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Las aguas revueltas, la corriente me arrojaba contra las piedras afiladas haciendo Cortes profundos en mi piel, el agua fría glacial que chocaba contra las heridas me adormecia el dolor profundo que sentía, mientras que la sangre fluía con gran intensidad, por un momento me invadió el pánico cuando no encontraba el camino hacia la superficie, me ahogaba.. Ten Cuidado que hasta quien dice ser tu mejor amigo puede llegar a traicionar te! Karmin ( El baúl de los recuerdos)
HEn lo profundo de una bella oscuridad, nos encontrábamos él y yo; o eso me gustaba imaginar porque la realidad estaba muy lejos de ser él y yo, aún podría definír muy bien en aquella habitación húmeda y olor a tristeza, podía sentir su cuerpo tendido en aquel rincón frío a mi lado.
Unos ruidos provenían del pasillo, con cada paso que daba y cuando más se acercaba, sentí como el corazón empezaba a acelerar creyendo que podía salirse de mi pecho, el cuerpo no me respondía, el frío se apoderaba de mis huesos dejándolos congelados,, mi blanca y pálida piel comenzaba a tomar un color vino tinto, estaba con un pequeño vestido color azul y rasguñado, el viento que se colaba por la diminuta ventana de aquel lugar daba la impresión de que afuera estuviera nevando. Lo cierto es que no sabía en qué rincón del mundo me encontraba, lo único que recuerdo fue que caí desvanecida cuando Dylan me colpeo con un martillo, cada que lo recordaba de dolía aún más el pecho, recordar su traición fue la gota que derramó el vaso. No sé en qué momento paso todo, ni tiempo de contar me había dado, simplemente la vida que tenía termino, yo aquí sola sin nadie en el mundo, con una madre psicópata que me quiere muerta, mi mejor amigo me dio la espalda y el único ser que me protegía ya estaba muerto mi padre, sin ningún hombro para llorar y descargar la soledad inmensa que sentía y al final de todo no tenia nada más que perder ... Lo único que quería en ese momento fue cerrar los ojos e imaginar cuando todo estaba bien. Un rico olor a café recién hecho por mi madre, mi adorable padre y hermano sentados en aquella mesa de mármol color rojo, mientras mi hermano tomaba café y mi padre leía el periódico de la mañana.. Y yo bajando con pasos lentos por las escaleras, para cerrarle los ojos, y luego depositar un beso en su mejilla, más al rato se oiría el timbre sonar dándome a entender que era mi mejor amigo Dylan Stheim, con una bolsa llena de pan de zanahorias, yendo por aquella vereda vieja y abandonada, riéndonos sin miedo a ser escuchados, que llegando al colegio nos encontraríamos con la preciosa pelirroja de Melani Roche, la novia de Dylan, a lo lejos se podría ver al raro y hermoso chico llamado Konorth Achar, literalmente hablando mi crush, en un momento dado me llego a gustar tanto, pensado que el sentía lo mismo me declaré, pero por alguna razón me dijo que el y yo no podríamos salir... Cerré los ojos más fuertes, tratando de mantenerme viva en ese recuerdo que en algún momento me llego a parecer lo más hermoso del universo, pero no fue así, eso nunca pasó y nunca pasaría porque la realidad era está y solo está. Unas manos grandes y frías, me tomaron de los brazos, obligándome a arrodillarme, cerré mis ojos pero las lágrimas con sabor a sal y melancolía rodaban por mis mejillas ligeramente cada vez con más intensidad, sentí una espada larga y afilada arrancarme la diminuta prenda que tenía, quedando completamente desnuda, frente a aquella persona. No tenía la voluntad de mirarlo a la cara, no quería, no podía y no he lo haría, asique coloco la espada en mi mentón y me obligó a levantar la cabeza, sentí la fría y puntiaguda espada contra mi piel, colocándola en dirección a mi corazón y lo introdujo sin piedad alguna, sin sentimientos, sentía como iba cortando cada textura de mi cuerpo, hasta llegar a mi corazón, sentí pequeña gotas de sangre salír de la herida, hasta que en un último suspiro y dolor abrí los ojos y lo mire, era el Jace Dualark... -Porqué?- pregunte cayendo al suelo. -Porqué es la única manera de tener paz- fue lo único que escuché cuando ya sentí el último pálpito de mi corazón....
Mi jefe Gerard y yo no estamos acuerdo en nada. Siempre discutimos y es un hombre desesperante. Hasta que un día nos dejamos llevar y acabamos en la cama. Desde entonces mi vida ha cambiado. Lo deseo y lo detesto, me dejo llevar y me arrepiento, mientras noto como empiezo a enamorarme de él. Pero Gerard no tiene corazón. Solo secretos y escándalos que una persona como yo no sabría afrontar. ¿Qué pasará cuando esos secretos me afecten? Y Peor aún, ¿cuándo toda la oficina se entere de lo nuestro?
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
Después de que Ellie recuperara su verdadera identidad, se encontró en un inesperado matrimonio con el Sr. Thorpe, un hombre lisiado que era despreciado por todos. Su exnovio infiel aguardaba su arrepentimiento, mientras los demás la miraban con sorna. Sin embargo, para Ellie, su aclamado bar no era más que un proyecto secundario. Su vasta colección de joyas parecía trivial. Los mejores diseñadores estaban a su disposición. Poseía autos de lujo, grandes mansiones e incluso islas privadas. Tenía el poder de ganar prestigiosos premios y vengarse de su infiel ex y de la amante descarada de este. No obstante, para los extraños, su vida parecía aburrida, ensombrecida por la discapacidad de su marido. Un día, el Sr. Thorpe se levantó de su silla de ruedas, incapaz de mantener la fachada por más tiempo. "Ya no puedo seguir fingiendo. Mi mujer es demasiado extraordinaria", declaró. Ellie, con las manos en la cintura y los dientes apretados, se enfrentó a él: "¿Y el divorcio que prometiste?". Tocándole suavemente el vientre ligeramente abultado, el Sr. Thorpe respondió en voz baja: "¡En tus sueños!".
Madisyn se quedó de piedra al descubrir que no era hija biológica de sus padres. Luego la verdadera hija de esa familia le tendió una trampa, haciendo que la echaran de casa y se convirtiera en el hazmerreír de todos. Creyendo que era hija de campesinos, Madisyn se sorprendió al descubrir que su verdadero padre era el hombre más rico de la ciudad y que sus hermanos eran figuras de renombre en sus respectivos campos. Todos la colmaron de amor, solo para enterarse de que Madisyn tenía un próspero negocio propio. "¡Deja de molestarme!", dijo su exnovio. "Mi corazón solo pertenece a Jenna". "¿Quién te crees que eres? ¿Mi mujer siente algo por ti?", reclamó un misterioso magnate.