar tantos ruegos y ser más duro que una roca.
-Debe responderle unas preguntas al departamento de policía -comenzó a explicar el nuevo.
-¡¿Por qué? -interrumpió ella con furia.
-A usted la han denunciado por robo.
Se suponía que todo estaría bien. Danzaba entre el éxito y la felicidad. Mi camino era recto, sin mayores cosas que quitar. Todo iba bien. Juro, que era casi perfección. Hasta que me convertí en la obsesión de un chico llamado Maël, y mi mundo se convirtió en algo tan torcido…
Cada uno de ellos tiene un motivo en ese restaurante, pero la lluvia y el novio que nunca llega, hacen que sus mundos se encuentren. Desde allí, Olivia y Carlos establecen un patrón de conducta bajo la mesa y otro poderoso sobre la cama. No saben de sus vidas, no conocen apellidos, no saben a qué se dedican, cómo han adquirido lo que tienen y mucho menos, si tienen a alguien esperando en casa. Tampoco se envían mensajes, no se llaman, solo lanzan sobre el colchón que la próxima vez, a una hora y bajo una fecha, se verán en en el mismo lugar. Todo es perfecto entre ellos, ¿qué podría salir mal?
Carla Davis, una de las cuatro asistentes del departamento protocolar de un gran consorcio de inversiones, jamás imaginó tener que casarse con el CEO de la compañía, con El Gran Jefe, como muchos le decían al apuesto y soltero Maximiliano Bastidas. A su vez, ella tampoco imaginó tener que estar atada a él durante un año entero y mucho menos que fuese enemigo de su padre, convirtiéndose de la noche en la mañana, en el suyo.
Valentina, una mujer hermosa y exitosa, tiene un encuentro amoroso con un hombre misterioso en una noche de pasión y romance. Sin embargo, al amanecer, el hombre desaparece sin dejar rastro, y Valentina se queda con más preguntas que respuestas. Un mes después, Valentina recibe la noticia que cambia su vida para siempre: está embarazada. Sintiéndose avergonzada y confundida, Valentina decide viajar a otra ciudad para empezar de nuevo y evitar el escándalo. Años después, Valentina regresa a la capital para pasar las Navidades con su abuela. Mientras explora la ciudad, se encuentra con la boutique más famosa de la ciudad, propiedad de la esposa de un poderoso magnate. Al entrar en la tienda, Valentina se sorprende al ver la reacción de la señora al ver a su hijo. Martina se queda atónita al ver el parecido entre el niño y su esposo, el magnate Gabriel. Furiosa y celosa, decide enfrentar a su esposo y exigirle una explicación. Gabriel, sin embargo, sigue declarándose inocente y fiel a su esposa. Los hijos de la pareja, Benjamín y Jazmín, tratan de calmar la situación y pedir una explicación a su padre. Sin embargo, Gabriel sigue negando cualquier relación con Valentina o su hijo. Mientras tanto, Valentina se siente confundida y asustada por la reacción de Martina. Aún así, continúa con su vida. Pero todo se complica cuando frente a ella aparece toda la familia Milano, reclamando y acusándola como la amante de Gabriel. Furiosa decide revelar el único recuerdo que tiene de aquel hombre con el cual se acostó y producto de eso nació su hermoso hijo, Valerio. ¿Qué pasó realmente aquella noche? ¿Es Gabriel el padre de su hijo? La verdad es más complicada de lo que parece, y Valentina deberá enfrentar sus miedos y dudas para descubrirla.
Celia Kane proviene de una familia adinerada, pero perdió a su madre a una edad temprana. Desde entonces, ha vivido una vida difícil. Peor aún, su padre y su madrastra le tendieron una trampa para que ella se casara con Tyson Shaw en lugar de su media hermana. No dispuesta a aceptar su destino, Celia se escapó el día de la boda y, accidentalmente tuvo una aventura con un desconocido. Al día siguiente, ella se fue en secreto y, más tarde, su padre la encontró. Habiendo fracasado en escapar de su destino, se vio obligada a convertirse en la novia sustituta. Inesperadamente, su esposo la trató muy bien después de la boda. Celia también conoció poco a poco que él tenía muchos secretos. ¿Descubriría Celia que el hombre con el que se acostó era en realidad su marido? ¿Tyson sabría que Celia era solo una sustituta de su media hermana? ¿Cuándo iba a descubrir Celia que su anodino marido era en realidad un magnate misterioso? Descúbralos en este libro.
Ellos no saben que soy una chica. Todos me miran como si fuera un hombre, un príncipe. Su especie compra humanos para satisfacer sus lujuriosos deseos. Y cuando ellos llegaron a nuestro reino para llevar a mi hermana, intervine para protegerla. Fue así como ellos también terminaron comprándome. El plan era escapar, pero mi hermana y yo nunca tuvimos una oportunidad. ¿Cómo iba a saber que nuestra prisión sería el lugar más fortificado de su reino? Se suponía que debía quedarme en el anonimato, pues no tenían un uso para mí. Solo era alguien a quien nunca debían comprar. Pero entonces, el hombre más poderoso de la salvaje tierra, su despiadado rey bestia, se interesó por ese "principito bonito". ¿Cómo podremos sobrevivir en este reino brutal, donde todos odian a los de nuestra especie y no tienen piedad de nosotros? ¿Y cómo puede alguien, con un secreto como el mío, convertirse en una esclava sexual? Nota del autor: es una novela de romance oscuro, apta solo para mayores de edad. Espera varios temas sensibles, como la violencia. Si eres un lector experimentado de este género, buscas algo diferente y estás preparado para entrar sin saber qué es lo que te espera, ¡entonces sumérgete en esta aventura! . De la autora del bestseller internacional "La Esclava Más Odiada Del Rey"
Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.
Allison se enamoró de Ethan Iversen, el futuro alfa de la Manada Moonlight Crown. Siempre quiso que él se fijara en ella. Sin embargo, Ethan era un alfa arrogante que pensaba que una débil omega no podía ser su pareja. El primo de Ethan, Ryan Iversen, que había vuelto del extranjero y era el verdadero heredero de la manada, nunca intentó conseguir el puesto ni mostró ningún interés por él. Era todo un alfa playboy, pero cuando regresó a la manada, una cosa cautivó sus ojos y fue Allison.
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentía vacío, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".