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"Sombras en la Niebla" es un misterioso libro que se desarrolla en la imponente mansión Weatherford, donde los hermanos Isabella y Daniel deben enfrentar un legado familiar oscuro. Cuando una pintura antigua se mancha de sangre fresca, desencadena una búsqueda frenética para desvelar secretos familiares y resolver la desaparición de Eleanor Weatherford. La trama te envuelve en un mundo de misterio, intriga y secretos ocultos en una atmósfera evocadora.
La luna se alzaba en el cielo, un disco plateado que arrojaba destellos sobre el oscuro paisaje. La mansión Weatherford se erguía majestuosamente en la colina, rodeada por un tupido bosque de árboles antiguos. Sus ventanas estaban iluminadas por parpadeantes velas que proyectaban sombras danzantes en las cortinas de encaje.
Dentro de la mansión, la atmósfera era tensa. Los invitados habían llegado temprano esa noche para la gran fiesta anual de los Weatherford, una celebración que siempre había sido una de las más esperadas en la alta sociedad. Pero algo se había apoderado de la casa. Una sensación de inquietud flotaba en el aire, como si el pasado hubiera decidido despertar de su letargo y se manifestara en forma de misterio.
Isabella, la anfitriona de la casa, se movía entre los invitados con una sonrisa forzada. Sus ojos, sin embargo, reflejaban preocupación. Era una mujer de unos cuarenta años, de belleza clásica y cabello oscuro, pero su mirada revelaba un tormento interior. Sus pasos la llevaron hacia la terraza, donde observó el jardín cubierto de niebla. La noche era inusualmente fría para esa época del año, y la niebla parecía haberse aferrado a la mansión como una sombra malévola.
En la terraza, Isabella se encontró con su hermano menor, Daniel, quien estaba de pie junto al parapeto, mirando fijamente hacia el jardín. Daniel era un hombre apuesto en la treintena, pero su rostro mostraba una severidad que no correspondía con la ocasión festiva.
"¿Qué te preocupa, Daniel?" preguntó Isabella, su voz apenas un susurro.
Él giró hacia ella, sus ojos oscuros brillaban en la penumbra. "Hay algo extraño en el aire esta noche, Isa. Lo siento en mis huesos. Como si una presencia antigua estuviera observándonos desde las sombras."
Isabella frunció el ceño. Daniel siempre había sido propenso a las supersticiones, pero su preocupación no era algo que pudiera ignorar. "¿Has sentido algo más?"
"Es difícil de explicar," respondió él con cautela. "Es como si el pasado de esta casa estuviera regresando para atormentarnos. Como si los susurros de los ancestros resonaran en cada rincón."
Antes de que Isabella pudiera responder, un grito agudo cortó el aire. Ambos se giraron hacia la casa y corrieron hacia el salón principal, donde los invitados se habían congregado. En el centro de la habitación, una mujer de edad avanzada estaba de pie, con los ojos desorbitados y la mano temblorosa señalando hacia una pintura en la pared.
La pintura era un retrato de la matriarca de los Weatherford, Eleanor, una mujer que había desaparecido misteriosamente hace más de cincuenta años. En la imagen, Eleanor sonreía con una enigmática mirada en sus ojos grises. Pero lo que había hecho que la mujer gritara de esa manera era que la pintura ahora tenía una mancha de sangre fresca justo en el lugar donde estaba el corazón de Eleanor.
El caos se apoderó de la fiesta mientras los invitados murmuraban y se alejaban de la macabra escena. Daniel y Isabella se miraron, el terror paralizante en sus corazones.
"Esto no puede ser una coincidencia," murmuró Daniel. "La pintura de Eleanor, la sangre... algo está sucediendo aquí, Isa."
Isabella asintió con solemnidad. Sabía que tenían que investigar esto antes de que el escándalo arruinara la reputación de la familia Weatherford. Pero, ¿por dónde empezar?
Mientras contemplaban la pintura manchada, otro invitado se acercó, un hombre mayor con una expresión grave. Era el abogado de la familia, Samuel Whitman, un hombre que había sido testigo de muchos secretos oscuros en la historia de los Weatherford.
"Esto es inquietante, sin duda alguna," dijo Whitman, sus ojos escudriñando la pintura. "Pero no podemos saltar a conclusiones apresuradas. Hay que investigar a fondo."
Isabella asintió, agradecida por el apoyo de Samuel. "¿Qué sugieres que hagamos?"
Whitman miró a su alrededor y señaló discretamente hacia la biblioteca, una habitación cercana. "Vamos a la biblioteca, allí podremos hablar sin ser escuchados. Necesitamos descubrir quién o qué está detrás de esto antes de que el escándalo nos devore."
Los tres se dirigieron silenciosamente a la biblioteca y cerraron la puerta detrás de ellos. La habitación estaba llena de estanterías de libros antiguos y una gran chimenea apagada. Samuel habló en voz baja, con una seriedad que hacía eco en la tensión de la noche.
"Creo que es hora de que revelemos algunos de los secretos que han atormentado a esta familia durante décadas. Eleanor Weatherford, la mujer en la pintura, desapareció en circunstancias misteriosas, pero se dijo que estaba relacionada con un antiguo artefacto que poseía un poder inmenso. Un objeto que, según la leyenda, podía traer riqueza y destrucción a quien lo controlara."
Isabella y Daniel intercambiaron miradas, asimilando esta nueva información. La pintura manchada y la historia de Eleanor parecían estar conectadas de alguna manera. La noche inquietante había desvelado un misterio mucho más profundo de lo que jamás habían imaginado.
"Tenemos que encontrar ese artefacto," afirmó Samuel. "Y descubrir quién o qué está tratando de resucitar el pasado oscuro de los Weatherford."
La misión estaba clara, y la noche inquietante solo había sido el comienzo de una trama enrevesada que los llevaría a explorar los oscuros rincones de la mansión y los secretos sepultados en el tiempo. Los Weatherford se enfrentaban a un misterio que amenazaba con destruir su linaje y sacar a la luz secretos que habían permanecido ocultos durante generaciones.
Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved
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